Luna de miel

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Por primera vez en su vida sintió que quería matar a alguien, a Neji, por haberle rociado la cara con agua fría directamente de la manguera de la regadera. Él se había sentado con las piernas cruzadas cerca de la tina de baño, la había recostado en sus piernas con la cabeza hacia la tina y sin decirle nada tomó la manguera y abrió la llave.

Hinata pegó un pequeño grito, de repente estaba muy molesta, había empujado a Neji, pero este no se apartó, sacó una toalla y comenzó a secarle el rostro y el cabello.

Era delicado con su trato a pesar de que ella había estado actuando muy mal con él. Cuando pasaba la toalla por su cabello era como una leve caricia y la miraba fijamente haciéndola tener que apartar la mirada. Sin darse cuenta ya estaba menos ebria, al menos las nauseas se habían ido y ya no se le movía todo, pero aún sentía que podía decir o hacer incoherencias. Era extraño como estaba consciente y a la vez no lo estaba.

–Siento mucho que tengas que cargar conmigo.

–Yo no lo siento. De cierta forma es divertido conocer este lado de ti.

Estaba muy avergonzada.

–Pero siempre me has tenido que estar cuidando... por obligación, supongo.

–Al principio. Pero cuando volví del extranjero y te vi convertida en alguien totalmente diferente, sentí que de verdad quería cuidarte.

Silencio. Ella no esperaba esa respuesta, al parecer había cosas que no conocía de él y estaban casados ahora.

–¿Aún quieres cuidarme?

Neji detuvo su tarea de secarle el cabello, dejó la toalla a un lado y la miró con seriedad. Hinata seguía aún recostada en las piernas de él, pero en esos momentos no tenía ni la suficiente fuerza ni la suficiente conciencia como para quitarse.

–Más que nunca...

–Dijiste que me dirías por qué te casaste conmigo sin oponer resistencia –reprochó ella tratando de ignorar la reciente respuesta–.

–Aún no es tiempo, mucho menos contigo así.

–¿Podremos resistir todo esto? ¿Podremos vivir juntos? Podríamos terminar odiándonos.

–Eso jamás va a pasar.

–¿Sabes que robaste mi primer beso?

–No lo sabía.

Estaba avergonzada ¿Cómo se le ocurría preguntarle esas cosas a Neji? Pero aún tenía muy suelta su lengua y estaba diciendo todo lo que pensaba sin demasiado temor a las consecuencias.

–¿A cuántas mujeres has besado?

–No lo sé.

–¿No lo sabes?

–Nunca las conté.

Definitivamente había muchas cosas que no sabía de él.

–Y... ¿Has estado con alguna?

–Si, tampoco las conté.

Se sentía como una niña, él ya era todo un hombre con experiencia en las relaciones y en ese tipo de cosas. Ella no conocía nada, ni siquiera si sabía besar.

–Tu no tienes que preocuparte por esas cosas, no creo que quieras hacer nada de eso conmigo, tendremos que dedicarnos a otros asuntos como para estar preocupados por nuestra experiencia amorosa.

–Es demasiado triste... haber tenido que casarme con alguien a quien no amo y tener que haberle dado mi primer beso. Te quiero Neji, pero no como quería a Naruto-kun... no puedo pensar en ti de esa manera, eres como un hermano para mi.

Hasta que la muerte los separe - NejiHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora