Capitulo 22.

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Harry quería llorar como nunca antes pero las lágrimas no llegaban, probablemente porque ya había llorado bastante. Corría y pedía que todo aquello terminara, ¿por qué se tuvo que enamorar de Severus Snape? ¿Por qué no se dio cuenta de que el mayor sólo lo veía como un pasatiempo?, Harry estaba siendo muy duro consigo mismo pero en aquellos momentos no podía ser optimista.

— Harry, ¿todo bien?— el anciano director detuvo al agitado muchacho.

— Eh, si, todo bien profesor.

— ¿Listo para partir?— sonrió Dumbledore.

— Lo siento, profesor— el chico agachó la mirada por la vergüenza— Draco regresó a pasar las fiestas conmigo, a Ron y Hermione no les importará.

— Me alegro, Harry. Supongo que te veré hasta el regreso a clases, estaré todas las vacaciones fuera del país arreglando algunos deberes.— Dumbledore se acercó a Harry y lo estrechó entre sus brazos en un paternal abrazo— Feliz navidad y Año Nuevo, Harry.

— Igualmente, profesor Dumbledore— Harry sonrió y observó al hombre marcharse.

— Aquí estás— Draco llegó tras sus pasos— ¿estas bien, Potter?

— No— dijo Harry y abrazó a Draco.

— Ven.

El joven rubio guió a Harry hacia los jardines del colegio e intentaba animarlo.

— Vamos, Harry— Draco comenzó a correr como un demente— corre, grita, desahógate, baila, golpea algo, no sé lo que tú quieras...

— ¿Que?— Harry miraba a su amigo como si a este le faltara un tornillo— Mejor hay que entrar...

— ¡A la mierda las reglas!— gritó Malfoy con todas sus fuerzas— ¡A la mierda el amor! ¡A la mierda los corazones rotos!

— ¡A la mierda el amor no correspondido!— Harry gritó con toda la capacidad de sus pulmones y sonreía— ¡A la mierda el romance!

— ¡A la mierda!— gritó Draco mientras seguía corriendo en círculos— ¡A la mierda el dolor!

Los chicos estuvieron gritando por varios minutos, pero cuando McGonagall escuchó aquel desorden le pidió a Severus Snape que fuera a detener a los jóvenes. Snape estaba a unos metros cuando escuchó un "A la mierda Severus Snape" de parte de Harry que sinceramente lo lastimo de una manera inimaginable. El hombre transformó su dolor en furia.

— ¿Estas demente, Malfoy?— se acercó Snape de manera agresiva— ¿te crees un payaso o un mono cilíndrero para montar un espectáculo?

— N-no— aquella mirada de Snape podría intimidar hasta al mismísimo Voldemort y Draco prefirió llevar las cosas en paz— sólo nos estábamos divirtiendo....

— ¿Acaso no tienes la suficiente atención?, ¿El pequeño Malfoy tiene que ser siempre el centro de todo?— dijo Severus con sarcasmo y rechazo en su voz. Tomó al joven del brazo y lo llevó a rastras al interior del castillo ignorando totalmente a Harry Potter quien no tomó por desapercibido aquel comportamiento.

— Padrino, me estás lastimando...— Draco intentaba soltarse una vez dentro del colegio.

— Aléjate de mi vista— Snape estaba rojo del coraje que nacía en su interior— directo a dormir, Malfoy.

Draco comenzó a caminar hacia un pasillo y Snape lo siguió.

— ¿A donde crees que vas? Ese no es el camino hacia las mazmorras.

— Dormiré con Harry en la sala común de Gryffindor.— al oír aquellas palabras el enojo de Severus se triplicó y tomó a Draco por el cuello del suéter y lo acorraló contra la pared más cercana.

— No, no lo harás— la furia provocada por los celos de Severus era indescriptible. Si no fuera porque alguien los interrumpió, seguramente Snape hubiera maldecido al chico.

— ¿Profesor Snape...?— Minerva estaba detrás de ellos— ¿que demonios está haciendo?

— El señor Malfoy dice que dormirá en la torre de Gryffindor y yo no puedo permitir que se rompa una regla.— dijo el hombre soltando a Draco, pero sin apartar la asesina mirada de los temerosos ojos grises.

— El joven Malfoy tiene permiso de dormir ahí, Severus— dijo la mujer y ahora era ella en quien Snape plantó una mirada confundida— Dumbledore se lo concedió. Por alguna razón no quiere que Potter se acerque a las mazmorras.

Harry llegó en aquel momento y observó la escena con atención, no entendía muy bien que estaba pasando pero vió el miedo con el que Draco miraba al profesor, quien al ver ahí a Harry se marchó sin decir nada, dejando a los jóvenes con la profesora.

— Será mejor que se vayan a la cama, no querrán romper mas reglas.— McGonagall deseó buenas noches a los chicos y tomó camino por donde había llegado.

Las vacaciones junto a Draco eran realmente divertidas, se la pasaban hablando de temas sin relevancia y miles de risas había de por medio, jugaban ajedrez mágico, se escapaban a Hogsmade a comprar cosas o simplemente a despejar sus mentes y en las noches se turnaban a leer en voz alta un capítulo y un capítulo de la novela muggle que Hermione le había regalado a Harry.

— ¡Por Merlin!— gritaba Draco emocionado mientras Harry leía para él— ¡Elizabeth, no dejes ir al señor Darcy!... mierda, mierda, mierda...

— Draco— dijo Harry interrumpiendo su lectura— el señor Darcy es un idiota...

— Con el señor Darcy no te metas, Potter— Draco fingió una mirada de profundo odio. Harry estaba tan agradecido con Malfoy porque jamás lo dejaba solo, no le daba la oportunidad de deprimirse.

Por otro lado, Severus Snape realmente estaba sufriendo, ver a su pequeño cada día riendo y pasándola bien con alguien más lo estaba torturando. Una parte del profesor quería huir de Hogwarts y refugiarse en su casa hasta el fin de las vacaciones para no tener que presenciar eso diario, pero el otro bando de sus pensamientos lo obligaba a quedarse para tener vigilado a Draco y que no se sobrepasara y se aprovechara de la vulnerabilidad de SU Harry. Todas las noches del hombre se iban en tumbarse en su cama intentando percibir algún olor de Harry entre sus sábanas para así poder sentirlo algo cerca, recordaba todos los momentos junto a su león y lloraba hasta quedarse dormido.

El secreto de las mazmorras. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora