Capítulo 13

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 No paso ni media hora de hubieran partido, escuchamos un estruendo afuera de la mansión, nos ponemos alerta

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No paso ni media hora de hubieran partido, escuchamos un estruendo afuera de la mansión, nos ponemos alerta.

— Enanos —les llamo a los más pequeños —venid. Cadie, Juliun, Aglaia y Eryx, se acercan a mi.

Denes mira por la ventana por si hay alguna "amenaza".

Se escucha otro zambombazo y mi hermano miraba hacia todas las direcciones que sus ojos les permitía.

— Odell, lleva a los pequeños al ático y que no se muevan ahí —dice algo nervioso Denes.

Esto no pinta nada bien y los que más ayuda aportan están fuera de casa, mierda.

Salgo del cuarto de los juegos ahora y los llevo por el pasillo hasta al final, donde se encuentra una puerta que conduce al ático.

No se porque esta tan escondido ya que nunca ha habido ningún peligro que nos acechara; hasta ahora.

La buhardilla esta "escondida" en entre el armario empotrado que esta en la pared de la derecha y la puerta del baño.

Justo en la pared esta incrustada la escalera que conduce al desván. Me impresiono al verlo, que comodidad, hay sillones, puffs, una televisión

¡Vaya escondite, es increíble!

— No hagáis ruido —les indico.

— ¿Nos vas a dejar solos aquí? —pregunta con algo de miedo Cadie.

— ¿Y Calix? —pregunta Eryx.

— En un rato vuelvo a por vosotros —les aviso —Eryx —ahora me centro en el hermano de Calix—tu hermano vendrá dentro de un rato junto a Hester y Lysander.

— ¿Y si tenemos hambre? —habla esta vez Aglaia. Les señalo unos armarios que estaban en frente de donde se encontraban.

— Ahí dentro tenéis comida y bebida, no salgáis por nada del mundo, por favor. No hagáis ruido —les digo.

Ellos asientes algo confundidos y con temor.

— No temáis, pronto vengo a por vosotros —saco mi teléfono de la chaqueta que llevaba y se lo tiendo a Aglaia —os dejo mi teléfono por si llama alguien.

— ¿Calix? —pegunta Eryx.

— Por ejemplo —podía ver que Eryx echaba de menos a su hermano, aunque se hubiera ido hace cinco minutos, era despegarse de su hermano y ya lo extrañaba.

— Adiós —se despiden de mi en cuanto me ven alejarme hacia las escaleras.

— Hasta luego —o eso espero, suspiro, les sonrío para que se tranquilicen —algo más —les digo.

Me miran atentos a lo que voy a decir.

— Aglaia, recuerda esto por si llama alguno de tus primos, 1-3-9-7, acuérdate de esos números, memorízalos, le digo. Es muy importante que lo hagas —adiós chicos, hasta dentro de un rato.

CalixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora