Le Cirque des Rêves.

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« Le cirque est un petit bout d'arène close, propre à l'oubli. »

Voy a contaros la historia del circo de los sueños.

Era un circo como cualquier otro, pero tenía algo especial, sueños, muchos sueños por cumplir. Iba de un pueblo a otro con el objetivo de impresionar a la gente con su talento, con sus trucos. Nadie lograba nunca ver ese toque especial que hacía que resplandeciera, hasta que llegaron a un pequeño pueblo donde una chiquilla de unos cinco o seis años le preguntó al trapecista como cumplir sus sueños. Él lo pensó un par de veces y luego la tomó de la mano y se la llevó hacia dentro la carpa del circo ambulante y la dejó pasar por esa parte que nadie del público ve, que solo los que actúan pueden apreciar. Ella, con una sonrisa de oreja a oreja se fijaba en cada detalle de lo que estaba viendo, había un par de payasos, muchos mimos y animales junto a otros actores o personajes de esas actuaciones. De vez en cuando algún mimo se la miraba y le saludaba, mientras que hacía ver que no sabía escapar de ese cubo transparente que le envolvía. Luego estaban los payasos que le daban miedo, por eso en cuando captaba uno con su vista apretaba la mano de su amigo, el trapecista, que una vez terminó de recorrer todos los pasillos traseros, decidió llevarla al “escenario”.

Una vez allí se sentó en el suelo y le hizo la pregunta que ella quería oír desde hacía mucho:

-¿Qué deseas pequeña, cuáles son tus sueños? - Dijo él aún disfrazado y maquillado, así pareciendo el protagonista en un cuento donde la magia era esencial.

-Quiero… mmm… ser mayor – Dijo ella con seguridad después de haber dudado durante unos instantes.

-Bien –Dijo él- No puedo concederte ese deseo –de repente se fijó en el rostro de la niña y vio que su sonrisa se esfumaba- Eh, no me quites esa sonrisa tan bonita que tienes, que yo te diga que no pueda concederte ese deseo no significa que no se vaya a cumplir, porqué un día crecerás y tu deseo se hará realidad sin que te des cuenta. Luego, si aún me recuerdas, recordarás también estas palabras. Yo soy mayor y me gustaría volver a ser como tú, igual que tú ahora mismo me estás diciendo que quieres ser mayor, como yo. Siempre llega ese momento en el que te das cuenta de que la mejor época de tu vida es ésta que estás viviendo, pero la vida es así y cuando pasa esa época de la que te he hablado no nos damos cuenta, no lo apreciamos y solo lo vemos claro cuando ya es demasiado tarde. Así que pequeña, disfruta ahora, antes de que sea demasiado tarde y ya no puedas hacerlo.

Ella lo miró muy desconcertada, no había comprendido la mitad de todo lo que le había dicho, pero le hizo caso y no borró nunca esa sonrisa de su rostro.

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