Capítulo 11

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"Es difícil dejar de convertirse en la persona que los demás creen que uno es".

«Thorton Wilder»

Aterriza en el aeropuerto internacional Yundum en Banjul, la capital de Gambia, un aeropuerto muy bien visto arquitectónicamente para ser uno de los países más pobres del mundo. Sin embargo, aunque es uno de los países más golpeados por el índice de la pobreza, ella no puede sentirse más a gusto en ese lugar. Ha tomado una aerolínea común y mientras baja con los demás pasajeros, al tocar el piso toma una gran calada de aire y luego lo expulsa lentitud, de manera que su cuerpo reconozca que estaba en uno de los lugares más queridos por ella, que pueda distinguir el aire nuevo que aspira, suspira y llena de vida, no solo su organismo, sino también su alma. Un aire libre de hermanos sobre protectores y gente prejuiciosa.

Tres minutos exactos después su teléfono comienza a vibrar en su bolsillo y mientras va rumbo a la sala de equipajes a esperar el suyo, contesta.

—Estoy viva.

—Es un alivio—responde Horus al otro lado de la línea—. Esta asistente en tu consultorio...

—Trátala bien en mi ausencia, por favor. Dejé que administrara todas mis citas.

—Debiste llevártela, a ver si así alguien te hacía compañía mientras estuvieses con ese hombre a solas y—

—Ya basta, Horus.

—La tía Niara te está esperando en las afueras del aeropuerto —bufa al escucharla y toma su maleta, molesta con la situación.

— ¿Por qué hiciste eso?

— ¿No ibas a quedarte a que la tía Niara de todas maneras? ¿O pensabas quedarte en otro lugar?

—¡Pues claro que me quedaré con la tía Niara! Lo que no quería era que se tomara la molestia de venir de Brikama a Banjul, pero con los sobrinos tan desconsiderados que tienen, ¿qué puede esperarse? — hubo un silencio en la otra línea y sonríe porque había dado en el clavo. El aeropuerto yundum no es tan concurrido así que se encuentra a solo pasos de la salida.

—Da igual— escucha después del breve silencio que su hermano había guardado—No hagas ninguna locura ¿de acuerdo? Y limítate a solo hacer negocios con el hombre— le escucha decir a Harry, de un trasfondo pudo escuchar un "dejen vivir a Andrómeda" por parte de Roger.

—Haré el intento—no deja tiempo de réplica cuando y cuelga.

En la acera del aeropuerto una mujer de mediana edad con cierto parecido a su madre— con la única diferencia de los ojos mieles que la misma tenía—, un joven de unos veintitantos y una adolescente parecida a ella, sacuden sus manos enérgicamente con una sonrisa que casi traspasa sus ojos.

—¡Dakarai!— la mujer se acerca y la abraza, escudriñándola de arriba hacia abajo—. ¡Mira que grande y hermosa estás!

—Han sido solo seis meses, tía.

—Seis largos meses, Andrómeda—escucha la grave voz de aquel chico de casi dos metros, le sonríe y lo abraza—. Te he extrañado primita, los partidos de fútbol no son iguales sin ti, he perdido muchas de mis apuestas—su tía la mira confundida y Andrómeda comienza a reír con nerviosismo.

— ¡¿Qué dices, Louis?!—aumenta la fuerza de su abrazo—. Si mi tía se entera de las apuestas puedes irte despidiendo de tus testículos— le advierte entre dientes. Se separa de él y le da una "leve" palmada en el pecho. Louis asiente una y otra vez.

—Y a mí, me ignoran.

Se gira para ver a su pequeña prima—¡Tanisha!

—Me alegra tanto verte, Dakarai ¿Has venido a hacer el proyecto que me has prometido? Dime que sí —junta sus manos y la mira suplicante. Andrómeda le sonríe en complicidad.

DULCE ATADURA (EL AMOR DE MIS VIDAS#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora