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2: bienvenido

Seokjin había llegado aproximadamente hace media hora al aeropuerto, llevaba un pequeño cartel que tenía escrito "Yoongi" ya que no lo reconocería, la última vez que lo vio usaba pañales.

—El avión con destino de Canada a Seoul está por aterrizar— se escuchó en las bocinas.

Seokjin se sentía extrañamente nervioso, acomodo su cabello para atrás, otros treinta minutos pasaron y vio a gente salir, se paró y alzó el cartel, pasaron quince minutos hasta que un chico pálido de cabello negro lo vio indiferente.

—¿Quién es usted?— pregunto el más joven

—¿Yoongi?— Seokjin no lo podía creer, era igual a su amigo de joven.

—No, yo soy Yoongi, ¿usted quién es?— bostezo.

Seokjin rió ante la actitud del chico.
—Yo soy Kim Seokjin, amigo de tu papá y tu nuevo tutor— extendió su mano al chico.

—No sabía que "papá" tenía amigos— dio su mano al extraño pero guapo Seokjin.

—Bien, ¿ya lo sabes, no?— su voz sonaba nerviosa, ¿cómo le daría aquella noticia?

—¿Qué, que papá murió? Sí lo sé, el abogado me lo informó— él chico hablo como si nada, Seokjin se sintió helado, ¿quién lo había vuelto así de frío?

—Bien, vayamos a casa— Seokjin tomó la maleta de Yoongi

—¿Qué, viviré con usted?— pregunto un tanto curioso

—Sí, aún eres menor y yo seré tu tutor, puedes llamarme hyung—

Yoongi lo miró casi incrédulo y alzó una ceja, ¿por qué alguien querría cuidar de mí? Pensó y asintió siguiendo a Seokjin por detrás, miraba sus anchos hombros y su perfecto e impecable abrigo negro a la talla, su camisa con cuello de tortuga del mismo color contrastaba con su cabellera negra azabache.

—¿Quieres ir a comer algo?— pregunto el mayor con una encantadora sonrisa que embobó  aún más a Yoongi.

—Ah-h, eh, umm, no, yo aún traigo el horario de Canada y preferiría descansar— sintió un ligero rubor en su mejillas.

—Oh, es cierto, lo olvide por un momento, pues vamos, te prepare tú habitación— Seokjin le dio la maleta a su chofer y este la colocó en la cajuela.

Seokjin le abrió la puerta al menor, entro algo intimidado a la elegante limosina, el mayor entro después con una gran sonrisa de emoción.

Yoongi observa por el rabillo de sus ojos como Seokjin iba leyendo una revista de finanzas, iba elegantemente cruzado de piernas, su pantalón se alzaba un poco dejando ver los pequeños ositos que adornaban sus calcetas, Yoongi sonrió encontrándolo adorable, vio como Seokjin con mucho tacto peino su cabello hacia un lado dejando al descubierto su preciosa frente. Cada movimiento parecía hipnotizarlo.

De pronto reaccionó, ¿por qué sentía una calidez recorrer su cuerpo? Se dio una cachetada mentalmente y concentro toda su vista en el paisaje de luces que le ofrecía Seoul.

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Llegaron a la mansión del mayor y Yoongi no estaba ni un poco sorprendido, no era ese tipo de personas fáciles de impresionar, solo colocó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón escolar, sí, salió de inmediato del internado sin cambiarse.

—¡Bienvenido señor Min!— dijeron al unísono y haciendo una leve reverencia todos los que trabajaban en la gran casa.