Capitulo 27.

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Las vacaciones fueron tal y como Harry las esperaba, los Dursley no dejaban de molestarlo y la mayoría del tiempo se la había pasado en su habitación llorando por Sirius y Severus, la única opción para evitar aquellos pensamientos que lo torturaban era el salir a caminatas nocturnas, hasta que un día se topó con Dumbledore y fueron a visitar a quien sería su próximo profesor; Horace Slughorn.

Ahora se encontraba en el expreso de Hogwarts junto a Ron y Hermione, aunque la verdad no les prestaba mucha atención pues sus pensamientos divagaban en qué pronto volvería a ver a Severus y tendría que actuar como si nunca hubiera pasado nada entre ellos, también tendría que soportar la indiferencia de Snape y que este lo ignorara completamente. Había tratado de superar sus sentimientos hacia Severus durante todos los días de sus vacaciones, pero en las noches era como si Snape estuviera ahí; sentía cómo invadía su mente y hasta lograba percibir su olor... así que la idea de olvidarlo era imposible.

Cuando por fin llegaron al castillo y después de la ceremonia de selección, los alumnos se enteraron que el profesor Slughorn sería quien impartiría la clase de pociones dejando a Snape en el puesto de Defensa contra las artes oscuras, eso fue un golpe para Harry, pues pensaba que este año se libraría de tomar clases con Severus por no haber alcanzado la nota que el profesor exigía para continuar con el curso de pociones. Harry no era el único a quien había sorprendido la noticia, casi todo el colegio seguía procesando la noticia, algunos se habían alegrado por librarse de él en pociones y otros no estaban de acuerdo con tener a Snape en la materia favorita de la mayoría.

Los días pasaban y Harry se encontraba el mayor tiempo en el despacho de Dumbledore en sus sesiones con el pensadero para analizar algunos aspectos del pasado de Voldemort. De igual manera, el anciano director le había pedido que se acercara al profesor Slughorn y Harry cumplía todas las órdenes al pie de la letra, provocando que su tiempo libre fuera nulo.
Severus seguía ignorándolo, actuaba como si el joven no existiera y ni siquiera le dirigía miradas, esto lastimaba de manera inexplicable a Potter pues aquello era como puñales clavándose en su alma. Otra cosa que ahora era diferente era que Draco se había alejado de Harry, evitaba su presencia e incluso ignoraba los saludos del pelinegro. Harry realmente se sentía muy triste al respecto, ahora no sólo era extrañar a Severus sino que también a Draco. Los que siempre estaban ahí para él eran Ron, Hermione, Ginny, Luna y Neville, y todo iba bien hasta que después de un partido de Quidditch, Ron besó a Lavander Brown provocando la ruptura de su relación con Hermione y ahora el ambiente entre ellos y quien estuviera cerca se sentía incómodo y pesado.

(...)

Un día, Harry caminaba de noche por los pasillos después de descubrir lo que eran los "Horocruxes", pensaba en lo difícil que sería derrotar a Voldemort y lo imposible que sería encontrarlos todos. Dio vuelta en uno de los pasillos y chocó con cierto hombre.

— A su habitación, Señor Potter— dijo Snape con frialdad y una indiferencia que lastimó a Harry— 10 puntos menos para Gryffindor.

Harry bufó y siguió con su camino, ni siquiera volteó a ver al hombre, camino unos pasos y se detuvo en seco.

— ¿Que le has dicho a Draco?— Harry siguió a Severus y lo encaró— ¿por qué está evitándome?

— No tengo idea de que habla, Señor Potter— Severus le devolvió la mirada retadora— le aconsejo que module su tono de voz.

— Sé que tú tienes algo que ver...— Harry estaba entre el llanto y un fuerte coraje— ¿no te bastó con alejarte?, ¿también tenias que alejar a Draco?

— Yo no tengo nada que ver con sus asuntos, Potter— el profesor acorraló al joven contra una pared, quedando a centímetros de distancia— si tanto le importa el señor Malfoy, debería estar hablando con él y no perdiendo su tiempo conmigo.

— ¿Así será, Severus?— dijo Harry cuando vió al hombre con intenciones de marcharse— ¿nunca pasó nada entre nosotros?, ¿somos unos desconocidos? 

— Es lo mejor, Potter...— la dura mirada de Snape se suavizó y la tristeza invadió su rostro. Dió media vuelta y se marchó. Dejando atrás a un roto Harry Potter.

Severus,controlado por los celos, se dirigía hacia las mazmorras e irrumpió en la habitación de Draco, lo tomó del brazo y lo arrastró hasta la sala común de Slytherin.

— Mierda... ¿que pasa?— Draco aún no podía despertar totalmente.

— Te dije que no podías levantar sospechas, idiota— Severus lo miraba molesto.

— ¿De que hablas, padrino?— dijo Malfoy mientras tallaba sus ojos con el dorso de sus manos.

— ¿Por qué ya no hablas con Harry?

— ¿Por qué?— preguntó Draco cómo si se tratase de algo obvio— ¿tú crees que Harry seguirá considerándome su amigo después de que yo mate a Dumbledore?— Severus permaneció en silencio— ¿Por qué no podemos decirle, padrino? Harry lo entenderá bien, no dirá nada... y si sabe que Dumbledore está al tanto no se interpondrá.

— Le diremos, pero no ahora. Yo juré protegerte y si Harry se entera no podré hacerlo, sólo te pido que tú lo cuides a él...

— Harry no necesita que alguien lo cuide.

— No lo dejes solo, Draco.— pidió Severus casi a suplicas— Harry necesita apoyo emocional y sus estupidos amigos no saben cómo hacerlo y yo no puedo por el momento, sólo te tiene a ti...

Horas después, Dumbledore mandó por Harry, le comentó que había ubicado uno de los horrocruxes en una cueva donde Tom Riddle había traumatizado a dos niños en sus tiempos de orfanato, el anciano director le pidió a Harry que pasase lo que pasase tenía que hacer lo que le pidiera, Harry aceptó y ambos se aparecieron en aquel lugar. Al entrar tuvieron que dar un pago de sangre, después cruzaron a través de una canoa y por fin llegaron a donde se encontraba el horrocrux, Dumbledore tuvo que beber una poción que después Harry tuvo que obligarlo a beber, cuando esta tortura terminó, un guardapelo apareció al fondo del recipiente. Otro tropiezo fueron los inferi y el tener que luchar contra ellos, se llevaron un tiempo pero al final lograron salir y regresaron a Hogwarts. Aparecieron en la torre de astronomía y Albus le pidió al joven que buscara a Severus, antes de que Harry se marchara se escucharon pasos acercándose y la orden cambió a qué se escondiera. El joven bajó las escaleras y se ocultó.

Fenrir Greyback junto con otros mortifagos arribaron a donde Dumbledore se encontraba, apuntaron al anciano con sus varitas y cuando Harry estaba tentado a subir una mano en su hombro lo detuvo, atrás de él estaban Severus y Draco quienes le hicieron señas indicándole que guardara silencio. El rubio fue el primero en subir y Severus no perdió la oportunidad de abrazar a Harry.

— Algún día lo entenderás— susurró el hombre en su oído, plantó un beso en su mejilla y se marchó siguiendo a Draco.

Lo qué pasó después dejó en shock a Harry; Draco desarmó a Dumbledore y notaba cómo la varita del rubio temblaba cuando los mortifagos le pedían matarlo, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos y una voz interrumpió la escena; Severus Snape aprecia detrás de Draco, el hombre alzó su varita en dirección a Dumbledore y el anciano le dedicó una mirada que Harry no supo interpretar.

— Avada Kedavra— se escuchó decir a Snape con voz ronca. Un rayo verde golpeó a Dumbledore haciendo que este muriera al instante y su cuerpo cayera desde lo más alto del castillo.

Los mortifagos comenzaron a festejar y se marcharon de ahí, Draco y Severus se fueron con ellos. Harry no podía creer lo que acababa de ocurrir, la muerte del director era bastante dura para él y por cómo habían actuado Draco y Snape, sabía que algo se traían entre manos pero aún así no podía evitar que el coraje se apoderara de él y los siguió para encararlos... jamás los encontró.

El secreto de las mazmorras. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora