Capítulo 3

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Como no tengo ni idea de lenguas indígenas, y tampoco encontré ningún traductor por ahí, finjamos que el coreano normal es el español, y el idioma indígena, es el hangul en romaji xDD, pero como el traductor de google es tan suyo, finjamos que lo que he escrito también está bien.

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Mis ojos se cerraron con fuerza mientras mis brazos se apretaban con más energía sobre mi propio cuerpo. Esperaba sentir el impacto de su cuerpo sobre el mío y el lacerante dolor que sólo podría llevar a la muerte, sin embargo, nada ocurrió. Continué escuchando los gruñidos violentos del animal salvaje frente a mí mientras luchaba y golpeaba.

Podía escuchar los ruidos de sus zarpas al impactar contra las cortezas de los árboles, sus pisadas ya no tan sigilosas pisar con violencia la hojarasca del suelo, incluso podía sentir su respiración agitada en mi piel. Un grito se elevó sobre el del animal, haciendo que mis ojos se abrieran con timidez y terror y enfocara la escena que se estaba desenvolviendo frente a mí.

Luchando contra el animal, con una ferocidad igual o superior a la de la bestia, se encontraba el chico que me había metido en esta situación. En sus manos había una antorcha, la cual movía en dirección de la pantera, en la que se reflejaban los destellos anaranjados, y que hacía que el ser se mantuviera a una distancia prudente.

Y como si perdiera la calma, la pantera saltó hacia delante, intentando acabar con la amenaza, pero el chico contaba con ello y fue rápido a la hora de usar su otra mano, la cual sujetaba un arma rudimentaria de madera en forma de cuchillo, y golpeó con ella al animal, arrancando un rugido de dolor. El cuchillo había hecho un corte en el rostro de la pantera, pasando por encima de su ojo y dotando a la cara del ser, un aspecto aún más terrorífico y ensangrentado, la sangre resbalando por el pelaje obsidiana, manchando el hocico y los dientes marfil del animal. El ojo lo mantuvo cerrado, seguramente dañado irremediablemente.

El joven agitó de nuevo la antorcha y golpeó con ella el rostro de la pantera una última vez, su objetivo siendo el corte. Cuando la llama alcanzó la piel herida, la bestia soltó un rugido de dolor y saltó hacia el follaje, seguramente entendiendo que no podría ganar, y retirándose hacia su guarida para lamerse y curarse la herida.

Tan rápido como todo había empezado finalizó, y de nuevo el bosque se sumió en el más absoluto silencio. Seguía encogido sobre mí mismo, habiendo vuelto a cerrar los ojos y negándome a abrirlos, cuando unos dedos tocaron mi nuca. Sentí mi piel erizarse y me arrastré lo más que pude a ciegas, hasta tocar un árbol y encogerme de nuevo.

-Dulyeowohaji mala. (No tengas miedo). -Una dulce voz se introdujo en mi cerebro y me acunó con cuidado, una voz suave. -Salajyeoss-eo neoleul haechiji anh-eulgeoya. (Se ha ido, no va a hacerte daño).

Abrí los ojos y lo vi frente a mí, el chico que un rato antes había huido con lágrimas en los ojos y bajo una amenaza cruel. Había vuelto, y me había salvado de la bestia que clamaba por mi sangre y que me estaba persiguiendo. Había arriesgado su vida por un extraño que no se lo merecía. Y de nuevo, bajo la luz de la pequeña pero fatal antorcha, me miraba con ojos brillantes y una sonrisa.

-¿Por qué has vuelto? Ni siquiera me merezco que me ayudes. -Unas lágrimas se escaparon de las comisuras de mis ojos; los suyos se abrieron como platos al ver como las gotas saladas descendían por mis mejillas, y como mi voz se rompía en las últimas palabras. Rápidamente se agachó a mi lado y comenzó a tocar mis mejillas, borrando las lágrimas con cuidado y gentileza.

Sin poder evitarlo, rompí a llorar desconsoladamente. El cúmulo de cosas que habían ocurrido en las últimas horas se desbordó. Me sentí tan pequeño y débil, un pequeño punto en la inmensidad del universo. Podría haber muerto bajo las patas del animal, o tal vez podría morir en unas horas por la picadura de un insecto, o por unas bayas o un tronco envenenado. Nadie podría decir lo que me iba a deparar el futuro. Sólo era un científico normal y corriente, sólo sabía de recoger muestras y analizarlas en mi microscopio. No sabía nada acerca de la vida salvaje, o de cómo sobrevivir por mi cuenta en una selva. Y para el colmo me había separado de mis compañeros y no sabía como regresar, o si ellos estaban bien y me estaban buscando. No sabía cómo comunicarme con este chico para que me entendiera y me llevara de vuelta con ellos. Me sentía un fracaso.

Seed of Madness 🍂 YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora