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Justo estoy por abrir la puerta cuando alguien habla por un costado.

—¡Oh! Pero si es mi querida nuera. . . Lucy querida.— saludó alegre.

— Señor Kim, Buenos días.— Rayos, tendré que dejar este asunto para después.

— Mi hijo ¿sabe que estas aquí afuera?.— niego.— Pasemos entonces.— coloca su mano en mi espalda y entramos a la oficina de Tae. JungKook palidice al verme y se retira con la excusa de que tiene que ir a la planta baja a terminar una sesión.

—Lucy mi amor.— TaeHyung enrolla sus brazos a mi alrededor y depocita un beso sobre mi frente.— Papá, siempre es bueno verte, pero ¿Qué haces aquí?.

—Vine a supervisar la empresa . . .

— ¿Sólo eso?.— dijo dudando.

— Quería ver la posibilidad de que nos reuniramos en tu casa pero ya que Lucy esta aqui, aprovecharé la oportunidad.— Tae y yo nos observamos confundidos.— No pongan esa expresión, no es nada malo.— El señor Kim se sentó sobre el sillón e hizo un ademán para que hiciéramos lo mismo.

—¿En qué podemos ayudarlo Señor Kim?.— pregunto serena.

— Quiero un nieto.— juro que me congelé.— Mi hijo sabe perfectamente que una de las condiciones para que herede la empresa es bendecir a la familia Kim con descendencia.

—Me encantaría tener hijos con mi esposa ahora mismo pero no se que opine ella.— TaeHyung entrelazó sus dedos con los míos y los colocó en su muslo.

Ambos pares de ojos se instalaron sobre mi, esperando respuesta. Trague firme y respondí.

— Yo... No sé si estoy del todo lista para ser madre.

—Hija, estas más que lista. Mi señora y yo teníamos su edad cuando nos convertimos en padres. . . Me gustaría pasar este poco tiempo que me queda con mi nieto o nieta.

— Señor Kim, no diga eso. Usted vivirá mucho tiempo.

— Sí papá, aun eres joven.

— No, no, ya estoy viejo. Estos sesenta y cinco años están en cuenta regresiva. . . Piensenlo al menos.

[...]

Estaba leyendo la carta; habían tantos platillos exquisitos que no me podía decidir.

— Lucy.— Dijo Tae rompiendo el silencio.— ¿Pensaste en ...?

—Sí.— cale ondo, buscando las mejores palabras.— Cielo, intentemoslo más adelante.

—¿Cuánto más?, ¿1 mes? ¿Tal vez dos?.— pregunto comprensivo.

— En dos años, estaría bien.— Su expresión se tornó sería.

—¿Es broma?.— rió sarcástico.— es mucho tiempo. ¿Por qué tanto?, no es como si les fuera a faltar algo.

— No se trata de eso, es sól...

— "No me siento lista".— imitó mi voz completando la frase.— Lucy, eres la mujer más dulce, cariñosa e inteligente que conozco. Además me tienes a mi, yo siempre velaré por tu integridad.

—Lamento la demora,
¿Decidieron que ordenar?.

— Sí, a mi traigame Rizzoto con filete de Res y vino, por favor.

— Ok señor, y ¿La hermosa señorita que desea ordenar?.— Antes de que pudiera emitir palabra , Tae ya tenía al pobre mesero en el piso con un golpe en la comisura del labio.

—¿Qué has dicho?, ¡Repítelo!.— gritó alterado.— ¿¡Viste el anillo en su mano, coñazo?! — bruscamente lo sacudió.— ¡Es MI mujer! ¿¡Quién te crees para llamarle así?!

— ¡TaeHyung sueltalo!.— rápidamente me paré de la silla, intentando que soltara al chico.— ¡DÉJALO YA!.— eleve el tono y sus ojos sombríos me miraron con desprecio. Quise formular palabra pero sólo me atore con la saliva del miedo.

Lo soltó y con ira me cogió la muñeca. A punta de arrastrones abandonamos el restaurante.

Al llegar a casa inició una discusión que a toda costa quería evitar.

—¡Ese hijo de puta es tu amante!.—sentenció.— ¡Claro! ¡Por eso no quieres tener un hijo conmigo! ¡Te encanta la putería!

— N-No Tae.

—¿No? ¿¡NO?! ¿¡CREES QUE SOY TONTO?!— su mano como tantas veces golpeo mi mejilla.

— Prometiste que cambiaras.—susurré entre lágrimas y con la palma puesta en la zona del golpe.

— ¡ESO INTENTO PERO TU NO DEJAS DE SER LA MALDITA OFRECIDA DE SIEMPRE!

—¡Basta!— alce la voz cabreada.— Es injusto para mi. ¡No tengo porque pagar las consecuencias de tu inseguridad como hombre!

—Te enseñaré a respetar a tu marido, perra.— sus orbes perdieron brillo. Señal más que clara para saber que las llamas del infierno me caerían encima.

Sin cuidado alguno tomó mis cabellos y me azotó contra la fría pared blanca. Casi me ahogo del puro impacto. Emití un quejido leve y él sólo sonrió.

—¿Te dolió?.— pregunto descaradamente.— No es nada comparado con lo que te voy hacer, Lucy.

Volvió a tomarme del pelo para llevarme a la habitación. Me depocito boca abajo en la cama y con una mano quitó el pantalón que traía, mientras que con la otra me sostenía las muñecas por encima de la cabeza.

—¡Sueltame monstruo! — le rogaba entre lágrimas.— ¡Ah!— Gemí de dolor cuando su miembro entro con brutalidad. —¡TaeHyung! ¡Por favor, para!.

—Recién estoy empezando.— continuó aumentando la velocidad hasta que sentí un líquido caliente resbalar entre mis piernas.

Semen no podía ser porque si hay algo que caracteriza a TaeHyung es su durabilidad sexual.
Pequeñas pero prolongadas contrataciones que dolían, azotaban mi útero.
De pronto el dolor se intensificó y la sangre mancho todo a su paso; después ya no supe nada.

Esta vida es un círculo vicioso.









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