Toriel llego al primer piso, el pasillo de este mismo se sentía tan frió como la gélida noche permanentemente ajena al hogar. La presencia lejana de la menor continuaba dando un presentimiento de sospechoso terror.
Arrastro los pies con mucha intrepidez, su corazón gritaba al son de su propio sentir, mientras su consciencia imploraba el abandono de dicha situación, aun si su hija no emitía un ruido, su labor de madre le replicaba por su seguridad.
Apretó los labios dejando de sentir la confianza con solo ver su puerta abierta, la silueta de quien creía que seria Frisk, reposaba indemne de espalda cuyo cabello dejaba desplomar mechones a montón.
La garganta de la mujer se endureció, evitando que pudiera tragar, dicho espectáculo de ver como el cabello de su hija caía a sus pies como agua, la dejo sin aliento, no pudo articular coherente una frase.
Levanto los brazos por acercarse presurosa a la niña tomando de nuevo el coraje de sujetar su preocupación maternal.
-¡¡F-FRISK!!-
Antes de dar un paso, un fuerte estrépito desde el piso de abajo, congelo tal movimiento ante todo puesto por toriel, logrando que solo mueva la cabeza de lugar, volteo la mirada hacía el fondo donde posaban las escaleras, confundida antes de escuchar la dulce pero exasperada voz de frisk por su atención.
-¡¡TORIEEELL!!-
Otra clase mas de confusión para la pobre mujer quien sin un pensamiento mas que darse a si misma, corrió hacía el barandal, para otorgarse tristemente la vista de su niña observándola fijamente a los ojos desde la parte inferior de la casa.
Toriel definitivamente perdió toda consciencia de compresión y pensar, mientras la mirada penetrante de la pequeña demostró su propia advertencia.
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Mas allá del grito
RastgeleLlegar a querer ver cosas que nadie mas puede, es algo que muchos han tratado muy en el fondo de sus almas. Escuchar aquello que nadie mas oye, es todo lo que nos ha sorprendido por abrir nuestras mentes. Jugar con lo desconocido es algo que todos...