Destinos cruzados (Luffy x Hinata) (EN EDICIÓN)

5

Hinata Hyuga

Las risas no faltaban en aquella mesa, era mi segunda vez comiendo con ellos y jamás me aburría; con estás personas podía reir a carcajadas, simplemente transmitían una paz extraña en mi ser, Luffy simplemente tenía el don de hacerme sonreir, lo veía hacer bromas, cada uno tenía una actitud diferente que le daba un toqué desconocido a su tripulación.

- Yohoho ahora que les parece una cancion- vi al esqueleto parlante hablar y sacar un violín.

Todos levantaron los brazos demostrando su entusiasmo, la sonata comenzó, era una melodía extraña, podía sentir la felicidad mezclada con un sentimiento de melancolía.

-Yohohoho, yohohoho- eran las primeras notas, admitía que aquel músico tenía una voz hipnotizante.

-Ven y brinda junto a mi con el buen saké de binks

que también lo beba el viento y las olas del mar.

Más allá del ancho mar al ocaso brama el sol

y en el cielo cantan aves notas de cristal. -

Vi como algunos se levantaban y comezaban a bailar, más que nada eran los hombres, las mujeres nos limitamos a verlos hacer sus locuras o eso fue hasta que sentí como la mano de Luffy tomaba la mía y me obligaba a levantarme de mi asiento.

- ¿Bailas?- me pregunto divertido
- No- dije sincera.
- Bueno, pues yo te enseñaré- me pego más a el.

-De mi pueblo y mi niñez me despido con dolor,

Ven cantemos la canción sonora del adiós.

Salpicados por la mar de dorado esplendor

viajaremos juntos hasta el último confín.-

Luffy guiaba mis pasos al ritmo de cada nota, el tiempo se detuvo, me perdí en sus orbes negras, me di cuenta que sus amigos se nos quedaron viendo, incluso el músico había detenido su canción.
- Ejem- ambos tocimos avergonzados, sentí como me sonrojaba completamente; sólo me había pasado con Naruto.

- Yo, ya es tarde, tengo que irme a casa- susurre.
- ¿Quieres que te acompañe?- lo escuche preguntarme.

Yo simplemente nege.

- Vendre de visita - susurre sonriendole sólo a el.

Ahora pagaba las consecuencias, de todas mis acciones de anoche y de hoy, la mayoría de la gente me veía con desaprobación, cuchicheaban cosas de mi cuando me veían pasar; pero sabía que la verdadera calamidad empezaría cuando llegará a casa. Vi la entrada de mi clan, siempre tan pulcra, suspire hondo, preparandome mentalmente, sin embargo por alguna razón, cada segundo que pase con ese extraño chico de sombrero de paja me daba una especie de ánimo para enfrenterme a mi padre y a mi abuelo, pues por esos momentos, pude dar una pequeña probada de lo que llamaban libertad.
- Estoy en casa- susurre entrando a la mansión.

Y como si fuera adivina, en la entrada me esperaban mi abuelo, mi padre y algunos otros hombres reconocidos en el clan, tanto de la rama principal como de la secundaria, todos me veían con desagrado.

- ¿Cómo es posible que andes por ahí de loca con aquel extraño?- el primero en atacar fue mi abuelo.
- Y toda la noche, dejaste a tu hermana menor sola ¿Para qué? ¿Para irte con ese piratita?- soltó ahora mi padre.
Cada uno me juzgaba a si percepción de loa hechos, mientras que yo, mantenía un rostro calmado, pues aún los recuerdos de esa noche estaban en mi cabeza.

- Tu primo acaba de morir y sabes que el asunto no solo acaba ahí, toda la aldea sabe que era tu prometido- dijo de nueva cuenta mi abuelo al notar que sus sermones no me afectaban como esperaba.

Mentiría si dijera que no había cumplido su cometido, claro que logró ponerme triste por aquellas palabras; esa era la triste realidad, habían arreglado nuestro compromiso cuando yo tenía tres años y el tan solo cuatro, eramos unoa niños y ya nos estaban utilizando en sus planes. A ambos nos quitaron la oportunidad de amar y de pensar en tener familia con la persona que amemos; por desgracia tanto Neji como yo ignoramos las palabras de la família, pues el se enamoró de su compañera de equipo Tenten y yo, pues me enamoré de Naruto Uzumaki. Ahora tras su muerte en la guerra, todos me veían a mi como la pobre viuda, veían solo lo que sus morbosas mentes les permitía, nadie pensó en que lloraba por haber perido a mi primo, a la persona que me había querido y protegido sin importar el precio; nadie pensó en Tenten la cual estaba devastada, sus ojos se enfocaron en mi y la muerte de mi "prometido". A estás alturas, me siento fatal por ser yo la que viviera en lugar de mi primo, hubiera dado lo que sea para ser yo quien acabara muerta; así Neji hubiera tenido su familia y hubiera podido romper definitivamente su destinó, Naruto seguiría su vida a lado de Sakura, lo cual por cierto está pasando ahora.
¿Qué motivo tenía yo para vivir?
No lo sabía, esa pregunta resonaba en mi cabeza con fuerza.
Entonces, lo recordé de nuevo, su sonrisa feliz, sacándome a bailar; aprete mis puños con fuerza y los mire a los ojos.

- Solo quería, provar un poco a lo que sabe la libertad- no entendía de donde saque el valor para decir eso.

Tal como lo esperaba, el silencio se vio interrumpido por la fuerte mano de mi abuelo golpeando contra mi mejilla, acompañado del sonido de mi cuerpo chocando contra el frío piso de madera.
- Hasta aquí Hinata, cuando Neji vivía te permitimos ir por ahí con tu estúpida actitud- me levanté, solo que ahora no lo vi a la cara, era demasiada valentía para mi.

- Apartir de mañana volveras a entrenar- sentenció mi padre.

Me dejaron ahí, me levanté cuando apagaron las luces; camine a mi cuarto con la mente en blanco, Luffy tenía razón.
¿Acaso los ninjas no teníamos libertad?

Cierto, ahora lo estaba viendo con claridad, todos nuestros ideales, fueron basados en la esclavitud y la represión, me quede sentada en la cama viendo mis manos; Neji murió protegiendome, el decía que había logrado romper su destinó, pero ahora lo analizaba y era mentira, desde niño le dijeron que debía dar su vida por mi, por la rama principal; eso fue lo que hizo.
¿Fue siempre esclavo de su destinó?
¿Toda su libertad, no fue nada más una falacia?
Veía aquella fotografía que tenía con mi primo, veia su sonrisa tierna y llena de vida.

Libertad

Esa palabra quedaría grabada en mi alma, tal vez, todos los ninjas mueran y sigamos sin conocer esa palabra.

El golpeteo, en mi ventana hizo que me alarmara un poco y cuando vi a la persona causante de aquél ruido, mi corazón se aceleró y una extraña felicidad me inundó.

-Luffy- abrí mi ventana.
- Hinata- me sonrió.
Se me quedo mirando fijamente y su sonrisa se esfumó al ver mi mejilla.

- ¿Qué te paso?- me pregunto con seriedad.
- Nada, solo me tropecé y caí- intente calmarlo.
- No eso no se ve como una caída- entró en mi habitación y tomó mi rostro con cuidado.
- Dime quien fue-
- Hice enojar a mi abuelo- susurre hipnotizada.
Apretó los labios intentando esconder su enojo.
-Luffy, estoy bien- susurre.
- No no lo estas- me abrazó.

No pude más, de nueva cuenta empecé a llorar en su hombro, sollozaba cada vez que sentía su calida mano acariciar mi cabello. Su aroma provocaba una sensación de tranquilidad extraña, estar rodeada por sus brazos hacia que me sintiera protegida, todos los problemas se iban dejándome solo a este chico y a mi.
Sin darme cuenta acabamos acomodados en mi cama, sentía como su pecho subía y bajaba demostrando lo tranquilo de su respirar, me tenía abrazada con firmeza pero a la vez con ternura, entre sus brazos no sentía frío ni temor, y de nueva cuenta ambos nos quedamos dormidos, con la Luna como único testigo.

Me encantó escribir este capítulo:3 jejeje ¿Les está gustando la historia? :c es que siento que no es del agradó de muchos; pero no me deprimo pues disfrutó mucho de escribirla <3
Si hay alguna personita por ahí que sigue esta historia dejame decirte que la próxima semana habrá una sorpresa :3
Nos leemos después :D