6. Enfrentar.

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—¡Me has estado evitando! ¡Incluso pasas más tiempo con el edificio andante!

Kageyama simplemente siguió su camino, les habían asignado salir juntos a buscar leña, Tobio se mantenía en silencio ante los reproches de Hinata debido a que no deseaba molestarse en contestarle con el mismo tono de voz, ni reclamarle por haberle hecho a un lado a causa de Kenma esto, Kenma lo otro, ni por la primera vez que pospuso su misión por estar con Kenma.

—¡¿Hasta cuando seguirás ignorandome?!

Las llamas al fin hicieron acto de presencia, los puños del pelirrojo se apretaban con fuerza en forma de puños, la leña seca rápidamente se incendió al más mínimo roce con el chico que tenía a su alrededor las flamas que se movían de forma amenazante. Tobio detuvo sus pasos al fin girando su cuerpo para mirar al más bajo que desprendía emociones en forma de fuego y retomo sus pasos pero con dirección a su compañero de hogar.

Sin previo aviso el puño de Tobio impactó en la mejilla derecha ee Shoyo haciéndole retroceder unos cuantos pasos, Kageyama se quejó por el ardor en su piel creado por el contacto con la incandescente piel del pelirrojo.

—¡Te la vives jodiéndome la existencia cuando tú, pedazo de idiota has provocado todo esto! ¡Kenma, Kenma, Kenma, Kenma aquí y allá! ¡Me asqueé de su nombre maldita sea!

Un puñetazo en el estomágo le cortó el aire de una sola vez haciéndole toser de manera violenta deteniendo por la muñeca el puño de Hinata mientras este le miraba con rabia, algo dolió en su interior, ¿se había enojado con el porque había insultado el nombre de ese forastero? Sus manos acunaron sus ardientes mejillas y por un momento la temperatura de Hinata descendió por la sorpresa, la sangre brotó de sus fosas nasales cuando la frente del más alto dejó un golpe en contra de su tabique y en esa misma parte usada como arma yacía una redonda marca carmesí a causa del golpe que le había proporcionado al pelirrojo.

—¡Anda! ¡Golpeáme más! ¡Hasta que quedes satisfecho por haber insultado al maldito de Kenma!

Lo soltó cuando su piel se derritió y nuevamente sus manos se empuñaron golpeando en la mejilla izquierda a Hinata, pateándole el estomágo a forma de desquite por verse relevado de su lugar, estaba molesto, furíco, fuera de sí, sus campos de fuerza se activaron y se lanzó con todo en contra de Hinata creando vibraciones que el suelo resintió haciendo que los escombros se mecieran de manera notoria, el fuego se esparcía a través del escudo invisible y era atacado a puñetazos sin tregua.

—¡¿Es que acaso estás celoso de que le de atención a Kenma?!

Estaba por atacarlo por la espalda pero los reflejos de Kageyama fueron más rápidos levantando un muro que le protegió de la llamarada que sin duda le habría lastimado de gravedad de haberle dado de lleno, Hinata no se estaba midiendo, su pecho se apretó y su boca tomó un sabor amargo, biscoso, le había dolido.

—¡Estoy celoso!

Con el labio partido, el rostro con rastros de golpes y empuñando las manos al fin declaró su sentir. Hinata se limpió la sangre seca con la uña de su dedo índice que se había quedado pegada a la comisura de su labio descendiendo hasta su barbilla, las llamas consumían la leña mientras sus hombros subían y bajaban debido al cansancio de la lucha con alguien más experimentado en el campo.

Kageyama por su parte comenzaba a resentir la hinchazón en el costado izquierdo de su rostro, esta comenzaba a reducir su campo de visión en su ojo y limpio el sudor con el dorso de su mano, adolorido, resentido y con los sentimientos a flor de piel bajo los puños con los labios fruncidos dándole la espalda al de cabellos rojizos.

—Seguiré buscando leña.

Hinata sintió el peso de la culpa entonces, pero se tragó las disculpas dirigidas al pelinegro y le siguió asintiendo, el se había encargado de consumir el trabajo de ambos, les llevó más tiempo debido a que empezaron nuevamente de cero, la repentina lluvia les sorprendió a ambos y el pelirrojo hacía hasta lo imposible porque su leña no se mojara mientras Kageyama solo extendía su campo de fuerza sobre el manteniéndose seco alejado de la lluvia. Resignado a dejar caer la leña ligeramente mojada se encamino al refugio y en eso sintió que la lluvia se detenía sobre el, Tobio lo protegía de la lluvia mirándolo con aquellos orbes azul oscuro resplandecientes por el uso de sus habilidades naturales y tragó grueso desviando la mirada. Llegaron al refugio donde Sugawara les recibió con una cálida sonrisa además de comida, Tanaka recibió la leña para hacer uso de esta en las lámparas que mantenían durante sus guardias.

Caminando con el poco resplandor que le brindaban aquellas antorchas en los pasillos Hinata se animó a tonar la mano del más alto deteniendo al fin su caminar.

—Kageyama lo siento.

No se giró a mirarlo en lo más mínimo sin embargo se detuvo de forma voluntaria sin oponer resistencia al tacto que mantenían ambas extremidades.

—Lamento... haberte hecho a un lado, no fue mi intención hacerlo, es solo que las pláticas con Kenma eran tan geniales que...

—Cállate, no me des detalles que no necesito.

Su pecho latía dolorosamente ante aquellas palabras que provocaban un sentimiento parecido al dolor de irse abriendo la piel lentamente con un objeto realmente afilado, su mano al fin se soltó del agarre ajeno.

—Dormiré en otra habitación.

Se llevó una mano a la parte de su rostro que se hinchaba cada vez más ante el reposo, pensaba en iniciar su guardia de una sola vez para no tener que ir a dormir con el pelirrojo y el chico de cabellos bicolor, así lo hizo. Con la mirada al frente atento a su alrededor y una curita ya casi desgastada por el tiempo que Yachi se había encargado cuidadosamente de posar sobre su mejilla para cubrir el corte de la piel para taparla de los curiosos ojos miel que no dudarían en preguntar con su singular toque salado por su estado y como había llegado esa herida hasta allí, no tenía ánimos en lo absoluto para hablar de ello suspirando resignado a mantenerse en guardia.

—Shoyo.

Kenma observó a su pelirrojo compañero y como este se dejaba caer de espaldas asustandole.

—Lo arruiné, jamás se va a fijar en mi y solo sigo arruinando, una y otra y otra vez las cosas.

Sus dedos peinaron de forma brusca sus cabellos y las manos del pelirrojo fueron apartadas de su cabello con un gesto de tranquilidad en aquellos orbes de color dorado oscuro, tan vigilantes como los de un felino, atentos a los cambios en el ambiente con una sonrisa comprensiva.

—Quizás las cosas debieron ser así, quizás Kageyama no estaba destinado a estar contigo y por eso de forma inconsciente lo has alejado, aunque es cruel quizás sea lo mejor.

Sus narices estaban muy cerca, Hinata podía ver las pupilas ajenas, como estás se dilataban y entonces recordó que en clase de Biología le habían enseñado que el cuerpo al sentir placer, las pupilas lo demostraban dilatándose un poco, sus alientos ya danzaban juntos mientras los largos cabellos rubios de Kenma acariciaban sus mejillas mientras Shoyo se mantenía al sentido contrario de su posición y su mano derecha le estaba traicionando al posarse en la nuca del chico con habilidades a la hora de conectar cables unos con otros, su mente le traicionó y Kageyama apareció ante sus ojos sellando sus labios a los de la imagen que su cerebro le hacía ver.

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