Capitulo 10.

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Habían pasado semanas desde que Malfoy y Potter hablaron por última vez, y también semanas desde que Severus y Harry se veían a escondidas, por estas razones el ojiverde se encontraba "entre la espada y la pared", Draco era una de las personas más importantes en su vida y le dolía tanto todo lo que había pasado, pero Snape era su sueño más grande que nunca pensó se haría realidad.

En estos momentos Harry se encontraba en la habitación de Severus, el hombre se encontraba leyendo un antiguo libro mientras tenía a Harry dormitando en su pecho en bóxers y una camisa de Severus puesta, esta escena era tanto tierna como excitante para Snape, dejó el libró en la mesilla, levantó el mentón de Harry con sus finos dedos y despertó al chico con un corto beso.

— ¿Listo para la siguiente ronda, Potter?— preguntó Snape con una sonrisa de lado y una ceja levantada, el joven asintió con sus ojos llenos de brillo y una sonrisa picarona.

Harry se sentó entre las piernas de Snape quedando su espalda frente al hombre, Severus quitó lentamente la camisa que Potter traía puesta, besaba y apreciaba cada pedazo de piel que era descubierta. Besaba el cuello del chico y poco a poco se fue pegando a él quedando su pecho contra la espalda del joven.

— Pídeme lo que quieras, Harry— susurró Severus al oído de Potter antes de lamer y morder el lóbulo de su oreja, logrando que el joven soltara un gemido de placer.

Harry pegó su trasero en la entrepierna de Snape logrando que el hombre se volviera loco con ciertos movimientos, ambos perdieron la paciencia y comenzaron a desnudarse uno al otro lo más rápido que pudieron, aquella sensación de sus piles desnudas rozándose era la sensación más satisfactoria y hermosa que pudieran sentir, amos estaban locos por el amor y la lujuria, Severus cargó a Potter y el joven enrolló sus piernas en la cintura del hombre sin dejar de besarlo ni un segundo, llegaron a la cama y ambos ya tenían una gran erección en su entrepierna, Snape besaba todo el cuerpo de Harry mientras el chico que aferraba a su espalda y a su cabeza disfrutando aquella sensación tan hermosa.

A continuación, Snape se deshizo de su pantalón y bóxer dejando su gran miembro libre, Harry tomó el pene de Snape con su mano, comenzó a lamer lentamente la cabeza disfrutando la textura, sabor y los gemidos del hombre, después de no aguantar más, Harry se levantó, se quitó su ropa interior y se colocó arriba del pálido hombre, con cuidado introdujo el miembro del hombre en su ya estimulada entrada, Harry comenzó a mover su cintura en unos movimientos tan perfectos que volvían locos a ambos. Snape gemía y saboreaba, después de varios minutos, Snape se aferró a la cadera de Harry y con sus manos la movía para acelerar los movimientos del joven, no tardó en venirse junto con unos grandes gemidos y jadeos de placer, mientras que Harry también eyaculaba al mismo tiempo en el abdomen del hombre.

— Harry, me vuelves loco. Me encantas.— le confesó Snape al chico una vez que este se acostó a su lado.

Harry respondió con un cariñoso beso y se acomodó en el pecho del hombre.
Después de tomar una larga siesta, Harry se levantó, se vistió y se peinó.

— Severus— dijo Harry despertando al hombre.— tengo que irme, ya falté a dos clases y tú tienes clase con los de primero.

Snape estiró sus brazos y abrió lentamente los ojos y miró a Harry.— Por Merlin, realmente eres perfecto.

— Tienes que levantarle— el ojiverde se sonrojó bastante.

El hombre se levantó, se colocó una bata y acompañó a Harry hasta la puerta. Lo abrazó por la espalda y colocó su nariz en el cuello del joven para absorber su olor.

— No te vayas— pidió el hombre— quédate toda la vida aquí conmigo.

— Basta, Severus. Si sigues diciéndome cosas así, realmente no me iré y todo mundo sospechará.— dijo Harry volteando a ver al mayor levantando una ceja.

— Está bien, vete.— se rindió Snape y plantó un beso en los labios— te extrañaré.

Cuando Harry y Severus decidieron empezar con su relación, decidieron que absolutamente nadie sabría acerca de ellos (ademas de Draco, claro), no podrían comentarlo con nadie y sobre todo; evitarían causar sospechas en el aula y en los pasillos del castillo.

El secreto de las mazmorras. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora