" One recontre sa destinée, souvent par des chemins qu'on ne connaît pas (A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo)"
«La Fontaine».
Andrómeda siente como su corazón deja de latir desenfrenado. Como si estuviesen sincronizados, se separaran bruscamente.
¿Qué es esa sensación de familiaridad que sienten?
¿Por qué ha reaccionado de esa forma?
Avergonzada, baja la mirada con el rostro caliente sin fijarse en la reacción de Elliot..
—Lo siento, me he dejado llevar por la emoción — se disculpa.
—Ya veo— le reprocha mientras alisaba su atuendo de arrugas imaginarias—, deberías aprender a controlar tus emociones, eres muy expresiva.
«Si supieras»— pensó con desgana.
Apenada e poco para lo que siente, pero tiene una duda, tal vez había sido producto de su imaginación como le es normal, pero...
—¿Me ha correspondido usted el abrazo? — le pregunta. Al ver la expresión de Elliot se arrepinte de haberlo hecho—. Disculpe, seguro fueron cosas mías.
—¿Podrías dejar de tratarme por usted? Es molesto, solo te soy mayor por unos cuantos años no soy tu padre.
—Oiga, espere un momento, ¿dónde va? — grita, viendo cómo se aleja.
¿Por qué se aleja de ella sin siquiera saber el camino?
«Genial, Andrómeda, has espantado al hombre. Bravo».
—Ya no tengo nada qué hacer en este país de quinta, no me quedaré ni un minuto más aquí. El trato ya está cerrado. — Andrómeda quiso lanzarle su zapato, pero luego piensa en todos los atentados que le ha hecho y se dice a sí misma que no tentara a su suerte.
Ahora que analiza toda la situación, Elliot no le parece tan malo, después de todo, la hospedó en su casa sin conocerla bajo el mismo techo de su hija y está aquí invirtiendo en el último lugar en donde el quisiera estar. Sobre todo, sus acciones no se comparan con las que ella alguna vez cometió. De sólo pensarlo le entra un terrible malestar.
Y todo lo ha hecho por ella.
«¿Por mí?».
Descarta el pensamiento apenas llega a su mente, ella es todas las cualidades que ese hombre no quiere en una mujer, sin contar las cualidades que cualquier hombre, mujer y todo ser vivo no quiere en una persona.
—SEÑORITA ALLISTER— escucha un grito lejano, ambos voltearon sus rostros al mismo tiempo. Un hombre le hace señas con las dos manos mientras se acerca corriendo. Cuando por fin llega a donde ella se encuentra, ya Elliot está también a un costado con el ceño fruncido.
—Señor Francis— le saluda Andrómeda—. Justo nos dirigíamos para allá— el hombre aun intenta recuperar el aliento. Cuando se recompone un poco le sonríe Andrómeda con una expresión de despreocupación tan mal disimulada que enciende las alarmas de Andrómeda —. ¿Qué ocurre?
—Son los cabezas de tribus, señorita Allister, están haciendo una revuelta en desacuerdo con el proyecto—la mujer suspira, cansina.
«Aquí vamos de nuevo».
—¿Qué sucede? — pregunta Elliot, su tono de voz es tan autoritario y demandante que logra tensar al obrero.
—Nada de qué preocuparse. Yo me encargaré.
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DULCE ATADURA (EL AMOR DE MIS VIDAS#1)
RomansaElliot Cárter está acostumbrado a ser obedecido y complacido en cada aspecto de su vida. Déspota, egoísta, arrogante y poderoso, no nota el momento en el que su vida se ve de pronto, inexplicable y extrañamente, ligada a la de una mujer que reúne to...