«Savage» © -4ta Temporada-

«Capítulo 16»

<Ainara>

Presente · 2018

Para ser un doctor con determinado prestigio que se mueve a la par de Daimon, es un poco cambiante con respecto a sus compromisos. Habíamos quedado en la cafetería cerca del hospital pero ahora cambió a un bar. 

¿Hay alguna diferencia?, sí. 

Cuando un hombre te cita en un cierto lugar como un bar, significa que quiere tomar algo fuerte y confesar penas o simplemente disfrutar de una noche cortejando para llevarte a la cama. Aunque ya es de madrugada y debería de estar agotado por esa intervención.

Por mi parte, decidí ir a visitar a Kristoff para descargar energías de sobras que me ponían ansiosa. Me dí una ducha rápida y salí con lo que llevaba puesto, es poco serio pero debo pasar desapercibida, si usara los atuendos que me deja preparado Bisset, estaría ya en la tapa de alguna famosa revista por mi reciente amorío. 

Bastante que me persiguen por dicho hombre llamado Daimon Bennett. 

Sinceramente estoy cansada, desearía meterme en mi cama sin antes de ver a mis angelitos dormir. 

—Ha venido, yo invito — dice Rhys cuando me siento en uno de los asientos libres de la barra. 

El barman observa mi atuendo y está por echarme pero se aguanta cuando el doctor levanta la mano aclarando que soy su "amiga". 

—Gracias, aprovecharé mientras pueda hablar con usted sobrio — me pregunta que deseo tomar y opto por el bourbon del caminante Johnnie, lo bebo tranquila y siento que el licor pega duro después de la ronda ruda de lucha. 

Ha de ser un Blue Label, son caros esas botellas para dejarla frente a mi y el profesional cambiar a lo que opté. 

—Es buena elección, ¿anda mal de amores? — suelto el aire de costado restando importancia. 

—¿No le parece demasiada intromisión de su parte? — pone una mueca de fanfarrón y se sigue sirviendo pero se lo quito de sus manos para hacerlo yo — si me brinda la información que necesito tal vez no sea tan mala con la respuesta. 

—Primero usted — me quedo quieta al estudiar su expresión mientras toma de largo. 

De esa forma, lo hace dos veces seguidas. 

—Estoy bien, hace rato que un hombre no me citaba a esta clase de lugares — miro al rededor muchos caballeros con mujeres que para nada aparentan ser señoras de hogar — fue una mala semana, eso es todo. 

—Creo que sé el motivo — dice con toda la seguridad y por dentro me molesta pero por fuera soy una hipócrita, aprendí desde chica — y se trata de una persona única e irrepetible para las mujeres. 

—Preferiría evitar el tema e ir al grano, doctor Rhys — pido con la mejor cara que me salga, si fuera otro lo hubiera mandado al carajo. 

—¿Le molesta tanto mi amigo? — asiento — como desee, ¿qué es lo que la trae a mi?. 

—Mi expediente — digo disimuladamente y me mira escéptico — necesito que me entregue por completo todo lo que tenga anotado acerca de las dos veces que me revisó.

—¿Duda de mi ética como médico? — lo escucho y suena falso, algo oculta de lo que en verdad quiere decirme — ni en mi corta me han demandado, señora Lombardi, si le inquieto como profesional en un principio no se hubiera dejado pero como mi deber es ayudar al indefenso o desvalido, no se me permite elegir en momentos de urgencia.