Diez

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Ya había llegado el día más esperado por todos los de la empresa. Por mi lado la esperaba y a la misma vez no.

Ya en la mañana le habían dado los últimos toques a la casa. Ya anoche por primera vez en esta casa el italiano y yo dormimos en habitaciones separadas.

-Señorita García venga por favor- dijo el italiano con un humor de perro

Todavía no estaba arreglada para la fiesta ya que faltaba mucho.

Seguí a Mäel hasta el despacho que tenía en su casa

- ¿Qué necesita? - dije manteniéndome de pie

-Necesito que para esta noche en la fiesta te mantengas sumisa a mi lado- dijo serio

- ¿Sumisa? –pregunte incrédula

-Si algún problema- dijo el serio

-Lo siento Señor, pero no puedo ser una mujer sumisa cuando nunca lo soy- comenté sincera

-Solo esta noche- comento colocando su mano en su frente exasperado

-Le dije que no- dije seria manteniendo mi postura

-Lía García esto es una orden de su jefe- dijo el serio

-Si mi jefe el cual me ha cogido cuantas veces él quiere- dije enojada

-No te negaste a mi cada noche que la pasamos juntos- respondió en su defensa

-Porque debo ser sumisa si se supone que seamos una pareja la cual la pasa bien estando juntos- respondí enojada

-Bueno si vas a estar así toda la noche simplemente no digas cosas de mas- comento mientras se ponía de pie y se acercaba a mi

-No diré nada que lo haga ver mal- dije seria

-Te ves tan sensual estando enojada- dijo tomando mi cintura

-No suéltame- dije enojada mientras salía de su despacho

No estaba para sus cambios de humor. No quería que de momento fuera un grano en el culo y después sea todo miel a mi lado. No quería seguir siendo su juguete lo más que deseo es que esto se aclare de una vez y nos alejemos.

-Señorita debe ir arreglándose pronto llegara los invitados- dijo una de las chicas que estaría encargada en arreglar la casa después de la fiesta

-Si- dije entrando al baño

No negare que con Mäel he tenido noches de ensueño en donde la habitación se enciende en fuego, pero el mantuvo su promesa de no irse hasta que despertara solo una vez y de ahí las ultima dos veces que tuvimos algo amanecía sola sin ningún rastro de él.

Ahora mismo deseo despedir el año con Alex y no con el insípido.

Se supone que mañana el arregle lo de nuestra relación y diga que ya no somos nada.

Mientras me duchaba no pude evitar pasar mi mano por mi herida la cual ya estaba completamente cerrada y solo se apreciaba una línea muy fina.

¿Debería hacerme un tatuaje? – pensé mientras me secaba con la toalla y miraba mi herida

-Creo que si me tatuare algo encima- dije saliendo del baño para vestirme

Me coloque mi ropa interior y antes de colocarme el traje debía arreglar mi cabello y maquillarme.

- ¿Puedo entrar? – dijo Mäel detrás de la puerta

-No- dije seria

-Debemos hablar unas cosas- comento un poco exasperado

-Espera- dije mientras buscaba la una bata del baño para tapar mi cuerpo

-Adelante- dije mientras me sentaba donde estaba anteriormente

Rápidamente por el espejo logre ver a un Mäel completamente arreglado con uno de sus trajes típico que utiliza para la oficina

- ¿Qué sucede? – pregunte seria

-Ya llego la hija de Teodoro y te necesito a mi lado- dijo el sin ningún rodeo

-No termino de arreglarme- dije mientras me hacía unos rizos en las puntas de mi cabello

-Lía necesito que termines esto ya- dijo el serio

-Tan importante es que la atiendas rápido- dije mirándolo

-Es un contrato para la empresa- respondió serio

-Bueno si vuestra prisa es tanta vaya y atiéndala como la tía se merece- comente enojada sin saber él porque

No podía negar que me molestaba que él tuviera tanta prisa para atenderla.

-Solo déjame me coloco el traje y bajamos- dije seria mientras tomaba el traje en mis manos

Claramente no me cambiaria frente a el así que entre al baño, me quite el sostén ya que el traje me dejaba toda la espalda descubierta.

Cuando ya estuve lista salida.

-Vamos- dije seria

-Amore- dijo el mirándome

-Amore tu culo- dije enojada

-Pero porque tan cabreada mi vida- dijo tomándome de la mano

-No moleste más- dije enojada

-Lía sonríe aquí comienza nuestro show- dijo el haciendo que me cabré mas

Al llegar de la mano a donde estaba la tía esa me sorprendí al verla tan hermosa.

-Buenas- dijo Mäel dándole su mano libre como saludo

-Ann te presento a mi novia Lía García- comento Mäel sonriéndome

-Un placer- dije lo más fingida posible

-Si lo mismo; Mäel podemos hablar en privado- dijo ella halando a mi jefe

-Lo siento, pero debeos hablar en presencia de mi chica ya que ella es la que lleva los contratos en mi empresa- respondió el en mi defensa

-Bueno no pienso aceptar este contrato si no tenemos una cita juntos-dijo ella con su cara dura

-Hermosa lamento decirte que mi novio no ira en una cita contigo, no es porque no confié en por qué si lo hago simplemente en quien no confió son en las perras callejeras que se le acercan por el simple hecho de un contrato con la empresa- dije sonriendo, aunque lo que realmente quería era pegarle

- ¿Mäel dejaras que me trate así? – dijo ella como una víctima total

Mire a Mäel, pero este solo intentaba no reír

-Lo siento, pero me gusta que ella sea así- dijo el dejando en mi mejilla un sonoro beso

Después de eso y de revisar el contrato fuimos a saludar a más personas que llegaban que eran trabajadores de la empresa.

-Me gusta ver cómo me defiendes – comento Mäel una vez que estuvimos solos

-Pues a mí no me gusta ya que me hace ver como una celopata- dije enojada

-No te enojes Amore- dijo el mientras me pegaba a el

-Sabes como que este traje te queda cortito- comento el mirándome directo a mis ojos

-Sabes como que cada puta de aquí te quiere en su cama- dije cabreada

-Sabes que ninguna lograra tenerme- respondió mirándome

-Deja de decir sabes ya me cansé de este juego- dije dando un giro para darle mi espalda

-Hola Señorita García- dijo mi secretaria saludándome completamente sorprendida y lo sabía ya que en mi cintura estaban los brazos de nuestro jefe

Con cuidado me separe de el para saludarla

-Me alegra que estés aquí- comente feliz

Sabía que hoy estaba en la boca de muchos ya que por primera vez y talvez por última vez nos verían tan cariñoso. Además, creo que es la primera vez que ven al jefe feliz y no cabreado como su actitud habitual.

Mi Jefe el InsípidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora