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10: Confesiones y encuentros

Yoongi entro de nuevo al restaurante, Seokjin al verlo se levanto y lo ayudo a sentarse, pero Yoongi no le dirigio la mirada.

Sunhee seguía molesta, pero sabía que ya había causado el suficiente daño... Por ahora.

—¿Estás bien?— pregunto preocupada Yewon.

Yoongi le sonrió, y asintió. Al contrarío de su hermana, Yewon era bastante linda y amable genuinamente, le había caído bien.

—Creo que deberíamos irnos— Miraba Seokjin preocupado a él menor.

Al salir de restaurante Yoongi ya no podía mantenerse de píe, al parecer el aire le había hecho más daño.

—Sun, vayan con cuidado a casa, te llamare mañana, ¿de acuerdo?—

—Sí amor, cuida de él— de nuevo fingió preocupación.

—Oh, Seokjin, ¿él vive contigo?— pregunto curiosa Yewon.

—Sí— contesto seco Seokjin, él apreciaba a Yewon, pero no le gusto como veía a Yoongi, como si hubiera visto el tesoro más brillante.

—¿Podría visitar a Yoongi mañana?— pregunto tímidamente la chica.

—Ah, claro, sí mañana él se siente mejor eres bienvenida— contesto incomodo el mayor.

Yoongi ya estaba acostado en el asiento de atrás, tapado con el abrigo de Seokjin.

—Bien, conduzcan con cuidado— sonrió Yewon.

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Eran las 9:30 p.m. Ya todos los empleados parecían haberse ido a dormir, menos el leal señor Lee, vigilando de vez en cuando la ventana para estar al pendiente de la llegada de los jóvenes.

—Señor Kim, buenas noches— abrió la puerta él señor Lee.

—Buenas noches, ya debería ir a dormir, llegamos bien, bueno Yoongi se paso de copas— sonrió viendo al menor durmiendo en sus brazos, lo llevaba cargando en forma nupcial.

—No sabía que él joven Min bebía— sonrió divertido el mayordomo.

—Digamos que la presencia de cierta dama tenso el ambiente, las acciones de Yoongi fueron lógicas— dijo burlón Seokjin.

—Con todo respeto, ahora todo tiene sentido— contesto el señor Lee riendo.

Seokjin también rió, era consciente de lo insoportable y pesada que podía ser a veces Sunhee.

—Descanse señor Lee, yo llevaré a Yoongi hasta su habitación—

El señor Lee hizo una reverencia y se marchó a su habitación.