Capitulo 12.

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Había caído la noche y el joven de lentes se encontraba acostado en su cama mirando al techo, cuando unos pequeños golpeteos en la ventana acapararon su atención, ahí se encontraba Hedwig sosteniendo una nota en su pequeño pico.

—¿Que traes ahí?— preguntó Potter al animal después de abrir la ventana.

Harry tomó gentilmente la carta y con cuidado abrió el sobre encontrándose con una perfecta caligrafía.

"Ven a la torre de astronomía. No tardes, te estaré esperando.

                                       -SS"

Había estado esperando alguna respuesta durante todo el día y ahora que la tenia, Potter estaba aterrado. Durante el camino al lugar donde había sido citado las piernas le temblaban y las manos le sudaban, pero cuando llegó todo estaba oscuro, no había ningún sonido a su alrededor, el clima era frío y por sus labios salía algo de vapor.

— ¿Hola?— por un momento Harry dudó sobre  si aquello sería una trampa o alguna clase de broma.

Se dió la media vuelta para salir rápidamente de ahí, pero unos brazos que lo tomaron por detrás; uno por la cintura y el otro por el pecho se lo evitaron y una cabeza de cabello azabache se acurrucó en su cuello.

— ¿A donde crees que vas, pequeño?— siseó Snape aferrado al cuerpo de Potter.

— ¿Severus?— Harry colocó sus manos encima de las de Snape— C-creí que estabas molesto conmigo...

— Por Merlin, Harry. ¿Por qué estaría molesto contigo?, tú no has hecho nada... ¿o si?

— Por supuesto que no— volteó el joven encarando al profesor.

Snape tomó con su mano la barbilla de Potter y besó tiernamente a Harry.

— Espera— Potter se separó— ¿a que se refería Malfoy al decir que me abandonarás como a los demás?

— Harry, dime, ¿te dejarás guiar por mi pasado?

— Por supuesto que no.— respondió el chico sin dudarlo.

— Perfecto, porque siendo sincero— Snape miró fijamente a Harry— yo nunca fui el típico galán que traía a todos atrás... no he estado con muchas personas.

— Lo siento... sólo tenía curiosidad.

— Harry, hay una razón por la que te cité aquí, es muy importante— Severus tomó al chico de los hombros.

— Dime...

— Han pasado casi tres meses de que empezamos con esta locura y...— el hombre suspiró— jamás me había sentido tan bien con alguien, puedo ser yo mismo contigo en todos los sentidos, Harry... creo que te amo, niño idiota.

Harry abrió los ojos con tanto asombro que estos podrían salirse de sus cuencas, no podía creer lo que estaba escuchando, después de analizarlo unos segundos; lágrimas cristalinas comenzaron a caer de sus ojos hacia sus mejillas y una gran sonrisa de sincera felicidad se formó en su boca, el joven había soñado con eso desde hace ya bastante tiempo y ver qué ahora era realidad aumentaba el pulso de su corazón a una velocidad y fuerza increíble. Harry intentó decir algo pero no podía, estaba mudo.

El secreto de las mazmorras. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora