IV (Quattuor)

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Presione con fuerza la puerta para evitar esa penetrante mirada. La agitada respiración provoco que los pulmones bombeen de forma agresiva.

No tengo asma, sin embargo, debo evitar estas emociones o alucinaciones que lleguen a producir los cambios de humor, ataques de pánico, estrés e incluso insomnio.

Un estruendoso golpe, puso en alertas los cinco sentidos.

- Amelia, ¿Estás bien? – preguntó mamá

- Eh, si – respondí para que no siguiera con el interrogatorio

- En diez minutos cenaremos, no tardes

Sus pasos fueron disminuyendo a medida que bajaba las escaleras.

Trague una píldora para calmar mis nervios, no deseo tener esas apariciones en el baño. Abrí el armario, he sacado un pantalón de jeans, una camiseta con flores en la parte baja y una sudadera gris para evitar el frio de la noche. Mis padres suelen dejar las ventanas abiertas y ahorrar en desinfectantes medioambientales. Lo que menos quiero es enfermar, ya bastante tuve en el hospital con los vómitos, resfriados y congestiones. Desenrollé la toalla del cabello para poder secar un poco, peinarlo y acomodarlo en una linda coleta, finalizando con unas zapatillas.

Escuche unos ladridos fuera de la habitación, atenea quiere jugar, ate los cordones para salir junto a ella al jardín, por unos minutos.

Baje las escaleras que por ventaja atenea llevaba más pasos, seguimos de forma directa al jardín.

- ¡Cuidado! – mamá pego un salto por mi grito de advertencia

- No queremos a nadie herido – dijo papá

En el jardín no tenía juguetes para Atenea, aunque las únicas pelotas que hay son las que Luke tiene para tenis.

Sonreí.

Nada mal para tu bienvenida.

Corrí a los estantes a las afueras del laboratorio. Cajón tras cajón, halle tres pelotas para atenea y también una forma de ver un rostro hecho furia. Además es la manera de compensar sus pesadas e hirientes bromas de adolescente.

Lance la primera e inmediatamente corrió hacia lo que se llama diversión y distracción. Según un estudio, las mascotas suelen percibir las emociones de sus dueños, no por su sensibilidad de oído, sino por la felicidad que se entrega a cada una de ellas. Eso incluye los deportes, con eso podre sanar un poco y mejorar mi estabilidad emocional.

Con el hocico tomo la pelota, al mismo tiempo que Luke noto su pequeño robo. Atenea corrió a que volviéramos a jugar.

- ¡¿Qué hacen con mis pelotas?! – exclamo con el ceño fruncido

- Jugar – acaricie las orejas de la nena

- Dámelas – seguía caminando hacia nosotros

- ¡No! – grite

Y... sí. No hagan esto en casa.

Volví a lanzar la pelota, sin medir la velocidad, ni el viento, ni la fuerza. Terminé golpeando en un ojo a Luke.

- ¡Mierda! – exclamo cubriéndose el ojo derecho

Cubrí la boca para no soltar una carcajada, quien lo envió a cruzar en medio del juego.

Nuestros padres corrieron a auxiliar al hijo prodigo de esta casa. Intente llegar él evitando alguna reacción suya.

Dos puntos para Luke, cero puntos para Amelia.

Amelia Walker, Muerte© Parte 1  PRÓXIMAMENTE EN AMAZON (EBook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora