Las ondas de calor viajaban a través del camino sin resultado alguno, Hinata suspiro de nueva cuenta con los ojos ardiendo por las ganas de llorar que el sentimiento de impotencia que crecía en su interior cada vez llenaba más y más espacio en su pecho, la mano de uno de los mayores se posó en su hombro dándole la fuerza necesaria para seguir tratando de encontrar a Kageyama. Los días pasaban, no era una búsqueda fácil debido a que se encontraban en la nada, sin pistas, sin resultados de sus esfuerzos, todo ello comenzaba a frustrar al equipo y Hinata lo sabía, el tenía enteramente la culpa por haber dejado que Kenma entrase al refugio como cualquier persona de ahí, si tan solo hubiera hecho caso a Kageyama ellos estarían juntos en el refugio mimandose mutuamente, ¿el estaría bien? ¿Comería? Tobio en algunas ocasiones se negaba a comer, era un poco selectivo con sus alimentos y aquello preocupaba a Hinata, aparte de que el también comenzaba a tener más hambre de la normal con antojos de cosas que ni el sabía el porque.
Ahora todos se encontraban dormidos, las estrellas eran poco visibles ante la contaminación del ambiente en el cielo nocturno y su mente divagaba en los recuerdos felices, en Kageyama y su sonrisa que tuvo el honor de presenciar, un gesto sincero más allá de esa sonrisa turbia que mostraba en su intento de que estas salieran naturales, sin darse cuenta debido a sus párpados cerrados el cabello de Hinata comenzó a crear un fuertr fulgor que ilumino a sus compañeros y entre más crecía su sonrisa más fuerte se hacía hasta que de repente en un pequeño hilo se separó de su cabello comenzando un camino que solo aquella pequeña hebra conocía, atrevesó distritos causando admiración entre los contados habitantes de estos; Hinata continuaba con una sonrisa en su rostro dejando que no solo el calor de su cabello se extendiera, el cálido sentir en su interior no se detenía inundando su cuerpo segundo a segundo. Tobio trataba de conciliar el sueño, pero la imagen de aquella cosa venía a su mente asustandole, haciendo que el cansancio abandonara de forma abrupta su cuerpo y haciéndole frotar con frustración sus ojos.
-Mañana intentaremos dejarlo dentro de la casa, quizás podamos llegar a Miller si el entra en contacto con esa cosa.
Aquel enano, ese bastardo de cabellos castaños hacía que sus nervios se crisparan, aunque había recibido el consuelo de Iwaizumi este no surtía efecto, tenía tantas ganas de llorar, abrazar a Hinata, recibir los mimos de Sugawara, ver el feo rostro de Tsukishima, escuchar los relatos fantásticos de Yamaguchi, extraña absolutamente todo en su antiguo hogar pero veía tan distante la idea de encontrarse con ellos nuevamente y que Hinata no lo olvidara o lo reemplazara.
Sus manos se detuvieron en sus mejillas, su mente le mostraba imágenes de Hinata con alguien más, una mujer con la cual podría ser enteramente feliz y sin problemas de particularidades extrañas, compartiendo un beso, creando una familia y el hilo incandescente se vio interrumpido por un lazo oscuro, ahogado por este mientras se enlazaba para cortarle el paso y extinguir su luz. Las uñas de Kageyama se extendían en su rostro rasguñando ligeramente este mientras algo en su estomágo se removían, ansiedad, aquel delgado hilo de cálida luz no se dio por vencido escapando de su oscuro captor para enlazarse al cuerpo de Kageyama justamente a la altura de su abdomen. Aquel hilo parecía comprender la complegidad del problema en Kageyama ya que parecía querer enredarse alrededor de aquella parte en el cuerpo del azabache para protegerlo, un latido, un quejido ligero y el sonido húmedo de un chupeteo resonó enviando aquello a Hinata que abrió ampliamente los ojos tomando todo el aire posible dejando el fulgor atrás en sus cabellos mirando nuevamente el tenue cielo estrellado y sonriendo ampliamente, ya sabía donde se encontraba Kageyama.
-¡Tobio!
Kageyama, con una inyección que obviamente no era calmante fue llevado hasta aquel lugar, sus poderes no reaccionaban, su cuerpo era manejable a manos de sus captores que ahora lo arrojarían a aquel lugar donde sabía que quizás no saldría con vida y su corazón bombeaba sangre cada vez más aprisa.
-Ah, pero si se encuentra ansioso de conocerte Kageyama-kun.
La sonrisa retorcida de Morisuke asqueaba al azabache, lo odiaba con todo su ser por obligarle a hacer aquello, le temía a esa cosa y sus ojos al borde de las lágrimas lo confirmaban. Fue lanzado sin miramientos al interior de la burbuja cerrando las puertas y aquel espectro no tardo en encarar a Kageyama observandole con esas cuencas blancas en lo que sin duda era su cara, la sonrisa resquebrajandose lleno de temblor los brazos y piernas de Kageyama, sin más fue atacado sin piedad por aquella fuerza oscura, lastimando sus brazos, piernas, hombros, cortando sus antebrazos, su rostro apenas pudo salvarse debido a que había interpuesto los brazos a la altura de su rostro para no ser dañado de gravedad y cuando presintió que iba contra su estomágo se cubrió dejando expuesto su rostro pero no sintió dolor, ni el aroma a sangre, mucho menos la humedad en aquella parte por lo que temoroso a la respuesta o de que ya se encontrara muerto abrió los ojos jadeando ligeramente al toparse con aquella cosa observando fijamente aquella zona de su cuerpo tan cerca que continuaba provocandole escalofríos. El espectro comenzó a tomar una forma más humanoide revelando una larga cabellera y sus ojos tomaron forma humana mirando a Kageyama.
-¡Derecha Daichi-san!
Hinata tenía el corazón bombeando sangre cada vez más rápido a causa de la ansiedad de poder encontrar a Tobio y de salvarlo de las manos de Kenma, también su deseo de ver a aquel rubio que lastimo su confianza podría hacerse realidad.
-Es posible, sin duda es posible.
Los ojos de Yaku brillaban de entusiasmo al ver como aquel espectro dejaba su terrorífica forma para dar paso a una figura femenina mientras el color negro brillante desaparecía enteramente de su cuerpo dando paso a una imagen angelical con una sonrisa amable.
-Tobio...
Su voz fue tan dulce, tan suave cuando le llamó que su pulso se calmo casi al instante de escucharle, aquellos ojos azul profundo que le observaban con profundo amor y añoramiento.
-Te estuve esperando por tanto tiempo, la guerra estalló sin sentido y tú junto a tu padre escaparon, mi bebé, mi dulce Tobi.
Dejando sus traslúcidos pies tocar el suelo cubierto de yerba crecida avanzó hasta el joven que aún se quedaba atónito, sin siquiera poder parpadear por aquella mujer tan bella que tenía frente a sí y que además de ello le hablaba con tanta familiaridad.
-Soy solo un mensaje atrapado en este lugar, un mensaje de Miller Celestine, tu madre.
-¿Mamá?
El chico al fin volvió en sí pero ya se encontraba siendo acunado entre los brazos de aquel mensaje que parecía estar llorando, un holograma hecho de energía que podía brindarle caricias a su cabello y desprendía un aroma a manzanilla, tranquilizador.
-¡Tomen la energía y no dejen que se desvanezca!
Yaku lideraba el pequeño pelotón de personas que iban con armas de distintos calibres hacia el espectro y el azabache.
-No me interrumpan.
Al momento en que su cabello se elevó las cabezas de sus atacantes cayeron al suelo rodando por este mientras la mirada de Tobio para que aquella escena no lo perturbara y Yaku retrocedió cerrando la puerta, el poder de Miller aún se encontraba con ella.
-Ven conmigo Tobio.
Ambos desaparecieron dentro del lugar dejando al castaño impactado y aturdido, debía enfrentar de mejor manera a Miller.
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Proceso
Science FictionEl mundo es bello aún en el caos y la miseria, las estrellas brillan para los que rebosan de vida y los que están a punto de dejar el mundo de los vivos.