«Capítulo 9»

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<Ainara>

Presente · 2018

Rinnnngg .. riinnnggg .. un timbre clásico pero no acostumbrado a mis oídos suena, es raro porque nosotros no poseemos campana alguna que nos avise la llegada de un invitado sino que .. 

Riiinnnnggg ..¡¿otra vez?! ¿Bisset instaló un sistema de aviso sin mi permiso?

—¡¡Aaabraaaaan!! — grito sacada, siento demasiado calor interno por esa trago rojo. 

¿Qué mierda tenía?

Lo primero que hago es abrir los ojos, siento que dormí una eternidad, me rasco el cuello y levanto mi cuerpo de la cama exhalando fuertemente por la nariz. 

¡Un segundo! .. este no es mi  habitación, empiezo a caer en la cuenta que el timbre que sonaba no era familiar. Pero .. pero esta es la habitación de Daimon, ¿cómo llegué hasta aquí?. Lo último que recuerdo es estar yéndome de ese salón cuando .. 

—¡Maldición! — maldigo dando por hecho que Daimon me trajo en brazos hasta su casa. 

¿Por qué lo hace? con que me deje en un hospital o en mi mansión era suficiente. Aunque reconozco que fue amable de su parte al traerme acá cuando me debería estar odiando. 

Bajo con algo de dificultad de la elevada cama y bajo las escaleras hacia la puerta de entrada, si se molestaron en tocar el timbre, debe ser que lo están buscando con urgencia. El timbre obvio no para de sonar cada tanto, ¡qué insiste está la gente!

—¡Voy! — cuando digo esto me hace acordar cuando vivía sola. 

¿Cuándo fue que pasó el tiempo al punto de vivir cuidando de los demás?.

Abro de lo más suelta como si fuera mi propio hogar y se me hace conocida la cara del hombre. 

—¿Si, necesita algo? — se queda medio con los ojos pegados a mi escote y yo alzar la ceja irónicamente — si no tiene nada para decir .. — paro de hablar cuando entiendo por qué mira fijamente mi cuerpo. 

¡¡Estoy desnuda!! ..

Exactamente, en tanga y sujetador. 

¡Qué .. carajos .. hice!!

—Creo que necesitará taparse — el hombre tose secamente sin saber hacia dónde mirar. 

—Disculpe, no esperaba a nadie .. digo, ¡no es mi casa obvio!, pase igual — no está bien que meta gente desconocida en casa ajena pero ya le abrí y no parece rarito. 

Pasa con un maletín negro en mano y creo saber quién es. 

—¿Usted es el doctor que me atendió la otra vez? — pregunto sin sentir el menor pudor. 

—El mismo, Derek Wembley, es un placer conocerla señorita Lombardi — estira su mano para que se la estreche y acepto con gusto — ¿no se irá a vestirse? — pregunta conteniendo las ganas de reírse. 

—¿Recuerda mi nombre? — asiente y no puede mirarme bien a la cara por mis fachas — disculpe, me visto y bajo para estar con usted. 

Asiente en silencio mientras toma asiento de lo más tranquilo, se le nota que es cercano a Daimon y viene seguido. Corro a vestirme y bajo con mi bolso en mano, siempre que quiero terminar las cosas con este hombre me salen al revés. 

O me lo encuentro en la calle o viene él, no me desagrada tanto. Pese a que esperaba verle de la forma que se diera. 

—Sr. Wembley, ¿desea quedarse? de seguro Daimon está en camino — digo al pasar a su lado, apenas me diga que sí saldré volando para no toparme con el dueño de casa. 

«Savage» © -4ta Temporada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora