Había soñado en él. En que él la envolvía en sus brazos, en sus continuos besos, en sus palabras y su voz. Sabía que no era casualidad, que todo tenía algo que ver.
Se levantó pronto, más pronto de lo normal y se quedó mirando el techo en la cama. No le gustaba. Se fijó en el resto de esa diminuta habitación donde pasaba tantas horas llegando a la conclusión que debía cambiarlo completamente todo. Luego se durmió como cada vez que se levantaba a las tres de la mañana. Se durmió volviendo al sueño, el de cada noche, el que la tenía hechizada.
La mañana siguiente se levantó feliz, con muchas ideas en su cabeza. Se sentó en la cama y miró por última vez su habitación. Apuntó un par de cosas en un papel que estaba encima de la mesa y se lo metió en el bolsillo justo antes de salir del edificio.
Se pasó toda la mañana en su oficina, dibujando. Salió al restaurante más cercano para comer y volvió para terminar el diseño. Estuvo tan ausente mientras comía que ni se dio cuenta de la presencia del soñado en el restaurante. A las seis en punto de la tarde, ya oscuro, pasó por más de diez tiendas hasta regresar al piso. Allí subió todas las bolsas, sus dibujos y se sentó en medio de la sala para concentrarse y empezar su proyecto.
Eran las once y aun no había cenado porque no le importaba. El tiempo pasaba y ella no se daba cuenta. Estaba distraída colgando cuadros, fotos y dibujos; moviendo muebles; poniendo alguno nuevo y pintando.
De repente oyó un ruido que le parecía el peor pero más fascinante del mundo entero, estaba lloviendo. De vez en cuando un relámpago caía e iluminaba la sala ahora sencilla y nueva. Los truenos la asustaban, pero aprendió a vivir con el miedo.
Eran las dos de la madrugada y se había quedado dormida, tumbada en un lado de su habitación, encima de la nueva alfombra, soñando con esa escena que podría hacerse realidad y con la lluvia que la ayudó a coger el sueño.
El sueño era más largo. Estaban juntos, juntando sus sonrisas. Estaban cogidos el uno del otro. Abrazados. Uno encima del otro o de lado.
No lo entendía, pero le quería tanto como antes.
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Short stories
Short StoryDesde reporteros perdidos en medio de París hasta niñas pequeñas que tienen la suerte de visitar un circo. Mundos inexistentes, fotógrafas que hacen de guías, viajes en barco casuales. Desde romances en pequeños pueblos costeros hasta conversacione...