Buscar y No Encontrar.

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*Sueño de Bruce* (en 1ra persona)

No recuerdo cuanto tiempo me encontré vigilando la fábrica de químicos, solo estaba consciente de que, algo malo iba a ocurrir. La policía había tardado más en llegar ¿acaso no les habían informado ya? Esperé un poco más hasta que, las sirenas sonando de aquellos vehículos llamó mi atención, ya estaba sucediendo.

Me escabullí rápidamente dentro de la fábrica, pude contemplar tres hombres por los pasillos elevados, los cuales se interconectaban de una pileta llena de químico con otro. Dos de aquellos hombres tenían armas, el restante parecía perdido en el lugar, al escuchar los disparos de los policías sabía que me había tardado en hacer mi presencia.

Subí lo más rápido que pude con ayuda de mi batigancho cubriéndole el paso a aquel hombre con un casco rojo sobre la cabeza, de inmediato lo reconocí.

- Nos volvemos a ver, Red Hood. – dije incorporándome. – Creí haber terminado contigo la última vez que nos vimos.

- ¡No! Estás equivocado, no soy quien crees que soy.

Aquel comentario me pareció realmente extraño, podía sentir sus nervios y el miedo al mismo tiempo, algo que era el propósito de mi traje. Comencé a caminar hacia él.

- Hazlo de la manera fácil, entrégate. – le di una oportunidad.

- ¿Por qué? Si yo no eh hecho nada malo...

- ¡Es él! – gritó un hombre cubriéndose su pierna herida. - ¡Él es nuestro líder! – señaló al encapuchado.

No necesitaba más motivos para poder atraparlo.

- ¡Batman! Nosotros nos encargaremos. – dijo uno de los policías en posición de disparar.

No iba a arriesgarme a que otra persona más saliera herida, así que me apresuré a tomar a Red Hood, pero en un momento de pánico de aquel hombre le hizo actuar de una manera realmente inesperada, saltó hacia uno de los químicos. Yo traté de tomarlo por la capa, pero fue en vano, el hombre cayó en aquellos residuos verdosos.

- ¡Ayúdenme a sacarlo! – pedí en un momento de desesperación, pero aquellos policías ignoraron mi comentario enfocándose en los otros dos invasores.

Salté, cayendo a un lado de aquel tanque lleno de químicos y abrí la enorme llave. No sabía exactamente hacia donde llevaría ese conducto, pero me apresuré a leer rápidamente la estructura, daba hacia el río de Gotham. Salí por la ventana, buscando al hombre.

- No creo que así haya sucedido realmente. – aquella voz me resultaba familiar.

Miré más allá del río, la presencia del Joker se mostró ante mis ojos.

- ¿Tú eras...? – no terminé la pregunta, ya que era algo lógico de comprender.

- Lo era, sí. Pero ya no.

- ¿Siempre fuiste tú?

- No, solo fui Red Hood por esa noche, esa noche en la que lo perdí todo, pero a la vez gané mucho más.

- No entiendo.

- Perdí a mi esposa y a mi hijo, pero me gané el respeto y la obsesión de Batman.

- ¿Por qué saltaste?

- No viste el panorama completo y no te culpo, eran tus inicios como el hombre murciélago. Uno de los policías me había disparado con un dardo tranquilizante y antes de que el somnífero hiciera su trabajo, perdí el equilibrio y caí.

Los Renglones Torcidos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora