Recriminación

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Los mullidos almohadones se retorcían entre aire y tela, dejando los músculos de chara bien relajados, pero sin darle una comodidad mental.





Destrozada por tal repentina ocasión, logro recapacitar a la humillación a la cual fue sometida, quito sus manos de su cara y tomo consciencia de lo que sucedía. Estaba llorando, su corazón palpitada de forma tan grave que el temblor llegaba hasta sus oídos, le dolía la cabeza, no podía pensar con claridad, era una pequeña niña asustada.





Apretó los dientes frustrada, esto no era ella, una niña inocente llorando con miedo después de haber sido forzada un cometido en contra de su voluntad y muy explotado por encima de las leyes, fue secuestrada.





Se limpio la cara con su brazo para alejar esas lagrimas que tanto odia expresar con fragilidad, ella no era así, no quería serlo y prometió nunca serlo y menos ante nadie.







-(¿pero en que estoy pensando? yo no soy una llorona, yo no tengo miedo, yo debo dar miedo, yo soy muy fuerte, nadie vendrá a salvarme y aunque así sea, no debo dejar que nadie me salve, me salvare por mi misma, no mostrare ninguna debilidad)-







Decidida de volver a tomar el control, quito esta vez su brazo de encima de sus ojos y retomo el paso gateando hasta los gruesos barrotes para volver a ser ella misma.







-¡¡SANS!! ¡MALDITO DESGRACIADO, HIJO DE PUTA, CRÁNEO REPLETO DE MIERDA! ¡¡VEN PARA ACÁ EN ESTE INSTANTE Y DÉJAME SALIR PARA QUE PUEDA ROMPERTE LOS MALDITOS HUESOS!!-







Apretó con fuerza los barrotes, los eternos minutos de silencio que buscaban una respuesta cedieron en cuanto los sonidos de pasos fuertes y lentos llegaban cada vez mas fuertes hacía lo que parecía ser la única entrada y esperada huida de chara.





Desde la apacible oscuridad se levantaba la luz que escapaba con agresividad desde la pequeña puerta siendo abierta.


Mas allá del gritoWhere stories live. Discover now