D I E S C I S É I S

564 47 6
                                    

Al día siguiente a la boda y de ver a Kev tan campante como si nada, regrese a casa con Isaac a mi lado. Dormimos juntos y la pasamos increible, llevaba ese tipo de relación que todos quisieran; con un chico que me quería bien, me adoraba con todo y mis defectos, teníamos discusiones como todo el mundo, pero sabíamos arreglar de forma madura todo lo que pasaba. Había respeto por parte de ambos,  para nosotros y para el otro.
Isaac era todo lo que queríamos uno del otro.

Pero como siempre,  hay alguien que no ha dejado del todo su pasado y quien seguía anclado a alguien o algo. En la relación era yo y todo comenzó desde que Kev apareció en mi despacho.

Yo sé que para el tiempo y el daño que había sufrido no debía de haber caído ante Kev, pero no podía engañarme. Aún le quería, por más que negara todo, aun le quería.

Apareció en la cafetería frente a mi despacho, yo estaba sentada en una mesa cerca de la ventana leyendo algunos documentos para un caso que estaba llevando, era difícil,  pero podría con el. De pronto sentí como alguien se había sentado frente a mí,  era él.  De cerca se veía más atractivo, con algunas marcas, no sé si emocionales o por la edad. Pero seguía teniendo ese toque ñoño y tierno que lo caracterizaba cuando lo conocí.

Cuando caí en cuenta de que él estaba frente a mi, mirándome mientras sonreía, entre en una crisis emocional. Me decidí llamar a Isaac para que me sacase de ahí, pero Kev me detuvo.

- Hablemos June.. Es importante

- No tengo nada que hablar contigo- sentencie duramente- no hay nada que hablar.

- Claro que lo hay, nosotros,  el futuro,  nuestro futuro.  Y los errores del pasado. Quiero remendarlos. Y si no quieres hablar, sólo escuchame.

Lo miré duramente, una parte de mi, la parte fuerte, que había sido dañada y había recuperado el amor propio, me decía que huyera, que lo dejase solo y siguiera con mi vida.
La otra parte, la débil. La que a pesar del daño y el tiempo no había logrado recuperarse me pedía a gritos que lo escuchará. Que quizá si había algo que resolver y que quizá funcionaria para cerrar el ciclo sin necesidad de cortarme el cabello.

Cualquier otra persona, habría seguido el sentido común y la parte fuerte de si. Yo no; era demasiado emocional y consideraba que quizá así podría cerrar esa parte de mi y seguir adelante.
Que ilusa era, no había cambiado en nada.  Todos lo sabian,  menos yo.

- Bien, te escucho. Pero debo volver en diez minutos al despacho.  Es todo el tiempo que tienes.

Kev sonrió y me miró dulcemente. Hizo un amago por tomar mi mano, me aparte casi de inmediato. Él pareció notarlo y me miró tristemente, se aclaro la garganta y comenzó a hablar.

- Creo que no hay necesidad de aclarar que soy un idiota, que te dañe y que arruine demasiado.  Soy un inepto y muy estúpido por dejarte ir. Eres la mujer de mi vida June,  te lastime de una forma en la que no sabia que era capaz de hacerlo. Me desconoci en el momento en que Jonh y Damon hablaban de lo mal que los ponía verte llorar por las noches. Noches que se hacían eternas y que no sanabas, tampoco te detenias. Me dolía saber que a pesar del daño que te había hecho seguias queriendome. Elizabeth no causó daño, jugó con ambos, no podría decir con quien mas, pero mírala; ella encontró la felicidad antes que nosotros y esta como si nada. Le deseó la mejor vida posible, pero mientras ella esta dándose la mejor vida. Nosotros estamos aquí, sufriendo y preguntando siempre ¿qué fue lo que hicimos mal, como para no se felices?
Yo hace poco me di cuenta.  Cuando te vi con ese tipo en la boda de Elizabeth. Cuando te vi sonreír y bailar con él de la misma manera en que quise verte conmigo. Lo odié al ver como te hacia reír y como él era capaz de hacer y darte todo lo que yo no. Todo lo que yo pide hacer, pero te deje ir. Lo deje por idiota, porque te amaba. Te amo y me arrepiento de todo. Lo siento June.

A mi deberían de haberme dado un maldito golpe en la cabeza y dañado mi capacidad mental del razocinio, porque no podía conmigo.

Después de aquel gran discurso, me solté a llorar como una Magdalena.  Él también lloro frente a mi. Paso a sentarse a mi lado para envolverme en sus brazos y calmar toda la ansiedad que durante tanto tiempo había sentido. Me sentí protegida y privilegiada de saber que alguien me amaba de tal manera que era capaz de dejar todo por mi.

En ese momento no me había dado cuenta de que ya tenía a alguien que daría incluso más que su orgullo por verme feliz.
Le creí a Kev, creí en su dolor y el amor que me prometía.

Después de llorar en su pecho, levante la mirada,  Kev acuno mi cara entre sus manos y me beso. No puse resistencia,  todo lo contrario. Seguí su beso y cuando estaba quedándome sin aire me separé y sonreí. 

Levante la mirada para encontrarme con Isaac, había visto todo a través de la ventana.

La Excepción. -completa- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora