— Veo que esta casa es más espaciosa que la anterior —mi madre mira todo a su alrededor para luego posar sus ojos en mí.
— Sí, es mucho más grande y luminosa, la otra tenía menos luz.
— La verdad que sí, parecía más una cueva que una casa —me rio por el comentario de mi madre —. Bueno hijo, ¿Qué tal en el instituto? —Me pongo tenso y miró hacia la pared —. ¿Qué pasa hijo? —inmediatamente se pone alerta.
— Nada, no pasa nada —sigo mirando para la pared.
— Calix, te conozco muy bien, soy tu madre. ¿Qué pasa?
— Pues que en el instituto... —mi madre me interrumpe.
— ¿Qué pasa en el instituto?
— Narella, deja a tu hijo hablar —le agradezco a mi padre que acaba de llegar a la cocina donde estábamos mi madre y yo —, si lo interrumpes cada vez que empieza hablar, no terminará de contarte nada.
— Bueno perdón, solo quería saber —suspira. —, sigue contando.
— Nada, no pasa nada en el instituto ni en clases —no quería que se enterasen que me pasaba en clases o como me trataban los profesores. Una cosa es que sea algo despistado o que me distraiga fácilmente y otra cosa es hablarle mal a un alumno.
— Calix, se nota que te pasa algo, sueles sonreír más y ahora no tienes esa cara de alegría que tenías antes. ¿Qué te pasa? — pregunta de nuevo —. Si no me cuentas soy capaz de ir al instituto a informarme —me pongo rígido y nervioso.
— ¡No! —exclamo —. No vayas por favor.
— ¿A quién temes tanto? —me muevo incómodo.
— A nadie mamá.
— A alguien debes de tenerle miedo para no querer que vaya a informarme el lunes.
— Los profesores —hablo en un susurro.
— ¿Que? —preguntan mis padres a la vez.
— Qué son los profesores los que me molestan —les informe.
— ¿Los profesores te hacen algo? — pregunta mi padre.
— Ya me conocéis como soy yo de distraído —asienten en afirmación —pues parece ser que les molesta mucho que mire por la ventana cuando están dando su clase y me hablan con muy poco respeto por ser como soy yo, callado y tímido.
— ¡Esto no puede ser! —habla mi madre indignada.
— Tranquilízate Narella —habla mi padre.
— Pero es que esto no es normal —dice —, el lunes hablaré con el director. Esto no se va a quedar así.
— ¡No! —Grito. Los miro a los dos y sigo hablando —. No quiero que vayas a ninguna parte mamá, dentro de dos semanas termino el curso y no volveré nunca más a esa institución.
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Calix
Novela JuvenilDesde que tengo uso de razón siempre he sido un chico callado que casi no habla con nadie y es muy reservado con sus cosas. Siempre estaba solo, no hablaba casi con nadie y siempre iba con mis cascos, refugiándome en la música que escuchaba a través...