Capítulo 46

1.9K 188 23
                                    

"No trates de vivir mejor, vive para mejorar".

《...》

Él lo sabía.

Todo ese tiempo, él fue consciente de su enfermedad, aquellas noches en las que lloraba por no poder ser capaz de decírselo, esos días en los que su mente y su corazón le reprochaban su silencio, habían sido solo una flagelación para ella misma y su conciencia, pues él ya lo sabía todo.

Sale del despacho y baja las escaleras, ausente. Su mente se halla desconectada, ni siquiera puede pensar en algo coherente, solamente emite acciones mecánicamente. Toma un taxi y murmura una dirección. Ni siquiera logra escucharse a sí misma, simplemente se aísla en sus propios pensamientos.

Cuando se da cuenta, lo primero que ve ante sus ojos es la casa de los Nicols. No entiende por qué sintió el impulso de ir a ese lugar, pero un alivio instantáneo la recorre al estar allí. Tampoco es capaz de ir con su familia.

No quiere estar sola.

No tiene dónde ir.

Mary, quien se encuentra en el jardín, logra divisarla

—¿Andrómeda?. Preciosa, ¿qué haces aquí? ¿Qué ocurrió con Elliot? ¿Te encuentras bien?

La sola pregunta logra que salga de su estado de asimilación. Rompe en llanto, volviendo a caer en la dura realidad. Se abalanza sobre Mary y rompe en llanto.

—Mary, cariño, ¿quién está...? ¡Dios mío, Andrómeda! Vamos, levántate corazón, esto le hace mal al bebé ¿Pero qué te ha hecho mi hijo? Dios santo...— Sarah toma su mano y la atrae hacia ella para que ingrese a la casa.

Sarah se encarga de llevarla a la habitación. Le pide que se dé un baño para que se calme y le presta una muda de ropa.

Mientras más piensa las cosas, todo comienza a cobrar sentido. Luego del accidente en aquella velada, Elliot se había vuelto muy atento con ella, hasta cuidadoso, incluso había desarrollado una extraña amistad con Serena. Si calculaba su estado gestacional notaba que, para ese entonces, ella ya se encontraba embarazada y que por rutina tuvieron que haberle practicado unos exámenes.

¿Cómo no lo había pensado antes?

¿Él se había enterado de su enfermedad y al mismo tiempo de su estado?

Era lo más probable.

Sarah ingresa a la habitación, notando de inmediato la mirada vacía y triste de Andrómeda. Deja el té sobre la mesa de noche y sonríe.

—Debes esperar a que enfríe un poco.

—Gracias. Lamento haber venido aquí de esta forma.

—Tranquila. Estoy encantada de que estés aquí ¿Puedo...? —miró su vientre. Andrómeda asintió. Sarah posó con cuidado su mano. Lo acarició, anhelante.

—Crecerá grande y sano, como su padre.

El rostro de Andrómeda se descompuso al escucharla. Un enorme nudo se instaló en su garganta.

—Sarah..., ¿podemos hablar?

—Por supuesto.

Andrómeda tragó grueso. No quería llorar más, pero estaba sensible y dolida. No estaba segura de poder soportarlo todo.

— Elisabeth ha descubierto que Elliot no es su padre.

Sarah dejó de acariciar su vientre.

—¿Qué?

DULCE ATADURA (EL AMOR DE MIS VIDAS#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora