«Capítulo 5»

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<Ainara>

Presente · 2018

Plenitud .. es la misma que invade mi cuerpo como el de ella, mis piernas entrelazadas a su morena piel y nuestros labios vaginales aún resbaladizos por el tórrido sexo que acabamos de tener. 

Nunca me canso de ella .. ni ella de mi, ¿por qué pararlo?, es mi juguete sexual y viceversa

Las puntas de mis dedos no paran de acariciar su pierna derecha apoyada entre mis senos. Es un mimo luego de tanto revuelo de hormonas alborotadas, orgasmos infinitos y gemidos sonoros. La mezcla perfecta para olvidar las malas semanas que pasaron y sin ella. Cada tanto se estremece al sentir mis caricias y en otros se deja, se relaja.   

Por el lado de Thays no me toca con tanta brusquedad al ver mis heridas pero más que heridas son cicatrices, las mismas que me provocaron y provoqué al ir en busca del demonio. No me arrepiento para nada, mis niños son intocables y pocos lo entienden.

—¿Te siguen doliendo? — murmura cansada. 

—Duerme, estas cansada por el viaje de regreso — niega en silencio. 

—Pregunté algo .. — dice cuando consigue una voz ronca y es así de terca como yo en no hacer caso — .. ¿te duele?.

Niego de igual forma, no puedo rememorar las horas de infierno en el que el destino nos observaba en esa riña sin sentido y el cual uno iba a morir si seguíamos.

 Aunque valió la pena para que ese desgraciado reciba su merecido. Aún le falta. 

—Ya no .. me cuidó igual, por más que no quiera admitirlo .. lo hizo — asiente y cambia de tema. 

—Y .. ¿Bennett lo sabe? — exhalo el aire empezando a disgustarme porque no le veo futuro a esa extraña relación que tengo con él, con el pasar de las horas lo veo más aclarado — .. aaahhh .. nena .. sssíii .. síiii .. así .. mierda

Esas magnificas expresiones que indican su libido subir de temperatura, obvio que sí, estoy volviendo a excitada de ver esas tetas contorneadas perfectamente y el ritmo en que nuestras vaginas hacen fricción mientras que tomo de su nuca abriendo mis piernas de par en par. 

Hinchado su clítoris, me recuesto sentándola sobre mi y le cacheteo la cola alentando a cabalgarme. Cierro los ojos del maldito placer que recorre de una punta a otra y sus manos sobar mis pechos. Hago lo mismo con los suyos, los estrujo con ganas, lamo sus pesones y termino de tirar con los dientes haciendo que se vuelva loca de placer. 

Levanto la mitad de mi cuerpo posando una mano detrás al mismo tiempo que mi amiga no para de querer llegar salvajemente, en su encuentro levanto mi pelvis y el placer es el doble de intenso. 

Gemimos como dos perras incontrolables, rodando sobre las finas sábanas de seda, haciendo que quede encima de ella y ahora yo besar el cuello sin para de follarla. Manos por todos lados tocando descaradamente, dedos en el ano de la otra penetrando sin dejar agujero libre. 

Nos frotamos con tantas ganas que no quise correrme todavía, su temblor estaba ante la puerta anunciando ser brutal pero no lo deseaba aún. Me separé bajando a besos por el largo de su cuerpo mientras mis dedos hacía el otro trabajo de abrir sus labios mayores. 

Cuando llegué y olí su humedad brillando ante mis ojos, sonreí maliciosamente practicando sexo oral. Elevaba sus caderas al mismo ritmo de mi lengua, despiadada como pocas veces, seguía mientras sus manos buscaban nerviosamente de dónde agarrarse para llegar. 

No se lo permití sino que quería más, yo también estaba llegando con mis jugos chorrear por la cara interna de mis muslos. La puse en la posición del 69, la abrí con mis pulgares acercando su sexo a mi boca y en vez de atacar también el mío, se puso a montar mi boca. 

«Savage» © -4ta Temporada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora