"Los amantes no se encuentran finalmente en algún lugar; están dentro el uno del otro todo el tiempo".
«Rumi»
Andrómeda se levanta a las cuatro con cuarenta y seis minutos de la mañana. Hace mucho que no tiene pesadillas, pero su cuerpo ya está acostumbrado a levantarse a esa hora exacta. Elliot suele estar despierto antes que ella, pero al verlo aún dormido supone que el día anterior tuvo que ser muy agotador para él. Sonríe al verlo junto con los gemelos.
Nunca había imaginado tener su propia familia. Con aquellas ilusiones atormentando su mente, el miedo de poder perderla atenazaba su corazón. Sin embargo, ahí estaba, con una niña que consideraba su hija, dos pequeños que siempre motivaban sus días y un esposo…
Que ama demasiado.
Tampoco había imaginado atreverse a exponer quien realmente era. Siempre cargó el temor de exponerse demasiado poniéndose en el ojo público, pero ha aprendido que sus decisiones no tenían por qué ser cuestionadas basándose en su enfermedad. Reconocía que tenía un problema y trabajaba día a día para sobrellevarlo y eso no tenía por qué empañar sus habilidades. Ya no tiene por qué temerle a sus ilusiones y mucho menos permitir que estas influyan y moldeen su vida. Finalmente, está aprendiendo a convivir con ellas y aceptar que siempre formarán parte de su vida, pero no serán determinantes.
Ha decidido conversar con Elliot sobre su esquizofrenia.
Se levanta de la cama y se prepara para ir a la construcción y ver los avances. Les da un beso en la mejilla a los gemelos y luego le da un fugaz beso en los labios a Elliot, temiendo que se despierte y la tome desprevenida. Lo contempla por unos segundos y sonríe, embelesada. Un presentimiento le inunda de pronto. Se incorpora y sale de la habitación.
Cuando llega a la construcción no nota ninguna anomalía. El ingeniero supervisor y el resto de los obreros la reciben llenos de júbilo. Los principales encargados le muestran los avances de las instalaciones, que las cosas han mejorado y que han podido seguir cumpliendo e intentar volver a ponerse al día con el cronograma del proyecto. Ahora que saben que es la presidenta de Angels Falls, el recelo parece haberse aminorado.
—¡Señora Cárter! —uno de los obreros se acerca a ella. Sonríe al reconocerlo.
—Abdalla, que gusto verte. ¿Cómo está tu madre y el resto de la familia?
—Todos se encuentran bien. Las visitas de su esposo les ha subido el ánimo. Va todos los días a prepararle postres—Andrómeda frunce el ceño al escucharlo. Observa pasmada como él sujeta sus manos, apenas conteniendo el llanto—. Gracias por todo lo que han hecho por mi familia y los de la aldea. Usted y su esposo siempre están presentes en nuestras oraciones.
Andrómeda asiente, sin entender bien a qué se refiere.
¿Elliot ha estado yendo a Farafenni?
¿Qué es lo que ha estado haciendo para que Abdalla se sienta tan agradecido?
Conoce a Abdalla desde hace mucho. No es muy confiado con los extranjeros y es orgulloso como casi todos los hombres allí. Sus palabras la han dejado aturdida.
—¡Señora Cárter! —Sale de su estado de ensimismamiento al oír el grito de uno de los trabajadores. Este la ve, espantado—. Los líderes de las tribus han venido con una enorme muchedumbre.
🌻🌻🌻
Elliot introdujo la brocha en el recipiente de pintura azul y terminó de pintar el nombre dentro en el concreto. Apenas aparta la brocha, los aplausos no se hacen esperar. Una enorme sonrisa surca su rostro al verlos a todos eufóricos. Tampoco puede ocultar su felicidad.
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DULCE ATADURA (EL AMOR DE MIS VIDAS#1)
Storie d'amoreElliot Cárter está acostumbrado a ser obedecido y complacido en cada aspecto de su vida. Déspota, egoísta, arrogante y poderoso, no nota el momento en el que su vida se ve de pronto, inexplicable y extrañamente, ligada a la de una mujer que reúne to...