John Doe.

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Al día siguiente.

- Demonios..., ¿pero de que están hechas estas camas? No pude dormir bien. – se quejó Bruce.

Las puertas se abrieron nuevamente. Bruce se levantó y salió de la habitación. Los demás pacientes salieron y comenzaron a caminar a un rumbo diferente que el anterior. "Ahora, ¿a dónde van?" pensó siguiéndolos nuevamente. Trataba de buscar a Harvey con la mirada, pero el tamaño diferente de las personas le hacía imposible poder visualizar mejor los rostros. "¿Dónde estará?".

Llegó a los baños, donde más de diez regaderas se situaban en un solo lugar. Varios de los hombres presentes comenzaron a quitarse el uniforme para poder ingresar a ellas. Otros tantos abrían la llave de la regadera sin quitarse las prendas. Bruce miraba con atención los movimientos de las personas, pero decidió mejor salir de allí.

- ¿A dónde crees que vas? – le dijo un guardia tomándole del brazo.

- Este... yo... - lo miró.

- Debes ingresar a la regadera, nadie sale hasta que termine el último.

Reingresando al lugar se fue a una esquina en donde permaneció inmóvil por un par de minutos.

Un hombre que terminaba de arreglarse, notó a Bruce y decidió acercarse a él.

- ¿Estás bien? – preguntó

- Eh... yo...

- Eres nuevo, ¿no es así?

- Si.

- Tranquilo. Es normal sentirse incomodo al ver a tanto... "enfermo" desnudo y otros no. – dijo señalando a los que se encontraban vestidos. – Me llamo Jonathan Crane, un gusto.

Al escuchar el nombre, Bruce recordó: "Pero si es el espantapájaros".

- Ho... hola Jonathan, yo soy Bruce.

- Si quieres esperamos a que los demás terminen y puedas bañarte más cómodo.

- Gracias...

"¿Gracias? ¿Pero qué demonios le pasa a él? Si cada vez que me lo encuentro se la pasa burlándose diciéndome que mis peores pesadillas se van a presentar..., a menos que ésta sea una pesadilla." pensó Bruce, sin dejar de mirarlo. Los demás hombres terminaban de asearse y se apartaban a otro cuarto a vestirse, dejando a los dos hombres solos.

- Vamos Bruce. Es el momento. Yo te espero de este lado.

- Si.

Bruce abrió una regadera, el agua fría cayó primero sobre su cuerpo y segundos después se climatizó sintiéndose fresco. Cerro los ojos, sintiendo el agua correr por todo su cuerpo. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó que otra regadera se abría, no muy lejos de él. Abrió los ojos, dirigiendo su mirada rápidamente hacia dónde provenía aquel sonido.

Un hombre desnudo, con piel de tez blanca, cabello verde, le daba la espalda, imitando los movimientos de Bruce, dejó que el agua fría cayera sobre su cuerpo, seguida de la ambiental. Suspiró fuerte, haciendo notar la tranquilidad que emanaba el agua sobre su cuerpo.

"¡ES ÈL!" se impresionó Bruce al notarlo.

- O... oye... tú... - tartamudeó

- ¿Si? – el peliverde respondió sin moverse.

- ¿Acaso tu eres...? – preguntó un poco inseguro.

- ¿Quién crees que soy? Muchos se confunden y terminan... tu sabes... muertos. – finalizó la palabra con una carcajada.

Los Renglones Torcidos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora