Capítulo 36

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"El ser humano se guía por sus sentidos, pero cuando se enamora...es esclavo del corazón"

《...》

En el coche solo pueden escucharse las notas del piano interpretando a Ponchielli, una sinfonía que, sin querer, hacía más tenso el ambiente.

Elliot no puede dejar de mirar a Andrómeda, quien se encuentra con los ojos cerrados, disfrutando la melodía que provenía del reproductor del auto.

«¿Le gusta la música clásica?»— se pregunta a sí mismo.

Sonríe.

No puede evitar recordar aquella vez que fue a llevarla a su casa luego de haber dormido en la suya, todo se veía tan lejano, no creía lo rápido que pasaba el tiempo y lo importante que se estaba volviendo para él.

Desecha el pensamiento apenas llega a su mente.

El auto se detuvo justo en la en la sala de eventos  del hotel donde se celebraba la fiesta de la empresa. Había muchos fotógrafos capturando rostros de personas reconocidas, Andrómeda los comparó con las pirañas cuando veían un trozo de carne.

Traga grueso.

No podía hacerlo, no iba a bajarse y enfrentar a todas esas personas, eran malas, ella lo sabía, eran malvadas y solo querían verla sufrir.

—Debemos bajar— le indica él, con suavidad.

No responde nada y baja, apresurada. Entre más rápido cruzara ese mar de personas, mejor. Elliot la sigue. Antes de que ella pueda alejarse más, la sujeta de la cintura y la atrae hacia él. De inmediato, todos posaron su atención en la pareja.

— ¡Señora Cárter, mírame! ¡ Sonríele a la cámara!

—Queremos verte, ¡posa un poco!

Comienza a respirar con dificultad, temblorosa. Se aferra a Elliot, empuñando la tela del traje en su pecho. La mano de Elliot está posada en su espalda baja y cubierta por su cabello, así que él aprovecha y la acaricia para calmarla.

—Tranquila, todo estará bien, estoy a tu lado—le susurra.

—No quiero fotos, Cárter— musitó con voz débil.

—Está bien,no habrá fotos— se apresuraron a llegar a la entrada del salón del hotel, sin soltarla.

— Ellos continuarán en la fiesta así que debes ser fuerte y aguantar un poco.

—¿Por qué hay tantos? Tenía entendido que tu no acostumbrabas hacer de esta fiesta un acto público si no lo contrario.

—Mis asesores me lo recomendaron para darle publicidad a la empresa, además, antes era soltero y no tenía una esposa que mostrar.

—Soy un objeto publicitario entonces.

—No dije tal cosa.

—No con esas palabras pero de igual manera lo insinuaste.

Elliot sonrió con picardía.

Le encantaba discutir con ella.

—Ustedes las mujeres siempre ven cosas donde no las hay— refutó. Y se arrepintió apenas vio el rostro de Andrómeda—. No quise—

—No importa, de igual forma tienes razón en eso.

Elliot se maldice por haber hablado de más. Es evidente que todavía le duele lo que él le había dicho, y no es la única, a él también le sigue afectando. Hizo mal al actuar impulsivamente, eso solo había servido para ilusionarla, lastimarla y arruinar su relación por completo.

DULCE ATADURA (EL AMOR DE MIS VIDAS#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora