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Seokjin conducía en silencio con Yoongi de copiloto, las lagrimas del menor se habían secado, y las lagrimas del mayor amenazaban con salir.
Había comenzado a llover, la ciudad era un caos.
Yoongi miraba a través de la ventana del carro, miraba con nostalgia las gotas caer. Seokjin encendió el aire acondicionado y Yoongi se embriago en ese deliciosos aroma varonil que le recordaba tanto a su hyung.
—¿Estas seguro que vivir con ella es lo que deseas?— Rompió el silencio el mayor sin despegar la vista de su camino.
—Sí... Eso quiero.— Mintió.
De nuevo reino el silencio por el resto de camino.
•┈୨♡୧┈•
Al llegar Yoongi subió a toda prisa a la que pronto dejaría de ser su habitación. Cerro la puerta con seguro y se arrojo llorando a su cama, le dolía tanto sentirse un estorbo a donde fuera.
Le dolía dejar a Seokjin.
Seokjin no perdió la compostura ni un momento, incluso cuando Yoongi actuó tan frío con él, aguantando las ganas de llorar, guardo toda esa frustración para si mismo.
—Señor Lee... Por favor que nadie me moleste.— Dijo en voz baja, con la voz quebrada y tratando de sonreír.
Sin esperar respuesta se encerró en su despacho.
—Joven Kim— Susurro preocupado el Señor Lee.
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Yoongi lavo su cara, suspiro viéndose en el espejo y tratando de sonreír.
Así es como deben ser las cosas...
Tomo su maleta y empezó a empacar las pocas cosas que había traído con él desde Canada. No llevaría nada de lo que Seokjin le había comprado.
De nuevo y con cada cosa que empacaba lagrimas caían por sus mejillas. Estaba sintiendo tantas ganas de correr hacía los brazos de Seokjin, de llorar y decirle que lo amaba.
Pero solo yo me siento de esta forma...
Yoongi empezó a llorar desconsolado, sus sollozos podían escucharse desde el pasillo.
El señor Lee se detuvo al oír, estaba tan preocupado por ambos.
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Yoongi se detuvo antes de girar la perilla de la puerta, le echo un vistazo rápido a su ex habitación y curveo la boca. Estaba dejando atrás el primer lugar donde se sintió cálido... Su hogar.