La sonrisa de su pequeña llena de brillo fue suficiente para que cierto padre no se arrepintiera de traer un conejo a casa. Apesar de los regaños que recibio de su esposa, nada fue igual que el enorme "Gracias Papi", que le dio su hija.
-Escucha Kagura-
La madre pidio a su pequeña que se acercara y esta lo hizo contenta. Kouka acaricio las mejillas de su pequeña y le dijo.
-Una mascota es una responsabilidad, tienes que alimentarlo todos los dias y tratarlo bien. Ha! y nada de juegos bruscos pequeña, los conejitos son muuuuuy delicados, ¿entendido?-
La niña asintio contenta, aquel animal era la primera responsabilidad que le habian encargado, les iba a demostrar que ella podia cuidarlo muy bien. Su hermano se habia burlado de ella y que una chica tan fuerte no deberia tener mascotas, pero ella le demostraria su lado dulce. Mientras pensaba aquello la pequeña vio hacia afuera donde solo habia lluvia, le gustaria que hubiera algo de primavera como en la tierra para jugar afuera con su nuevo amigo.
-Ya se!-
Grito Kagura con el conejo en manos sorprendiendo a su familia.
-Su nombre sera Sadaharu y es el que traera la primavera a mi vida-
Ambos padres miraron conmovida a su pequeña que abrazaba con cariño al conejo.
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Kagura se encontraba recolectando cultivos en la casa de una vecina, la cual al saber que tenia un conejo le habia dejado agarrar algunas plantitas.
-Muchas gracias vieja-
Dijo la niña con una hermosa sonrisa la cual hizo que la mujer no pudiera enojarse por haberle llamado vieja.
De camino a casa Kagura vio a su hermano llorando. Cosa que le sorprendio pues nunca la habia visto asi.
-¡¿Como pudiste?!-
Al girar a donde Kamui gritaba pudo ver la figura de su medio calvo padre.
-!Por Dios Kamui, no tenia razón para matarlo!-
Escuchar la palabra matar hizo temblar las piernas de la niña que se escondia de su familia.
-!ERES UN TONTO!,¡Tal vez ahora no nos hizo nada, pero no puedes confiar en el, puede volver con mas gente y matarnos a todos, por eso debiste dejarme matarlo antes!-
Kamui solo tenia 11 años, pero ya salia de viaje con su padre, Kagura no sabia en que consistia el trabajo de su papá, pero el escuchar lo que dijo su hermano, le hizo preocuparse.
-Kamui, el tiene una familia y como yo no arriesgaria la mia el tampoco la suya-
Kagura se sintio mejor con esas palabras, pero el efecto en el chico no fue el mismo.
-No me importaria matar a su familia si con eso protejo a la mia, pues los Yatos solo sabemos matar-
Aquellas palabras hicieron perder los estribos del hombre el cual se acerco de manera ostil hacial el chico, el cual sonreia satisfecho pero se estremecio al ver los ojos molestos de su padre.
-!Detengase!-
Ambos se detuvieron al escuchar la voz de Kouka, que se había levantado de la cama apesar de su severo estado de salud. Al ver a su mamá Kagura corrio a ella en busca de consuelo con su rostro lleno de lagrimas. Padre e hijo se sintieron mal por haber puesto así a las chicas.
Esa noche Kagura no podia dormir, no dejaba de pensar en la pelea que habian tenido anteriormente su papá y hermano. "¿Porque le había dicho cosas tan feas a Papi?". Las lagrimas que amenazaban por salir de Kagura fueron detenidas por Sadaharu.
-Gracias-
Dijo la pequeña antes de invitar al pequeño a dormir con ella. Gracias al suave pelaje del animal Kagura pudo cerrar los ojos.
-"Los Yatos solo sabemos matar"-
Las palabras de Kamui se metieron en los sueños de Kagura quien solo pudo ver un escenario lleno de sangre, estaba repleto de gente muerta, ella decidio preguntarle a un sobreviviente que paso, pero este la miro con terror y apuntandole con el dedo le dijo
-F..Fuiste tu-
Kagura desperto con un gran grito mientras el sudor invadia su cuerpo; Habia tenido un sueño horrible. Sintio como la cabeza de Sadaharu rozaba constantemente contra su brazo. "Lo asuste", kagura culpable abrazo dulcemente al peludo animal para despues mirarlo a los ojos y decirle.
-Perdón Sadaharu, tuve una pesadilla-
Pero en vez de lamer su mano no obtuvo respuesta de su blanca mascota.
-Sadaharu?-
Kagura llamo varias veces al conejo, pero este no se movia. Lo empezo a sacudir levemente pero nada. Las palabras de Kamui bombardeaban su cabeza "Los yatos solo sabemos matar".
-no,no,no,no,No,No,No, NO,NO,NO!-
el padre de la pequeña corrio al cuarto al escuchar sus gritos, al ver lo que habia pasado, se sento en la cama y la abrazo, mientras esta lloraba descontroladamente.
-¿P..Porque soy así?, ¿todo lo que tenga en mis brazos se morira Papi?-
Su corazón se achicharro al escuchar aquellas palabras de la pequeña.
-No Kagura, claro que no-
Es lo unico que pudo decir pues el tenia la misma duda que su pequeña.
Desde ese momento en cada viaje que hacia buscaba animales lindos y fuertes como su hija para regalarselos y demostrarle que sus palabras no eran ciertas. Que los Yatos no solo sabían matar, si no que había Yatos como su pequeña dispuestos a regalar mucho amor.