C I N C O

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Mire apenas a Elizabeth, algo que yo sabía bien, es que no era mi culpa que todo el mundo decidiera alejarse de ella por la especie de vida que llevaba.

- Siempre encuentras la manera de joderme la vida. Juro que no se que hice para que actúes conmigo así.

Reí incrédula ante tal comentario, sí, yo no hacía las cosas a propósito, tampoco disfrutaba ver a mi hermana llorar todos los días por un idiota que la cambiaba por mi. Pero técnicamente ella había empezado todo eso.

- Elizabeth, tienes que entender que no hice nada. Me mantuve al margen de mi interacción con Richard.  Era tu novio y lo respete. Siempre maneje una distancia prudente.

- A otro perro con ese hueso niña, ese disfraz de monja no te va a durar tanto.

- Piensa lo que quieras,  ahora sal de mi habitación.

Elizabeth me miró furiosa, y después de hacer una pequeña rabieta salió de la habitación.

Al poco tiempo Jonh había llegado a mi casa. Me sorprendió demasiado el hecho de que llegó con un gran maletín, y al menos diez bolsas de esas donde se guarda la ropa.

- ¿Vas a mudarte o que es todo eso?

- Linda, el último lugar del mundo al que me mudaría sería aquí, y esto es para ti. Traje buenos vestidos y maquillaje. Hoy serás la diosa más linda de todas.

Reí por el estúpido comentario de John y lo deje entrar a mi habitación,  él  sabia que yo no era de arreglarme en exceso, pero esa vez dejaría que hiciera lo que quisiera.

Probé todas las combinaciones de ropa, maquillaje,  zapatos que fueran posibles y a todas era un negativa brutal de John, mire divertida su cara de frustración y como hacia para intentar no matarme.

- June,  no sé qué demonios haces con las cosas,  siempre hay algo que queda mal. Creo que hoy no saldremos, nos quedaremos en casa.

- ¡No!, buscaré algo bueno que ponerme, tengo un vestido divino que papá me envió de Noruega. Dice que lo compró su novia y que juraba era perfecto para mi.

Corrí directo a mi armario, si algo estaba segura es que no quería quedarme en casa, no quería mirar a Elizabeth a la cara, al menos hasta que se consiguiera un buen novio,  de nuevo.
Después de mucho buscar, encontré el vestido, corto a la altura de los muslos y plateado de lentejuelas. Se amoldaba bien a mi y solo lo había usado dos veces. John me miró atónito y solo sonrió.

- Eres una maldita June. Tuviste esa maravilla guardada ahí todo este tiempo.-aplaudió con su manera afeminada ya conocida y se levantó a abrazarme.

- Oye exagerado, no es para tanto

- ¿Que no es para tanto? Por amor de dios, el vestido es divino y te quedará perfecto con el maquillaje y los zapatos perfectos. Con eso conseguirás un buen trasero masculino. Así que, si es para tanto.

Reí ante el último comentario de mi amigo, vamos, como todas las personas esperaba profundamente encontrar al amor de mi vida y vivir una ridícula historia de amor. Pero ¿qué más daba salir a divertirme con el equivocado de vez en cuando? Obvio nada, tampoco me quedaría como una santa a esperar a que a mi príncipe adorado se le ocurriera aparecer frente a mi y llevarme a conocer el mundo.
Quería experiencias,  buenas y malas. Malas ya había tenido suficiente y era necesario encontrar un balance.

La Excepción. -completa- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora