CAPITULO IV

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#NOTA: Antes de que lean el siguiente capitulo quiero decirles que me siento muy contenta e infinitamente agradecida porque ustedes estan leyendo esta historia que lleva haciendo de las suyas en mi cabeza por un tiempo.
Lo hago con mucho cariño, es la primera vez que hago algo parecido, así que si miran faltas de ortografía no me linchen mucho:$
Si les esta gustando la historia me gustaría que me lo hicieran saber. Nada me haría mas feliz...
Sin mas preámbulo comenzamos :D

Recuerdos

Estoy recostada sobre el piso de mi habitación con una de mis manos detrás de mi cabeza y la otra acariciando la textura de la alfombra gris que hay debajo mío, mis pies están apoyados en la pared que lleva siete años del mismo color rosado y aun así no me ha interesado cambiarlo.
Quiero descansar mis piernas por la larga caminata de hoy, pero más que descansar siempre acabo en lo mismo, dándole vueltas a mi asunto con Matt.
Sus palabras siguen amartillando mi cabeza, ¿El en realidad nunca quiso buscarme?, mi mente comienza a viajar hacia el pasado en el momento en el que le conocí.

Todo comenzó un mes de octubre.

Sentí como mi cuerpo empezaba a moverse de un lado a otro sin mi consentimiento, abro los ojos rápidamente entre asustada y dormida y noto a Elena sentada a lado mío de la cama, estaba intentando despertarme y sí que lo logro, vaya susto.
—Déjame en paz, ¿a ti quien te dejo entrar en mi cuarto?— Gruñí y me tape todo el cuerpo y la cara con mi sabana, ella como reacción siguiente me la arrebato hasta dejarla en el piso.

—No puedes seguir acostada en tu cama todos los fines de semana hasta que te mueras, hoy hay una buena fiesta no muy lejos de mi casa y creo que después de cuatro meses es suficiente, es hora de divertirnos, hay que aprovechar de nuestra juventud—Comienza a mover mis cabellos con sus manos desesperadamente, eso realmente me molesta.
—No tengo ánimos Elena, puedes ir tu sola, yo te hago apoyo moral desde mi cama—Dije mientras aventaba su mano lejos de mi cabeza y finjo una gran sonrisa. Le doy la espalda aun sin levantarme de la cama.
— ¿De verdad me dejarías ir sola?, ¿es tan poco lo que te importo? más de tres años siendo inseparables y me vas abandonar así a mi suerte con desconocidos—Dice en el tono más dramático que sabe actuar.
—No seas exagerada, solo seré una carga para ti, ni lo disfrutaras—Apoyo los codos a mis costados y la veo.
—Te aseguro que el estúpido de Erick ni te recuerda, ya le diste más luto del que deberías.
— ¿Y tú como sabes eso?, tal vez solo necesita un poco más de tiempo... — Le conteste mientras me siento sobre la orilla de la cama y bajo la miranda hacia mi nueva alfombra de color gris.
—No te lo quería decir Rebecca por tu bien, pero el ya sale con alguien más ¿ok?, justo me vengo enterando hoy y por eso vengo a motivarte para que tú también lo hagas, solo duraron un par de meses... anda yo te ayudo arreglarte— En ese instante mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas como los últimos cuatro meses antes de dormir, si era real lo que me decía, algo tenía que hacer al respecto por mí.

—Yo... yoo... No uso nada como lo que tu traes puesto Elena, esto no es una buena idea— Ella me da un abrazo muy cálido, soba mis cabellos mientras me pega a su pecho.
Es desesperante sentirse así,  con tanto vacío y sin ganas de hacer absolutamente nada más que dormir y dormir. Pero su abrazo sincero me hace sentirme un poco mejor.
—Todo va a salir bien, somos de la misma talla y por suerte traigo un par por aquí esperanzada a que dijeras que si—

Haciendo muecas e indecisa me probé los dos vestidos que Elena traía con ella, ninguno me gusto, pero el menos exótico es con el que me quede, es de tirantes finos color blanco, tiene un pequeño cintillo color negro en la cintura y el corte que cae enfrente no tiene nada de escotado pero mi espalda está completamente descubierta.
Con los colores era con lo único que me identificaba, un día podía ser para mi completamente neutral y pacífico y al otro estar en el abismo.
Normalmente soy una persona segura pero desde que me botaron por una peor que yo, según los chismes de la universidad, mi autoestima cayó por el suelo, me volví insegura, retraída y amargada, ya no me apetece nada.

Un presente a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora