Capítulo 23

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"Las mentiras y los secretos siempre tienen patas cortas"

Entra a su casa y después de cerrar la puerta con cautela soltó un suspiro de cansancio, cierra sus ojos y respira profundo. Sólo quiere subir a su habitación, tomarse sus pastillas de dormir y descansar. Siente que su cabeza explotará en cualquier momento y...

Se detiene al ver a toda su familia en la sala principal adornando el árbol de navidad. La situación le resultaría normal, de no ser porque son más de medianoche y porque uno de los que adornaba con mucho esmero es Harry, la persona que no puede ni sostener una bambalina sin bufar y que ahora se le ve muy entretenido colocando la estrella- que va en la punta- en la base del árbol.

—Oh, ya llegaste—Horus se esfuerza en sonreír y no lucir mortificado—.¿Cómo te fue?— el intento de tono despreocupado le sale bien disimulado, pero nada tiene que ver con su cara.

Andromeda espera tres segundos para responder.

—Me fue muy bien— sonríe.

Si hubiese respondido de inmediato, dos o un segundo tal vez, hubiesen sospechado por su entusiasmo. En cambio, si tardaba más de tres segundos, pudieran ser cuatro o cinco, no solo sospecharía, si no también que la hostigarían con veinte preguntas como mínimo. Respondió en el momento perfecto con la tranquilidad perfecta, pues todos sonrieron complacidos.

Ahora solo le harían unas cinco preguntas.

—¿Te trataron bien?—pregunta Harry mientras deja la estrella en la mesa dado que no supo dónde diablos ponerla.

—Si, todos fueron un amor.La familia de la señora Nicols es muy acogedora y cálida, hablaron de muchas cosas, reí mucho y lo disfrute. Pero luego me dio dolor de cabeza y me despedí temprano — relata. Con eso se había ahorrado al menos tres preguntas para irse cuanto antes a su habitación.

Todos asienten conformes.

—¿Te duele mucho?— inquiere Roger—¿Ya tomaste tus píldoras?

—Ya las tomé. Me duele solo un poco, nada de qué preocuparse— le sonríe —.Me gustaría ayudarlos, pero estoy muy cansada.

—No te preocupes, Andie. Ve a dormir.

Vuelve a asentir y sube las escaleras. Su sonrisa se va desvaneciendo por cada escalón.

Cuando se encuentra en la soledad de su cuarto, se desviste y se deja caer en la cama, ahogando los sollozos contra la almohada y empapando todo su rostro.

Está cansada, exhausta y harta de toda su vida.

Quiere ser una médico normal, una empresaria normal,¡una persona normal!,sin ser avasallada con preguntas, sin ser tratada como una cría y una enferma mental.

Siempre se ha preguntado qué pudo haber hecho para merecer algo así, luego recordaba y decía que lo merecía, pero después de asumirlo, caía en la realidad de que nunca había hecho tales cosas, solo eran ilusiones creadas por su mente, para luego volverlas a creerlas realidad. Es un círculo vicioso y tortuoso; no distinguir entre los recuerdos de su mente y las ilusiones hechas por la misma.

Se sintió tan mal cuando recibió el rechazo de Sarah. Todo por culpa de la impulsividad de Elliot Cárter.

Elliot.

«Elliot».

Ese  hombre que ha cambiado su vida por completo, con sensaciones extrañas y sentimientos ocultos y no puede desaparecer  de su mente.

¿Qué le atraía de ese hombre tan vil?

Tal vez son sus ojos, podría ser su voz o su sola presencia, también podría ser la curiosidad por conocerlo verdaderamente; ese elliot que ama tocar el piano, que es sobre protector con su hija y le prepara mil y un tartas como le ha contado la pequeña Elisabeth.  Incluso podría ser el hecho de sentirse identificada con él.

DULCE ATADURA (EL AMOR DE MIS VIDAS#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora