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A la mañana siguiente desperté con un dolor indescriptible, sin embargo no tenía comparación como el que sentía mi alma.

— ¡Amor! Tenía miedo de que no despertaras.— Tae me abrazo y yo me queje.— Lo siento tanto, no se que me pasó tesoro.

— Quiero que no te vuelvas a acercar a mi.— con un nudo en la garganta las palabras salieron.— Es lo mejor para ambos.

—¡NO!. Eres mi esposa y prometiste quedarte hasta el final.

— Y tu amarme. . .

— Y Lo hago.— dijo frustrado.

— No lo haces. Me gritas, me lastimas, ¡me golpeas!.— Eleve la voz.— ¡Eso no es amar!.

— ¡Carajo! ¡Lo sé, lo sé!.— estresado paso sus manos por su cabeza.— Perdóname, no volverá a suceder.—acuno mi rostro en sus palmas.— No me alejes de ti, yo no podría soportarlo.— Lloró y yo también lo hize. Y es que tampoco me imagino la vida sin él.— Lucy ... — con los labios tembloroso beso los míos, era distinto. Este sabía a amor, cariño y menta.

— Te perdono Tae. . . Ya no lo hagas más.— y ahí estaba yo, aceptando sus disculpas como una idiota. Una idiota que lo ama más que a nadie en el mundo.

(Semanas después).

— Acompañame a la oficina, te quiero todo el día conmigo hermosa.— últimamente Tae quiere que estemos juntos lo mas que se pueda, disfruto su compañía.

— Iré a cambiarme.— Tome un baño y me puse un traje de dos piezas, para evitar problemas.— ¿Nos vamos, cielo?.— sus ojos no dejaban de mirarme, después de unos segundos reaccionó.

— Sí.— Bajamos por el ascensor tomados de la mano. Como todo un caballero me abrió la puerta del vehículo, lo rodeó y se puso en marcha a su empresa.

Desayunamos en una cafetería cercana y retomamos el camino.
Cuando llegamos mucho de los empleados y secretarias del lugar nos miraban.

—¡Buenos días a todos!, para los que no la conocen les presento a mi esposa Lucy.— Tae me acerco más a el y los demás me saludaron amablemente.
Antes de tomar el ascensor una de las secretarías nos interceptó.

— Señor Kim, El nuevo fotógrafo esta en su oficina esperando por usted. Aquí tiene su currículum por si quiere revisar algo.

— Oh No descuida, confío en tus aptitudes Kyla.

No voy a mentir, al momento de poner los pies en la empresa con mi vista de águila comencé a observar de pies a cabeza a cada empleada con la que nos topabamos. Alguna se podría parecer a la perra con la que Tae me engaño meses atrás. Afortunadamente, ninguna se asemejaba siquiera. Cosa más que buena para mi porque en su entorno laboral no estaba.

El décimo cuarto piso estaba la oficina TaeHyung. Entro a su oficina y ahí estaba el nuevo joven que trabajaría. De Espalda a a nosotros mirando por el gran ventanal la ciudad, se volteó y con una sonrisa se presentó.

— Buenos días, soy Jeon JungKook.

•°• CIRCLE •°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora