"El mejor maestro siempre será la experiencia"
Andrómeda contiene las ganas de llorar mientras maneja. Su corazón está herido y su enojo apenas le permite pensar algo coherente a favor de Elliot. No habían podido disfrutar de los hot dogs así que decidió pasar por un local de comida rápida para comprar un café para ella y un postre para Elisabeth. Ahora se encontraban de camino a casa.
—¡Es un...! —calla al recordar que Elisabeth está a su lado. La mira, avergonzada.
—Adelante, no te detengas por mí.
—Lo siento. Este de seguro ha sido el peor cumpleaños de todos. No fue mi intención reaccionar así, pero fue un irrespetuoso ¿Cómo puede tratar a las personas como si fuesen unos insectos inferiores a él? Pensé que había cambiado o que al menos estaba haciendo el intento de hacerlo.
—El temperamento de papá es duro e inflexible. No será fácil que cambie. Puede que contigo lo haya hecho porque te ama, pero aún debe trabajar con su entorno.
Andrómeda suspira, sintiendo una pesadez en el pecho—. A veces dudo de que esto pueda funcionar...—Murmura—. Deberíamos volver. No se llevó su teléfono o su billetera. —Baja la velocidad al ver unas sirenas reflejarse en el retrovisor—. Qué raro, no íbamos a alta velocidad.
Detiene el auto y espera pacientemente a que el oficial se acerque. Baja la ventanilla al ver al policía y le sonríe.
—Identificación, por favor. —Andrómeda la saca de la guantera y se la tiende. El policía mira de reojo a Elisabeth y endurece su gesto—. ¿Es su hija?
—Mi hijastra. —Contesta—. ¿Hay algún problema, oficial? Que yo sepa, no estaba manejando a alta velocidad.
—Una empleada del restaurante donde pidió el servicio en el auto me informó de una mujer negra acompañada de una niña caucásica. —Andrómeda sonríe con amargura, sabiendo lo que se avecina—. ¿Este es su auto?
—Sí, oficial, puedo enseñarle los papeles si gusta.
—Le pido que salga del auto.
—No voy a salir de mi auto a menos que tenga una orden para sacarme. —Espeta. El hombre no se molesta en mirarla y se dirigió a la niña.
—Pequeña, ¿esta mujer es realmente tu madrastra? —Elisabeth asiente, cohibida. No por Andrómeda, sino por lo insistente que parecía ser el hombre, a tal punto de incomodar a su madrastra—. Cariño, si esta mujer te tiene amenazada o algo parecido, puedes decirme.
Andrómeda respira profundo y niega, cansina—. Bajaré del auto, pero deje de hacerles esas preguntas a mi hija.
—Estoy en el deber de hacérselas.
—No, no lo está. No hay ninguna orden en mi contra, estoy colaborando y mis papeles están en regla. No tiene ningún motivo para incomodarla. —Salió del auto y azotó la puerta.
—La niña también debe bajar.
—No lo hará. Si quiere buscar en el sistema mi nombre, hágalo, pero no se la llevará.
—Quiera o no. La niña debe venir conmigo. Debo asegurarme que lo que dice es cierto.
—Puede asegurarse ahora mismo sin necesidad de hacer que baje. —Puntualiza, perdiendo la paciencia.
—¿Me está alzando la voz?
—Estoy siendo clara.
El policía la miró, grave e intentando lucir amenazante. Andrómeda no se inmutó.
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DULCE ATADURA (EL AMOR DE MIS VIDAS#1)
Любовные романыElliot Cárter está acostumbrado a ser obedecido y complacido en cada aspecto de su vida. Déspota, egoísta, arrogante y poderoso, no nota el momento en el que su vida se ve de pronto, inexplicable y extrañamente, ligada a la de una mujer que reúne to...