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IDIOTA | veintiocho

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IDIOTA | veintiocho

ㅤ—Brick —susurré, sentándome sobre su cama. Él se estaba quitando la chaqueta, ya que habíamos llegado hacía solo unos minutos de la calle.

ㅤ—Dime, Dalia.

ㅤ—Necesito contarte algo —se asustó. Se quedó estático hasta que volví a hablar—. No es nada malo, pero quiero que lo sepas.

ㅤAsintió y se sentó junto a mí, con los brazos hacia atrás. Subí la mirada y lo miré.

ㅤ—Una vez me preguntaste si me había pasado algo con alguna pareja anterior —empecé a decir—. No quise decirte nada, pero creo que ahora que estamos juntos es un buen momento para confiar en ti y decírtelo.

ㅤSu mirada se cruzó con la mía pero la aparté.

ㅤ—¿Conoces a Jackson West?

ㅤ—Claro, ¿el que va a nuestro instituto? —asentí—. Me pareció veros alguna vez juntos, el año pasado.

ㅤVolví a asentir antes de tragar saliva y prepararme para hablar.

ㅤ—Lo sabía todo el instituto. Estábamos saliendo y llevábamos más de medio año juntos —inspiré hondo. Las piernas me temblaban al decirlo todo en voz alta. La mano derecha de Brick se posó sobre mi pierna y la acarició, dándome apoyo—. Todo era tan perfecto que la caída fue terrible. Éramos como uña y carne, todo lo hacíamos juntos: salir a la calle, ver series, ir al gimnasio o comer con la familia. Prácticamente, mis amigos eran los suyos. No tenía con quién más hablar. Y, justo el primer día que te vi en el Bebidas y más, cuando parecía una loca escapada del manicomio, fue el día que tropecé. Vi a Jackson besarse con Zara Patton, una chica del instituto —se me trabó la voz—. Parecía tan surreal que me costó darme cuenta de lo que estaba pasando. Estuve todo el verano envuelta en una nube de depresión, viendo Juego de tronos en bucle y comiendo chocolatinas una y otra vez.

ㅤSentí la mano de Brick subir por mi muslo dejando pequeñas caricias.

ㅤ—Lo quería mucho —seguí, aunque me empezaba a costar— y lo odiaba a la vez. No podía pasar página sin volver a leer la anterior una y otra vez. Como era de esperar, me quedé sin amigos, porque las personas a las que consideraba como tal, se fueron al lado de Jackson, dejándome ahí, sin apoyo. El mundo ideal ya no lo era tanto. Me era muy difícil seguir con mi vida, y cuando creí que lo empezaba a hacer, llegaste tú —sonreí.

ㅤCon los ojos húmedos y el corazón quemado.

ㅤ—Eras la salvación, aunque no lo parecías —reí amargamente—. Habías llegado por casualidad, y de verdad que lo habías hecho. Una simple parada en la entrada de la gala del cáncer anal para hablar con tus padres hizo que los míos me obligasen a pasar la noche contigo. En esos momentos los odiaba, pero ahora los quiero por hacerme ir contigo —ahora fue él el que rió—. Y de nuevo, todo parecía ir bien. Pero Jackson tuvo que aparecer. Tú estabas con Magnolia esa tarde, lo recuerdo bien. Estaba en mi casa, a punto de hacerme un maratón de películas de Harry Potter, cuando mi ex tocó al timbre —se me hizo un nudo en la garganta al recordar esa noche—. Todo pasó muy lento y rápido a la vez. Lloré mucho, pero valió la pena. Nos reconciliamos, algo que había necesitado aunque no lo quisiese admitir.

ㅤMiré a Brick por primera vez en todo mi discurso. Aún tenía los ojos húmedos, a un milímetro de desbordarse.

ㅤ—Y ahora viene la peor parte —añadí. Seguía teniendo su mano en su pierna, pero había dejado de moverse—. Por tercera vez, parecía ir bien. Todo era lo que había deseado; estar bien con Jackson, tener a alguien con quien estar y confiar, no llorar cada noche al recordar los últimos meses. Era una fantasía. Demasiada a decir verdad. Sin querer, me estaba empezando a gustar un chico del instituto. Ese chico eras tú. La persona más idiota en todo Masonville High —sonreí—. ¿El problema? El más común. Que esa persona no te corresponda. Me obligué a no caer, no de nuevo. Pero lo hice, porque pensé que saldría bien, porque tuve un mínimo de confianza. Sin embargo, un día todo se derrumbó. Fue el día del lavaperros, cuando tú y Patty os besasteis —una lágrima amenazaba con salir—. Me castigué a mí misma cuarenta y cuatro veces como mínimo. A pesar de todo, deseé que estuvieses bien y que fueses feliz con ella. Como si el mundo me hubiese recompensado, terminasteis. Fue triste, porque tú lo estabas, y no podía evitar estarlo por ti. Por eso mismo, el día que me besaste, fui la persona más feliz en todo el mundo, porque lo había deseado durante mucho tiempo. Te quería y no lo sabía —la lágrima acabó por caer, bajando por mejilla y terminando sobre mis pantalones. Noté la mano de Brick sobre mi mejilla, limpiando el rastro que había dejado—. Te quiero, Brick, muchísimo. Eres la persona que me ha levantado y me ha enseñado a ser feliz. Y quiero serlo, pero contigo a mi lado —levanté la cabeza, con el fin de mirarlo a la cara, pero esta vez no me aparté—. Brick, por favor, no quiero volver a lastimarme. Sé que es imposible, y que en algún momento nos haremos daño el uno al otro, pero espero que sean las mínimas, porque de verdad te quiero y quiero que esto dure —otra lágrima volvió a caer, aunque ni me molesté en secarla—. Y gracias, por estar aquí.

ㅤ—Joder, Dalia —susurró—. Me has dejado sin palabras, de verdad. En fin, quiero decirte que todo va a salir bien. Que no te voy a hacer daño, o al menos no intencionadamente. Yo también te quiero, y has cambiado mi vida muchísimo. Para bien, en realidad. Eres una persona demasiado importante para mí. No eres simplemente mi novia, eres mi mejor amiga. Y eso es lo mejor que me ha pasado en esta vida, y eso que aún queda mucho por vivir. Perderte a ti sería perder la mitad de mí. Así que, lo siento, por el daño que te he llegado a hacer, y gracias a ti.

ㅤA estas alturas, ya estaba llorando. Sentí sus brazos abrazarme, pero no los vi, porque había cerrado los ojos. Yo también lo abracé, lo más fuerte que pude. Abrí los ojos cuando noté sus manos secando mis lágrimas.

ㅤ—No llores —murmuró—. Estás más guapa cuando no lo haces —reí.

ㅤ—Idiota.

ㅤ—Ya estamos de nuevo con eso.

ㅤ—Es la costumbre.

ㅤY me besó. Así de repente.

ㅤ—¿Qué tal si convertimos esto también en costumbre? —preguntó al separarse—. Por cada idiota que me dices, un beso.

ㅤ—Me parece bien —sonreí—. Idiota, idiota, idiota, idiota, idiota... —me tapó la boca con su mano.

ㅤ—Esos no cuentan —rió—. Pero te los voy a dar igual.

ㅤ—Como usted mande señorito —bromeé.

ㅤMe envolvió en un abrazo que duró unos minutos. Y me vi a nosotros así mismo, aunque dentro de unos meses. Del mismo modo, y queriéndonos incluso más que en ese momento.

ㅤSonreí.

ㅤY por primera vez lo hice sintiendo felicidad. Una felicidad que incluso quemaba por dentro.

the 1    ❛brick armstrong❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora