Capítulo 4

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Katsuki alzo la mirada algo temeroso, no sabía que esperar, aunque para él era más que obvio, jamás había tenido otro uso, eso fue lo que se le obligo a ser después de siete años bajo el techo de Tomura, un simple juguete.

Este se lo dijo en más de una ocasión, era un simple capricho que tuvo, arrebatarle su inocencia y quitarle su libertad fueron parte de ello, Tomura siempre le dijo lo orgulloso que estaba en ver en lo que lo convirtió, de ser un infante, alegre, enérgico y seguro de sí mismo, lo termino pisoteando y volviendo en algo con miedo e inseguridades, pánico a ser lastimado por cualquiera que se le acercase, obligado a solo servir para darle placer y después pudrirse dentro de cuatro paredes que lo confinaban.

Pero ahora se encontraba sentado, en esa mesa con ese pecoso que desde que se topó con él, fue gentil y solo le regalaba una tierna sonrisa, no lo entendía.

—Bueno, primero debo aclarar varios puntos, sobre Tomura, no debes preocuparte, él no te volverá a lastimar, espero y jamás lo tengas que volver a ver si es posible, sobre como llegaste aquí, bueno, cuando te encontré en el pasillo estabas fatal, así que como Tomura me debe favores, digamos que te cedió a mí.

El rubio tembló un poco con aquella declaración "te cedió a mi" era más que obvia la forma en que se referían a él, como un objeto, no era de sorprenderse, aun así, tenía una ligera esperanza que no fuera así.

—Oye... se lo que te obligo hacer, así que no pienses en ello, no te voy a lastimar ¿puedes confiar en mí?

El rubio alzo la mirada confundido, no entendía del todo lo que el pecoso le decir ¿era una broma? Eso creía, era imposible que aquello realmente estuviera pasando.

—¡Te lo juro! No soy como el, además, este será tu hogar, no pretendo obligarte a nada que no quieras.

El rubio no sabía que responder, no podía creer en absoluto lo dicho ¿Cómo hacerlo? Le estaba diciendo que por fin tenía la libertad de vivir sin esos maltratos y abusos, cosa que veía imposible.

—Confía en mí, te prometo que todo estará bien a partir de ahora.

Seguía sin saber que responder, el pecoso tomo su mano, la extendió y tomo de una manera muy suave y delicada que lo hizo estremecer por ese tacto tan inusual, Katsuki aun cuando se mostrase sumiso y temeroso, tenía algo que él consideraba un defecto.

Siempre le causo demasiados problemas, causando castigos y maltratos que no toleraba, lo dejaban siempre rompiendo en llanto por el dolor que le causaban.

Por más que Tomura trato de borrarlo, jamás pudo hacerlo en un cien por ciento, lo había vuelto dócil, temeroso y sensible, pero había momento donde eso ya no surtía efecto en su corrompida mente.

Tenía un carácter muy fuerte y agresivo.

El cual no lograba controlar de vez en cuando, mucho menos en ese momento, donde el pecoso no lo intimidaba, de manera brusca alejo su mano y frunció el ceño.

—¡Déjate de tonterías! ¡No te creo, no es posible! Lo que me vayas a hacer, hazlo ya, deja de decir mierda como esa, no puedo con esto...

El pecoso parpadeo un par de veces viendo totalmente incrédulo al rubio por su reacción, no había dicho ninguna palabra más que su nombre, estuvo cohibido y temblando cual cachorro, ahora, de la nada, había gritoneado, usado un lenguaje inapropiado y fruncido el ceño de una manera que Izuku no creía posible que una persona pudiera lograr.

Katsuki vio la mirada confusa del mayor, haciéndolo temblar y encogerse como si de un perro regañado se tratase, tapo su boca y bajo la mirada suplicante a que el pecoso no lo lastimase, era una reacción instintiva, cada que dejaba salir su explosiva personalidad, terminaba siendo castigado.

Sálvame - DekuKatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora