Buscando la Lucidez y la Razón.

205 26 2
                                    

La luna había sido cubierta por las nubes gris oscuro, las cuales advertían sobre una posible tormenta en la zona. En una habitación oscura, se encontraban dos hombres acostados sobre una cama, abrazados, no dejaban de besarse. Al calor de los besos, John comenzó a quitarse su uniforme del psiquiátrico, al igual que Bruce se apresuraba a quitarse las prendas, en medio de la oscuridad se buscaban con sus manos acariciando cada parte del cuerpo del otro. En medio de la oscuridad los suaves gemidos se oían al compás de las caricias.

John se colocó pecho abajo, aventando la almohada abrió lentamente sus piernas, esperando a que el oscuro diera el siguiente paso.

- Házmelo con suavidad. – pidió el peliverde escuchando con atención la respiración de Bruce.

- ¿Suavidad? – repitió Bruce colocándose encima de su compañero.

- No quiero que solo sea sexo. – admitió John. – Quiero que me transmitas tu sentir por medio del acto.

- Vaya. – se impresionó Bruce con aquellas palabras. – A decir verdad, no creí que fueras tan poético.

- Venga, quiero que esta vez sea diferente.

- Como ¿hacerte el amor?

- Si.

- ¿Qué diferencia tiene?

- Mucha.

Bruce calló ante la respuesta cortante de John, pero lo tomó muy enserio y aun con caricias y besos en cada parte del cuerpo pálido de su amigo, intentó concentrarse para darle a John lo solicitado.

Comenzando con la estimulación hacia John, Bruce se concentraba en cómo realizar el acto, no quería apresurar su erección, pero tampoco quería alargar el encuentro. Tomó su pene y comenzó a rozarlo con la separación de los glúteos de John moviéndolo de arriba abajo, una forma diferente de masturbarse, metiendo un poco su miembro, el apretón lo hacía sentirse excitado. John sentía los movimientos, pero aun no sentía adrenalina del acto.

- Iré lo más despacio que pueda. – avisó Bruce, tomando de su pene lo dirigió hacia el ano de John.

- Después de las veces que lo hemos hecho, no creo que me duela ahora. – dijo entre risas. – Entra Bruce, quiero sentirte.

Bruce comenzó a penetrarlo con suavidad, esperando a que el cuerpo de John se acostumbrara a la invasión, introdujo primero la cabeza de su pene, sacándola lentamente para volver a meterlo hasta esa altura.

- Ayúdame con esto. – dijo Bruce tomando las manos de John, las colocó en sus glúteos, separándolos un poco.

Recargándose un poco de las manos de John, comenzó a introducir aún más su pene, hasta meterlo por completo, dejó que el cuerpo de su amigo se relajara. Sacando un poco el miembro lo volvió a meter con suavidad, sintiendo aquella parte interna de John, era la primera vez que Bruce se daba tiempo para sentir aquella parte que su cuerpo gozaba.

Comenzó a aumentar la velocidad. John apretaba los dientes al sentir aquellas suaves pero rápidas emboscadas por parte de Bruce, pero se aguantó y trató de disfrutarlo.

- ¿Te duele? – preguntó Bruce sin dejar de penetrarlo.

- No, está bien... - dijo entre gemidos.

- Quiero que... también lo estés... disfrutando...

John no dijo más, pero su cuerpo se expresó por él. Moviéndose en sentido contrario a la penetración de Bruce, el movimiento lo hizo más rápido e intenso, comenzando a disfrutar la invasión del pelinegro, apartó sus manos de sus glúteos, llevándolas al colchón, colocándose en cuatro no dejaba de moverse.

Los Renglones Torcidos de Dios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora