CAPÍTULO XV

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Llego a casa y el silencio es sepulcral, sé que mi madre no está porque ya me había informado de su ausencia de esta noche, mi padre muy probablemente este mirando alguno de sus programas favoritos en su habitación o eso dice, sé que la mayoría de las veces usa esa excusa para dormir y no ser juzgado por mi madre.

La plática con Jonathan me dio más hambre de la que me da cuando hago dietas milagrosas.
Voy a la cocina a revisar que es lo que mi madre hizo de almorzar hoy, con la discusión no me dio tiempo de comer antes.
Hay una olla con albóndigas sobre la estufa me sirvo un poco y lo meto al microondas, mientras se calienta mi cena subo a mi habitación por mi celular y para mi sorpresa, tengo un mensaje de Elena pero ninguno de Matt.

«Tenemos que vernos hoy!»

Llamo a Matt mientras devoro lo que hay dentro de mi plato, este contesta hasta el tercer intento.

— ¿Qué pasa? estaba dormido... — Trago rápido mi bocado.
— ¿A las nueve de la noche?, ese trabajo tuyo lo estoy odiando más que al jitomate, ¿significa que tampoco nos veremos hoy?— Dejo la cuchara y me concentro en lo que tiene que decirme.
— Pues no sabía que tenías planes conmigo hoy— Dice molesto.
Resoplo —Si no te he visto en toda la semana es obvio que quería verte hoy.
—Pero si no supe nada de ti en todo el día, como quieres que lo sepa— Y él tampoco se pudo comunicar conmigo ¿no? Que conveniente.
—Saldré con Elena, ¿Quieres venir con nosotras?
—Ya dió señales de vida, eso me alegra, parecerá extraño pero también tengo ganas de verla—Contesta más entusiasmado.

Antes de la boda los tres salíamos seguido, Robert y él nunca se han llevado del todo bien así que el siempre pasa de nuestra cita triple.
Aún no comprendo cómo puedes ser muy amigo de alguien y simplemente faltar a su boda por un capricho.
—A las diez en bar cripta, ¿te parece bien? yo paso por Elena para no perder más tiempo.
—Bien— Al menos no fue una negativa de su parte a pesar de haberlo despertado, me alegra porque también la extraño mucho, necesito pasar tiempo con ellos y recordar lo buenos que éramos juntos, para poder olvidar todo el alboroto de hace unas horas.

Llamo a Elena en cuanto finalizo mí llamada con Matt y su reacción me sorprendió, encantada por vernos, como era de imaginarse Robert pasó de la invitación.
Llamo a Anna explicando que Elena ya reapareció y aunque se alegró de la noticia también y de que saliéramos los tres dijo que tenía un compromiso importante del cual no dio explicación alguna como muchas veces antes y yo tampoco quise entrar en detalles.

Dejo mi plato en el fregadero y corro a pasos agigantados por la escalera, tomo una blusa negra de lentejuela, es lo único que tengo para este tipo de ocasiones y una falda, suelto mi cabello lo humedezco con un atomizador y le doy un poco de forma, casi fracasando en el intento. El maquillaje que traigo se ve fatal después de tantas horas con él, pero no me importa, muero por verla, solo limpio un poco debajo de mis ojos y corro a la habitación de mi papá y toco la puerta despacio para no asustarlo en caso de que este dormido.

—¿Estás despierto? —
—Estoy viendo el noticiero, ¿qué ocurre? — Siempre trata de sonar interesante, pero sé que seguramente está viendo un capítulo de acumuladores.
—Nada, solo iré con Matthew y Elena a cenar, vuelvo en un par de horas.
—Me alegra que te mandes sola— Dice del otro lado de la habitación.
—Es algo importante lo prometo, te veo luego— Salgo corriendo antes de que pueda contestar algo más, sé que esta tan cómodo en esa cama de colchón ortopédico que no querrá bajarse para ir tras de mí, cuando mi padre esta solo suele ser más neutral ante cualquier cosa, pero en conjunto con mi madre es lo peor que me puede pasar, así que me aprovecho de la situación.

Elena me mando la ubicación de su nuevo hogar, se siente extraño que sea mi mejor amiga y yo no tener ni la menor idea de donde vivía, eso me hace sentir un poco nostálgica, nunca pensé que en algún momento de nuestras vidas perdiéramos tanta comunicación, pero claro la vida cada segundo cambia y eso ya me quedo claro, un día puedes elegir una ruta distinta hacía tu  trabajo y ese día morir en un accidente, sé que suena trágico y exagerado, pero así sucede, probablemente en alguna vida paralela a la mía si hoy hubiese asistido a clases, no habría visto a Jonathan, también probablemente podría a ver tenido un accidente por tener mi mente en otro lugar que no fuera el volante, pero opte por otra decisión y eso aunque sea de la manera más mínima sé que ha cambiado mi vida. Hoy me siento más ilusionada de ver a mi amiga que cualquier otro día.

Un presente a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora