Blake
Sabía a sal, o eso fue en lo único que pensé cuando sus manos me empujaron con tanta fuerza que acabé sentando en la cama. Me miró con los ojos muy abiertos y se cubrió la boca.
—¡¿Qué demonios crees que estás haciendo?!— Bramó, todavía con la mano sobre sus labios y una mueca indignada.
—Besarte.— Respondí, aunque claramente había sido una mala idea.
<<Estúpido Ozzie>>
—¡¿Por qué?!
—No lo sé. Me apeteció.— Dije y aunque era la verdad no me esperé que su mano se estrellara en mi rostro, mientras ella se alejaba después de oír el sonido de mi mejilla contra su palma.
Me miró un momento, inmóvil, con una mezcla de sorpresa y enojo. No me moví.
—Me has abofeteado.— Solté, llevándome una mano al rostro. No había dolido como debería. Deduje que nunca había golpeado a nadie antes.
Ella siguió paralizada en su lugar, todavía mirándome como si fuese una especie de demonio, y después miró su mano, como si hubiese sido artífice del peor de los crímenes. Quise rodar los ojos y burlarme al mismo tiempo, pero no hice ninguna de las dos.
Entonces no dijo nada. Simplemente permaneció ahí, juzgándome con los ojos enrojecidos y solté un suspiro.
—Lo siento.— Dije. Alguien tenía que decir algo. Ella frunció el ceño.
—¿Acaso crees que puedes aprovecharte de mí?— Soltó, cerrando las delgadas manos en un par de puños pequeños. Abrí la boca para responder pero no me dio tiempo, o no le interesaba oír la respuesta. —No creas que será una escena en donde dejaré de llorar y descubriré que lo único que necesito es a un hombre para que solucione mi vida.— Escupió las palabra tan rápido que tuve que tomarme un momento para descifrarlas, y antes de poder formular una respuestas ella continuó hablando, porque parecía ser lo único que sabía hacer. —No me interesan esas ideas machistas tuyas. Si crees que he venido aquí solamente para acabar en la cama contigo, déjame decirte que ese falocentrismo es completamente ridículo y no voy a tolerarlo.
Reí. Ella estaba furiosa solamente por un beso, así que no pude evitarlo. Ella me observó, con el rostro colorado y trate de ocultarlo pero fue imposible, otra carcajada escapó de mis labios.
Podría haber esperado otro bofetón, pero ella simplemente soltó un suspiro resignado, más similar a un gruñido desesperado y negó con la cabeza, probablemente con la idea que yo no comprendía una palabra de lo que decía, cuando en realidad todo lo que salía de su boca eran especulaciones tan acertadas que resultaba embarazosamente divertido, incluso tomándome por sorpresa, pero no iba a decírselo, así que la observé caminar hasta la cabecera de la cama y tomar la botella de Jack Daniels, bebiéndose un largo sorbo después de haber limpiado el pico de vidrio con su blusa.
—Que porquería horrible.—Soltó, arrugando la frente pero, inmediatamente después, hizo otro trago y se sentó en el colchón, al otro lado. Me puse de pie y caminé hasta el mueble. —¿Qué haces?
—Me aseguro de no recibir otra bofetada.— Respondí, tomando y encendí un cigarro.
—Lo siento, fue un reflejo.— Dijo, con un tono burlón y asentí. Ella bebió un poco más.
—¿Quieres uno?
—No. si algo va a matarme será el estrés, no el cáncer.— Soltó, mirando la pequeña caja que le tendía con repulsión y asentí, guardándola en mi bolsillo de nuevo.
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Sin Control
General Fiction"En el mundo solo existen dos tipos de personas; los corderos y los lobos." -Patricia Cornwell •Secuela de "Sin Códigos" (se aconseja leer la primera parte antes de iniciar con la lectura de esta novela). •Obra protegida y registrada en SafeCreative...