Las historias de amor no siempre serán como se quieren. Menos cuando no hay la estabilidad mental deseada. ¿Qué pasará cuando el gran amor de Queen Bee le rompa el corazón? ¿Podría llegar a sentir algo más por alguien más?
#1 Chloenette, 04/12/18
Luka, quién siempre mantenía esa actitud relajada, esa guardia baja, no parecía preocuparse por mucho y escondía todos sus sentimientos detrás de canciones.
Aunque Chloé odiara admitirlo, le resultaba interesante, ¿cómo puede conservarse siempre tan tranquilo?
Había sido una semana donde ambos habían comenzado a hablar, largas noches de pláticas que no llevaban a ningún lado, simplemente conociéndose, a la hija del alcalde le indignada admitir que compartía muchas cosas en común con aquél chico.
La conexión era grande.
Y era por eso que ella aceptó salir con él. Como requisito, ella pidió ir a un costoso restaurante, vamos, una Bourgeois jamás podría ser vista en un lugar bajo, así que esa era su condición, a lo que él aceptó.
No sabía por qué, pero se sentía nerviosa, no tenía sentido, ¿ella, nerviosa? Jamás, era la mismísima Chloé Bourgeois, más bien, Couffaine debería sentirse nervioso por conocerla, no a cualquiera le concede una...¿cita? ¿Era una cita? Le abundaba la cabeza de preguntas, mientras tiraba de su blusa hacia abajo, debido a la ansiedad que tenía en esos momentos.
Hasta que alguien tocó la puerta de su habitación.
—Señorita Bourgeois, la esperan abajo.
Llamó el mayordomo, la ojiazul tomó su bolso y se dirigió al elevador para bajar, contuvo la respiración camino al lobby, intentando calmar sus nervios, a los cuales aún no encontraba sentido.
Y entonces lo vio ahí, esperándola y en cuanto él la vio, mostró su más ancha sonrisa.
—Hola— fue lo único que llegó a musitar la chica.
—Hey, ¿nos vamos?— preguntó él, notando los mismos nervios que ella tenía.
Ella asintió, él había propuesto a llevarla, pero como era de esperarse, Chloé quería llegar en su lujoso automóvil, así que el mayordomo los llevó hasta aquél lugar.
—Sabía que serías bonita, pero lo eres aún más de lo que creí.
Un sonrojo se extendió por todo su fino rostro mientras tenía un bocado en su boca. Se apenó por aquello, así que pasó su mano por su coleta rubia y alzó una ceja.
—Obviamente lo soy, una foto no sabe resaltar toda mi belleza, ¿sabes?
A lo que, en vez de tomarla como una egocéntrica, Luka rió y eso le sorprendió a Bourgeois, cuando ella se comportaba de esa manera, las personas por lo regular le decían que debía bajar de su nube o simplemente la ignoraba. Pero por fin, alguien parecía no tomárselo tan en serio.
—Era de imaginarse, eso sería ridículo, totalmente, ridículo — imitó el tono de voz de su contraria diciendo la frase que ella había repetido varias -muchas- veces desde que se habían conocido, luego de eso soltó una suave risa, una risa que le podría parecer encantadora al mundo entero. Ese chico podría tener a la chica que quisiera a sus pies.
—Entonces, se supone que tú das conciertos, ¿no es así? ni me preguntes, jamás los he escuchado.
—Solo algunas veces, aunque no lo negaré, me encanta hacerlos. Y no hay problema en que no nos hayas escuchado, un día yo mismo te tendré ahí en primera fila.
—¿Ah sí? Tendrías que convencerme antes, no voy a cualquier evento público, no cualquiera tiene la fortuna de que Chloé Bourgeois sea su fan.
—¿Y cómo puedo convencerte? ¿Qué tal si hago una canción completamente dedicada a ti y al momento en que la toque, tú pasas al escenario, con tu mejor foto reflejada detrás?
—Es una idea bastante tentadora pero ¿a qué se deben tantos gestos hacia mi?
Chloé no estaba acostumbrada, así que empezó a pensar un montón de cosas malas, por lo que enfadada se levantó de la mesa, dispuesta a recriminar
—¡Todo esto es una broma de la panaderita, no es así!— gritó molesta, sabía que Couffaine y Dupain aún conservaban una amistad. En ese momento, él pudo haber respondido grosero o haberse retirado, sin embargo, solo se acercó a ella y puso una mano sobre su hombro.
—Ni ella ni yo jamás haríamos algo como eso— en sus ojos notaba la sinceridad —cuando dije que quería conocerte, era de verdad, y no me estoy arrepintiendo de nada, estas horas han sido un completo disfrute para mi, eres bastante interesante.
Chloé, sin decir palabra ni dejar de mirarlo, volvió a sentarse en frente de Couffaine, como estaba antes.
—Yo, uhm, lo siento— rodó los ojos con disguste, disculparse no era lo suyo.
—Tranquila, yo también creo que todo esto es una broma, eres demasiado perfecta para ser real.
Guiñó un ojo y algo dentro del corazón de la chica se derritió.
—Pero para la suerte del mundo, soy real.
—Y para mi suerte, estás aquí, en una cita conmigo.
Luego de que ambos terminaran sus respectivas comidas, salieron del lugar, caminando uno al lado del otro, sus manos rozaban cada vez que daban un paso más, pero el miedo era más fuerte que sus ganas de poner sus manos unidas.
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—¡Wow, mi reina! Él en verdad parece un buen chico.
—¿En verdad crees eso?
Una pequeña abeja revoloteaba encima de una Chloé que se encontraba acostada en su cama, mirando hacia el techo.
—Estoy segura, aunque presencie la escena desde tu bolso, puedo decir que la manera en que te miraba era única.
Ella sonrió, y su estómago se llenó de cosquillas.
—Creo que quiero vomitar, Pollen.
—No, Chloé, lo que sientes son mariposas en el estómago.
La heroína dudó un momento, ¿en verdad podría gustarle el chico? no estaba nada mal a su gusto, y sin pensarlo mucho, era alguien divertido y quien le seguía la corriente.
Pero no, a ella no le pasaban cosas buenas, así que esto no iba a durar mucho.
—¡Tonterías! No me gusta, y no me gustará, eso es todo.
Se dio la vuelta, así cerrando la conversación, lo único que tenía era miedo de nuevo de salir lastimada, y si estaba en sus manos, haría todo por evitarlo.
Ella podía valerse por sí misma y no necesitaba ni a un chico ni a ninguna chica para eso.
Ella podía ser feliz sin la necesidad de una pareja.