XII

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"Cero respuestas."

¿Se han preguntado alguna vez como funciona todo en la vida? ¿El verdadero significado del universo y por que cada cosa sucede de la manera que sucede?

Los científicos, filósofos y los grandes personajes de todas las generaciones han intentado buscar las respuestas, conseguir acercarse a la realidad o brindar algo de perspectiva a las incógnitas más grandes del universo. Gente ilustre que pensaban haberse acercado tan siquiera a la contestación, pero que estaban equivocados.

Yo tenía las respuestas, sentadas frente a mi, todas y cada una de las dudas mas grandes del universo contestadas. Las tenía decoradas en una hermosa envoltura, unos preciosos ojos de un color azul que inspiraba paz, una piel pálida y delicada como si fuese porcelana, de una estatura perfecta y pequeña, todo encajaba si mirabas detalladamente.

Sentarse a su lado o tan siquiera cerca brindaba paz, tranquilidad y calma para lograr comprender todo a tu alrededor. Su voz era la melodía necesaria para que el mundo y el universo girará de la manera que lo hacía. Era como tener al sol frente a ti, te hacía girar a su alrededor, y brillaba con una fuerza cegadora.

Pero incluso si tenía las respuestas del universo entero en mis manos, me negaba a compartirlas. Me negaba a dejar que alguien más las sostuviera, y aunque no podía reclamar nada como mío todavía, estaba dispuesto a dejar la cobardía y encarar lo que fuese por tenerlo.

Le había pedido a Nathan un poco de ayuda, para lograr encarar lo y decirle lo que estaba pasando, por que solo no podría. Y aquél, como si fuese Cupido, aceptó euforicamente. Así que ahora me encontraba con Edd frente a mi, totalmente confundido.

"¿Ke-Kevin?" Nos encontrábamos a una distancia prudente, no muy cerca, pero tampoco demasiado lejos. Era la distancia justa para controlar mis instintos y emociones, o acabaría trepado encima de Edd.

"¿Creo que tenemos que hablar?" Había comenzado todo con muchísima valentía, estaba dispuesto a confesar todo y mandar a volar las inseguridades con el viento... Pero no.

"¿Me-me lo estás preg-preguntando?" Se miraba confundido, y yo sólo quería saltar a abrazarlo.

"No, tenemos que hablar." Afirmé. "Y sé que debí haberlo hecho mucho antes, probablemente el mismo sábado, pero debes entenderme."

"¿Entenderte?" Quizás no estaba siendo tan claro como pensaba que lo era.

"Me pones muy nervioso, Edward." Y lo observe, sus ojos se habían abierto de sorpresa, sus mejillas comenzaban a tornarse de un color carmesí y se mordia de manera nerviosa los labios. "No puedo controlar mis ganas de besarte si te muerdes los labios de esa manera."

Nos quedamos en silencio, un silencio inquietante. Podría jurar que mis latidos se escuchaban por todo el campo de fútbol, mi corazón estaba a punto de reventar y él no decía nada.

"Pero no lo entiendo..." Susurró muy por lo bajo, como si tuviese miedo de alzar la voz.

"Créeme, yo tampoco lo entiendo." Siempre hacía el mismo gesto cuando me ponía nervioso, me rascaba la nuca y soltaba alguna carcajada. "Yo no quiero ponerte bajo ninguna presión, pero creo que dejamos mucho sin explicar después del beso."

Había mantenido su cabeza agachada la mayor parte del tiempo, evitando el contacto visual, y recibir tan pocas respuetas de su parte me estaba matando. Pero verlo levantarse, y salir corriendo de las gradas me dejó devastado.

Si bien no esperaba una reacción de estas que suelen hacer las mujeres, donde lloran y se tiran a los brazos, tampoco esperaba que me dejara allí, hablando sólo y con el corazón en la mano.

"¡Doble D, espera!" No corrí detrás de él, no lo busqué en lo que quedaba de día, había sacado valentía de donde no la tenía para confesar de cierta manera lo que sentía y ¡él había salido corriendo!

... "Hola bombón, ¿demasiado rápido no crees?" Necesitaba una manera de salir, y había sido lo suficientemente idiota como para entregarle la motora a Nathan.

"Necesito irme de aquí, ha sido un fracaso total." Fue todo lo que dije, para luego escuchar un 'voy para allá', seguido del ruido que anunciaba que la llamada había finalizado.

¿Quizás Doble D no era gay? Pero le había correspondido el beso, ¿cierto? ¿Eso lo hacía gay? ¡Es que soy muy estúpido!

Tenía un lío de preguntas que flotaban por su cabeza, que no les encontraba respuesta y que sólo lo hacían enfurecer más. Todo había resultado ser un gran desastre...

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Es corto, pero digno de festejar. ¡Mi país está de fiesta y siento una alegría enorme en mi pecho! Hemos logrado hacer historia, y es por eso que deseo regalarles un pedazo de esta.


Muchísimos besos,

Sabrina.

💛

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