Short stories

Nuvole Bianche.

La pasión de un pianista al tocar las teclas de un piano; la pasión de un escritor al escribir y letra por letra ir formando palabras; la pasión de un pintor al coger el pincel y hacer la primera pincelada sobre una tela blanca.

Sensaciones de libertad.

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A mí me apasionaba sentarme en el pequeño taburete, colocarme cómodo, instantes después poner mis dedos sobre aquellas piezas blancas y alguna más pequeña negra y finalmente crear sonidos, sonidos que juntos crean melodías que acaban formando canciones más escuchadas antes para nadie aparte de mí.

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Cuando podía, ella se sentaba delante de aquella antigua máquina que tanto apreciaba y miraba fijamente las letras y el papel blanco, muy blanco. Ese papel siempre le creaba inseguridad, miedo. Pero después de estar un rato mirándolo y pensando, pensando en cuál sería la primera letra, que seguida de otras crearía la primera palabra de un texto, es cuando dejaba de fijarse en el papel al que tanto temía y miraba las teclas con letras impresas encima, para clavar la forma de la letra elegida cubierta de tinta sobre el blanco.

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Ellos dos se conocieron en un parque. Aquel parque solitario que de vez en cuando recibía la visita de ellos, antes por separado y finalmente juntos.

Él iba con el caballete de madera y la tela, los pinceles y la pintura, la originalidad y la libertad. Una vez allí sólo había que observar el paisaje, dejarse cautivar por la belleza y los olores de la naturaleza.

Ella iba con el caballete de madera y la tela, los pinceles y la pintura, la idea y la ilusión. Una vez allí sólo había que encontrar el lugar indicado y soltar la imaginación.