Sé mío.

Prueba de amor.

Tomé fuertemente la cintura de Ouma y metí mi lengua sin hacer mucho esfuerzo, Ouma correspondió con timidez y se sostuvo de mis hombros. Metí mi mano debajo de mi camiseta y se la quité, cuando nos separamos del beso pude ver todas las heridas y  moretones que tenía, era perfecto, lo puse debajo de mí y empecé a lamer sus pezones, Ouma-kun sólo cerraba los ojos y soltaba leves gemidos hasta que mordí uno fuertemente. Ouma gritó pero no opuso resistencia.

Después me separé para buscar una soga y amarrarle los brazos fuertemente mientras él solamente me miraba con un sonrojo lo cual me hizo más feliz, le quité los pantalones y la ropa interior junta para empezar a morder su muslo izquierdo y a masturbarlo rápidamente para después metermelo a la boca. Él siempre me hacía orales, era hora de que le devolviera el favor. Empecé a chupar rápidamente mientras él intentaba no gemir lo cual le era imposible ya que aumentaba mi velocidad.

Ouma: ¡S-saihara-chan... D-detente... Me correré...!

Sólo hizo que aumentara más hasta que sentí el sabor raro de su semen. Se separé y lo besé jugando con su lengua solamente para que probara y de diera cuenta de lo delicioso que es él. Me separé y le abrí las piernas para sacar mi propio pene metiéndolo en su cálida entrada rápidamente, no esperé las ansias de moverme rápidamente, me encantaba el sonido de nuestros cuerpos chocando. Cada movimiento sentía que podría romper a Ouma-kun pero sólo pensaba en hacerlo mío.

No pasó mucho tiempo antes de corrernos, pero no era suficiente, me abroché el pantalón y lo vestí para ir al cuarto donde estaban todas las fotos de él y el altar a los de nuestro salón y saqué una pistola.

Saihara: Juguemos un juego, demostrarás tu amor jugando a la ruleta rusa.

Ouma: ¿P-pero s-si fallo...?

Saihara: Entonces en verdad no me amabas y este fue tu castigo.

Ouma: E-e-e-está bien...

Le puse una bala a la pistola, se la di a Ouma y se la apuntó a la cabeza.

Saihara: Estarás bien... Confío en tu amor.

Ouma: S-sí.

Disparó.

pero no pasó nada, entonces lo abracé y besé su frente.

Saihara: Sabía que me amabas.