Vacío

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—Tus besos son sólo míos, no los comparto

—Pareces un niño así

—Pero soy tuyo — Le mostró su más grande sonrisa de encías, el menor solo atinó a sonrojarse levemente, vaya que estaba perdidamente enamorado de esa sonrisa.

—Mio. Y de las fans, pero más mío —Le tomó por las mejillas, apachurrandoselas y jalandolas.

—Bueno, tú eres mío. No te comparto ni con las fans.— Se lanzó sobre el y comenzó a mordisquear el cuello de su amado Hae. Este no pudo evitar soltar pequeñas risitas que pronto se volvieron carcajadas.

—¡Yah! ¡Suelta! —El mayor le soltó, solo para quedarse embobajo en la sonrisa del contrario.

—Te amo. — La sonrisa de Hae se ensanchó.

Y yo te amo a ti.

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Me remuevo en el sofá, siento frío, por ello estiro la mano para tomar una de las mantas del sofá, los recuerdos de la tarde anterior me inundan, abro los ojos, le busco con la mirada y con las manos, no está.

El terror comienza a invadirme, me levanto de golpe y suelto su nombre en una pregunta, esperando que me conteste, que solo se haya levantado al baño o a cambiarse. Me levanto y comienzo a buscar su guitarra, tampoco está, y tampoco están sus maletas, se fue, me ha dejado.

Las lágrimas se acumulan en mis ojos y pido al cielo que me dejen alcanzarlo, que no sea muy tarde. Salgo de la casa con intención de buscarlo, pero la fría brisa que corre me hiela los huesos. Solo atino a ponerme unos pantalones deportivos y el abrigo, los zapatos que no son para nada adecuados para la nieve comienzan a humedecerse. No lo veo por ningún sitio.

—¡Mierda!

Me doy vuelta sobre mi propio eje, tratando de divisarlo. Entierro la mano en mi cabello y tiro de el. Vuelvo a casa con pasos apresurados, no, no voy a dejar que se vaya de mi. Sé que me ama, se que lo amo y que esto solo es un bache. Me lo demostró ayer, sus caricias, sus besos, su cuerpo. Sé que el dolor lo está cegando, así como me cegó a mi. Voy a recuperarlo.

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—Debe ser lindo...

—¿Perder la memoria?

—No tonto. El que la enamore todos los días. Ella no lo recuerda, pero aún así el se esfuerza...

—Yo haría lo mismo por ti.

—¿De verdad? — sus ojitos brillaron con intensidad.

—Haria lo que fuera necesario para tenerte conmigo.

—¿Porque eres tan bonito?

—Porque debo serlo si quiero que estés conmigo. Eres muy dulce y me gusta ver esa sonrisa que tienes ahora

—Tonto... — A pesar de que el mayor no lograba verle el rostro por la posición en la que estaban, sabía que lo había sonrojado. Enterró los dedos en su cabello y comenzó a peinarlo hacia atrás mientras seguían viendo la película.

—Te amo. —le susurró al oído, dejando un beso en su mejilla que dejó al corazón de Donghae latiendo como loco.

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No he vuelto a casa de JungSoo, no porque no quiera, si no porque no quiero decirle que he dejado a Hyukjae definitivamente después de haberme acostado con el.

Sé que suena mal, yo mismo me siento mal por ello, pero... Lo necesitaba. Necesitaba sentirle dentro mío, sus besos, sus caricias, sus marcas. Necesitaba todo ello para poder darme valor, una noche de despedida. Lo hicimos varias veces hasta quedar rendidos, tenía que hacerlo para poder pensar claramente, pero entonces volvió a Atacarme ese sentimiento de soledad.

El solo pensar que Hyuk está haciendo esto solo para evitar que SuJu se desintegre me duele, amenaza con quebrar el último tramo de dignidad que me queda. No puedo dejar que sea así, porque en cuanto las cosas vuelvan a ser como antes y comience a ignorarme, no lo soportaré. Por eso tomé mis cosas antes de que despertara, antes de que el sol comenzara a salir, y ahora estoy aquí, bajo las sábanas de un hotel poco reconocido, hecho ovillo, llorando a mares.

Lo amo tanto que duele. El amor no debe doler. No se supone que sea así.

Lloro hasta que el sueño me ha ganado, no sé cuánto tiempo llevó dormido, pero si sé que mi cuerpo está entumecido, que la cadera me duele, las marcas me pican y mi estómago ruge y pide comida.

Miró el reloj de pared que está frente a la cama y puedo darme cuenta que he dormido doce horas seguidas, ya es tarde para ir al estudio. Me levanto con pesadez de la cama, arrastro los pies hasta mi maleta y saco de ahí un abrigo y mi cartera. También el móvil, debo comprar una SIM nueva para poder hablar con JungSoo. Sé que debe estar preocupado, que ya he causado muchos problemas.

Salgo de la habitación con el cabello amarrado, gorro, guantes, cubrebocas y las gafas que le he robado a Hyuk. Quería tener algo de el conmigo, fue inevitable.

Voy a una tienda de conveniencia pequeña, de dónde tomo un par de sopas instantáneas, agua, refresco y una dotación entera de chocolates de todas las formas y tamaños. Le pago a la dependienta con efectivo, una señora mayor no debería estar sola atendiendo, podría pasarle algo y nadie lo sabría.

—La fama es dura ¿no muchacho?

—¿Ah?

—Tu, tú eres ese muchacho del que hablan mis nietas. Dicen que tú y tu novio son la pareja más bonita del universo.

—¿Ah?... — No sabe que decir, no creyó que una mujer tan grande lo reconociera, mucho menos cuando está cubierto de pies a cabeza.

—Sabes, mi esposo murió hace algunos años ya. Era un hombre muy bueno. Pero era un mujeriego. Tuvo tantos hijos como amantes. Aún así yo lo amaba y lo perdoné muchas veces.

—Que horrible.

—Lo fue la primera y única vez que me enteré. Lloré hasta sentir que me quedaba sin lágrimas. Pero el amor, el que es verdadero, perdona. El cometió un error, es de humanos equivocarse.

—El amor verdadero tampoco traiciona... Ni miente... Ni te hace sentir solo...

—O cariño, el amor tiene muchos matices, ¿Has dejado que el te explique?

—Como... ¿Cómo sabe que es eso?...

—Porque tienes la misma mirada que yo tuve.

—No es fácil...

—Nadie dijo que lo fuera cariño. Solo, date tiempo y dale a el la oportunidad de volverte a conquistar.

Too Late [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora