Treinta y Ocho

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Me encontraba en Marruecos ya era mi segundo día aquí y estaba esperando la firma de contrato.

No podía negar que me había trato muy bien en mi estadía e incluso me habían ofrecido una de las mejores habitaciones.

-Buenos días- dijo entrando a mi habitación sin permiso un tío ahí todo guapo

-Disculpa, pero no te enseñaron a tocar la puerta- dije un poco enojada

-Bueno soy dueño de esta empresa por lo cual creo que no debo tocar la puerta- respondió el con cara seductor pero la que daba asco

-Pues por lo menos en mi país eso es educación así que la próxima vez toca por lo menos por si no estoy bien arreglada- dije sincera mientras me sentaba en el sofá que había en la habitación

-Bueno a lo que venimos- dijo el y como si fuera la frase clave entraron varios hombres mas dejándome solo a mi como mujer en la habitación.

-Antes de empezar esperaremos unos cinco o diez minutos ya que falta un empresario por llegar- dijo el sentándose a mi lado bastante cerca lo cual no me gustaba para nada

Todos comenzaron a hablar de diferentes temas mientras yo solo los miraba.

Se supone que a esta hora yo estuviera desayunando, pero aquí me tienen con un hambre de mil demonios y estos imbéciles felices hablando de idioteces.

-Disculpen mi tardanza- dijo esa voz que hace tiempo no escuchaba y que ya no hacia efecto alguno en mi

No negaría que estaba hermoso, estaba recién afeitado y traía en su mano una taza de café y un bocadillo.

Sin pensarlo mucho el se sentó al otro lado mío que estaba disponible.

-Hola- dijo el sonriéndome

- ¿Puedes darme un poco no e desayunado? – dije mirando su panecillo

-Claro- dijo picando su panecillo en dos y dándome un gran pedazo

Mientras hablaban de dinero yo comía mi panecillo con calma no quería asustar a nadie con mi manera de comer

Toda la charla que por cierto ni sabia que era en mi habitación tenia que ver con un gran proyecto en donde podamos promover en nuestras empresas los viajes a Marruecos como un lugar turístico. Claramente de esto tendremos ganancias monetarias para nuestras empresas.

Sin pensarlo dos veces le quite la taza de café de Mäel y tome de ella. Tengo que admitir que estaba muy bueno el panecillo, pero lo tenia atravesado en la garganta. Le di dos sorbos a su café y se lo devolví sin mirarlo

Después de haber escuchado pasamos a la firma y note que Mäel había dejado de tomar de su café así que lo tome y me bebí lo que quedaba.

-Lamento habérmelo acabado, pero no había desayunado nada- dije en susurro para que el solo me escuchara

-No hay problema, pero avisa para la próxima ya que me quede con hambre también- respondió el sonriéndome

Me quede sentada en mi lugar esperando que ellos se fueran, pero para mi mala suerte ellos se acomodaron mas y comenzaron a hablar mas sobre el tema.

Mi pensamiento fue interrumpido al escuchar mi celular vibrar contra la mesa.

Mire a ver quien me buscaba y era un mensaje de Alexander.

Alexander: Princesa muy buenos días, espero que estés muy bien y no sabes la falta que me haces al saber que estas por Marruecos. Espero que no mires a tu ex pareja porque mira que me entere que anda por allá también. Cuando regreses saldremos a comer y quizás te diga quien soy o recibas una buena noticia. No se depende como te comporte esta semana que estaremos alejados. Te mando un beso

Mi Jefe el InsípidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora