Blake
—¿Cuanto tienes?— Preguntó, mirando mis manos mientras acababa de contar los billetes de las propinas del bar.
—Veinticinco ¿y tú?
—Treinta y dos. Malditos viejos tacaños.
El anciano de la licorería nos había permitido limpiar las mesas por las tardes sin paga, la propina era la paga y, como era de esperarse de ancianos que fueran a beber brandy a media tarde, habían sido un fiasco.
—Es suficiente para las entradas.— Concluí viendo la hora.
—Pero no quedará nada después.
—Es la última noche, podemos hacer una excepción.—Me puse de pie y estiré la mano para tomar la de Ozzie que se puso de pie de mala gana. Definitivamente no quería ir. —Lo prometí.
—A ti te encanta hacer promesas.— Se quejó de camino al piso del bloque tres.
Era miércoles y todos teníamos escuela al día siguiente, pero de alguna u otra forma había terminado por prometer que veríamos la pelea de la final estatal entre un retador extranjero y el peleador favorito de Alex y Oliver. El problema era que necesitábamos treinta dólares para las entradas, así que Ozzie y yo estuvimos las últimas seis horas dentro de esa licorería de los mil demonio tratando de alcanzar lo que nos hacía falta e incluso me había ganado un bofetón en la cara por accidentalmente llevarme un vaso que todavía no estaba vacío —aunque tenía solamente una gota restante—.
Quizás si Oz y yo no hubiésemos comenzado a romper todos los demás en protesta, habríamos hecho unos dólares más.
—Tenemos que darnos prisa.— Soltó, entrando al apartamento.
Las luces estaban apagadas y ambos estaban acurrucados en el sofá. Alex tenía la mitad del rostro dentro de un tazón de palomitas y un pie de Oliver estaba dentro también.
—Despierten.— Dije, quitando la manta que los cubría y ninguno se movió hasta que Oz les dio un sacudón.
—¿Qué hora es?— Oli preguntó, con la voz adormilada moviendo el pie mientras pateaba la cara de Alex.
—Hora de ver la pelea.— Le dije y como un resorte Alex se incorporó.
—¡Conseguiste dinero para las entradas!— Sonrió emocionado, mientras Oz tomaba el resto que habíamos dejado en la mesa y me hizo una seña para que nos diéramos prisa.
—Te dije que lo haría. Vámonos.
Como la velocidad del rayo ambos se cambiaron, lavaron y estuvieron en la puerta, antes siquiera de que lo notara, aunque para ir a la escuela demoraban casi treinta minutos en solo salir de la cama.
Corrimos a través de la zona sesenta y tres, incluso hasta llegar a la sesenta y cinco, y ni siquiera tuve tiempo de sorprenderme por la diferencia entre ambos lugares porque de inmediato nos apresuramos a entrar.
Los peleadores todavía no estaban en el ring, pero el lugar ya estaba lleno. Todo el lugar cerca del cuadrilátero ya estaba repleto y tuve que saltar para siquiera poder ver como lucía el lugar del combate. De inmediato Ozzie y yo comenzamos a empujar los cuerpos y colarnos entre la multitud, con Alex y Oliver bien sujetos, que no dejaban de gritar sobre como seria la pelea y que tipo de técnicas iban a utilizar.
Al final solamente alcanzamos hasta la cuarta fila, pero fue lo suficientemente cerca para que pudiésemos ver, a excepción de los menores que todavía estaban rodeados de cuerpos altos. Justo entonces las luces se apagaron y las voces en el megáfono comenzaron a gritar la bienvenida junto con una estridente música. Cuando Alex se quejó que no veía nada más que culos, lo subí a mis hombro y Ozzie hizo lo mismo con Oli, haciendo que, finalmente, se callaran.
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Sin Control
General Fiction"En el mundo solo existen dos tipos de personas; los corderos y los lobos." -Patricia Cornwell •Secuela de "Sin Códigos" (se aconseja leer la primera parte antes de iniciar con la lectura de esta novela). •Obra protegida y registrada en SafeCreative...